Realizar cambios en las empresas en busca de desarrollar un espíritu innovador, que beneficie la productividad y se alcance un nivel de competitividad más grande no es tarea fácil.
Por lo general, las organizaciones tienden a ser muy estructuradas en sus procesos y maneras de operar, en esa medida es común que siempre se desee estandarizar todo, al punto de que ante cualquier situación que se presente, existan estrictos mecanismos bajo los cuales actuar, (lo cual no está mal), es importante tener planes de acción. Sin embargo lo que no es positivo es que todo se vuelva un proceso, incluso para ser creativo o innovador. Y aun cuando suene tan increíble es cierto que sucede, en el afán de controlar, las empresas caen en errores que pueden determinar el resultado de una acción solo por el hecho de no contemplar más opciones que las que ya se conocen.
Y es que la forma en la que actuamos ante ciertas situaciones está determinada por la experiencia que tenemos de cara al hecho, es un proceso o más bien un modelo mental que adquirimos como individuos desde que empezamos a interactuar con el mundo, empezamos a aprender qué hacer cuando algo sucede, y va desde cosas tan elementales como aprender a no meter las manos al fuego porque nos quemaremos, hasta las soluciones que damos a los diversos problemas que afrontamos. Podría decirse que vamos adaptándonos al entorno, tanto así que cuando vuelve a suceder la misma situación automáticamente ya sabemos cómo actuar.
Sin embargo, hay situaciones que pueden presentarse de forma similar a través del tiempo, pero que no necesariamente requieren del mismo tipo de acciones y es allí cuando debemos empezar a tener un cambio en el modelo de pensamiento, generar algo que nos permita evaluar posibles causas y por ende soluciones, un pensamiento menos lineal en el que no todo se haga como dice “el manual”. Cabe aclarar que esto no responde solamente a situaciones relacionadas a un problema o conflicto, sino que también afecta la manera en la que nos comportamos de cara a la creación de nuevas cosas o cómo afrontamos el desarrollo de una idea, una estrategia, etc.
Generar un cambio en el modelo de pensamiento de nuestra organización y específicamente de nuestros colaboradores permite que se abra la mente, lo cual genera la posibilidad de que se visualicen todas las partes de la empresa, los procesos internos y externos, permitiendo que se entienda la interacción que tienen cada una de las áreas y se simplifiquen los problemas. Esto a su vez nos ayudará a encontrar cuáles son las causas por las que se presenta una falla y nos permite desarrollar o en tal caso mejorar los planes de acciones con un enfoque hacia el mejoramiento y la optimización de los procesos y la obtención de las metas.
Esto de la mano de una buena implementación de la TIC al interior de nuestra organización permite que se desarrollen procesos más optimizados y con mejores resultados. Las nuevas tecnologías entendidas más que como programas de computador y dispositivos, pueden ayudar a que existan mejores flujos de comunicación, a que se haga un seguimiento más exhaustivo a las tareas desde que son designadas hasta que llegan a su etapa final, permite que los trabajadores tengan más recursos para abordar una labor sin que los resultados se vean afectados de manera negativa.
Cuando en las organizaciones empezamos a pensar de manera sistémica y a la vez incluimos a las TIC, se abre un amplio abanico de oportunidades para el crecimiento corporativo y la obtención de mejores resultados.
Algunas de las características del pensamiento sistémico son:
1. Se enfoca en la observación de todas las partes de la organización.
2. Todo su proceso es circular no lineal.
3. Se apoya en la participación de todos los integrantes de la organización.
4. Permite retroceder en el tiempo para poder detectar el problema. Esto basado en la información de los integrantes de la organización.
5. Cuando se realiza la identificación del problema y se pone en práctica la solución es importante tener presente que el resultado llevará tiempo.
Y las ventajas que podría tener nuestra organización al aplicar el pensamiento sistémico son:
1. Aprendizaje organizacional el cual fortalecerá las aptitudes y disminuirá las debilidades de la organización y sus miembros generando con esto el arraigo a una visión compartida.
2. Desarrollar una capacidad de aprendizaje con mayor rapidez respecto a los competidores.
3. Generar crecimiento de la organización, mejoramiento de los productos y clientes finales satisfechos.
4. Mejoramiento de la innovación y productividad.
5. Reacción más ágil y efectiva ante el cambio y exigencias del mercado.
Cristhian Herrera
Community Manager
Colombia Digital
*Imagen tomada de Getty Images