Ella y toda su tecnoparanoia.
Las soledades compartidas, los sentimientos efímeros, la inmadurez emocional y el desamor. Él se enamoró de su sistema operativo. ‘Her’ es una aproximación a ese pasado mañana, al futuro cercano.
Las relaciones interpersonales del siglo XXI están rodeadas de un ‘amor líquido’ porque tal como lo señala Zygmunt Bauman, las sociedades modernas están inmersas en el mundo líquido. Las pantallas, los dispositivos móviles, Internet, el todo de una sociedad informática que nos abraza a través de plataformas web y redes sociales, donde allí la comunicación es más cercana, pero en la realidad tangible es distante, fría.
Cuando vi ‘Her’ sentí miedo. Ese es el futuro que nos espera. Es una simple y directa apología sobre las emociones más profundas del ser humano en un contexto social donde las relaciones físicas solo toman fuerza en el mundo virtual y a través de sistemas operativos inteligentes, que recopilan millones de datos en el ciberespacio sobre el ‘amado’ y su realidad, al punto de querer sentir, vivir y hacer parte de ese mundo físico.
Theodore (Joaquin Phoenix) es un hombre sensible con el corazón roto, sumergido en el aislamiento y el desgano, como consecuencia de haberse separado. Su vida toma un giro diferente cuando termina enamorándose de su sistema operativo, ‘Samantha’, el cual por defecto puede autodenominarse mujer u hombre según las necesidades del usuario.
Aquí el cuento no es la historia de amor entre un sujeto y un objeto, sino lo que surge a raíz de ello: emociones y sentimientos reales por parte del protagonista, quien por evitar las soledades, el aislamiento y el dolor, termina refugiando su día a día, su rutina, sus salidas, en un ‘algo’, en un ‘eso’.
‘Her’ nos revela por un lado lo que como seres humanos estamos dispuestos a hacer y cómo en últimas nos aferramos a relaciones fantasiosas, irreales, condenadas al fracaso. Pero por el otro, la explosión de un universo inteligente y digital que cobra vida gracias a las propias necesidades de los individuos, las carencias y vacíos que buscan ser llenados o reemplazados con dispositivos perfectamente diseñados, que pueden ‘sentir’, ‘pensar’ y ‘hablar’.
Esta película no está separada de la realidad ni mucho menos desdibujada, toma todos los elementos, incluso los pequeños detalles de la modernidad líquida, que viene acompañada de incertidumbre, miedos y apegos emocionales hacia la tecnología.
Eliana Álvarez Ríos
Directora de Contenidos
Corporación Colombia Digital