La situación actual de desarrollo tecnológico que vivimos después de la revolución industrial y el estilo de vida que llevamos nos imponen ciertas formas de consumir que siempre van en contra tanto de nuestra salud como la de la que nos rodean y del medio ambiente en particular. El planeta es nuestro hogar y por lo tanto nuestra responsabilidad moral. El respeto a la vida y básicamente a la dignidad humana debe ser tomado como ley inspiradora en un progreso sostenible, económico y social. La crisis ambiental, la pobreza y la falta de paz a nivel global son síntomas de que el planeta está enfermo y de que necesitamos profundizar sobre el tema de ética ambiental. Es urgente encontrar un equilibrio entre las necesidades humanas, la equidad social, la integridad del medio ambiente con el fin de usar nuestros recursos de una manera adecuada.
En 1968 Raquel Carson comenzaba una revolución en el pensamiento, quizá una de las de mayor peso en la actualidad. En su libro “La primavera silenciosa” acusaba del deterioro ambiental al poder ilimitado del ser humano. Surgieron entonces con gran fuerza grupos ecologistas que adoptaron un pensamiento que responde al nombre de ”ecología profunda” o Deep Ecology descrito por primera vez por Arme Naess en un artículo publicado por la revista Inquiry y titulado “The Shallow and the Deep, Long Range Ecology Movement”. Este es un resumen de los 8 principios que proponía este movimiento (Naess 1984):
1. La vida de los seres no humanos es un valor en sí.
2. La riqueza y la diversidad de estas formas de vida son también valores en sí.
3. Los seres humanos no pueden intervenir de manera destructiva en la vida.
4. La intervención humana actual es eminentemente excesiva.
5. Las reglas de juego deben ser radicalmente modificadas.
6. Esta modificación radical debe hacerse tanto a nivel de las estructuras económicas como de las estructuras ideológicas y culturales.
7. A nivel ideológico, el cambio principal consiste en apreciar más la calidad de la vida que el goce de los bienes materiales.
8. Las personas que acepten estos principios tienen la obligación de contribuir, directa o indirectamente a la realización de los cambios fundamentales que aquellos implican.
En general “Deep Ecology” es una especie de doctrina filosófica que han adoptado varios grupos ecologistas con el fin de despertar conciencia y lograr cambios en las personas desde su actitud interior, motivando a través de campañas de sensibilización sobre la necesidad de reforestar, proteger las especies en vías de extinción, etc. Para ampliar:
http://www.enbuenasmanos.com/articulos/muestra.asp?art=974
http://personaybioetica.unisabana.edu.co/index.php/personaybioetica/article/viewArticle/866/1638