Los ambientes de aprendizaje acompañados de proyectos colaborativos como estrategia se pueden plasmar en las mallas curriculares con actividades de diferente índole. Un aula de tecnología se diferencia de los otros ambientes de aprendizaje existentes en los colegios, donde se conforman grupos de trabajo para desarrollar e implementar uno de los proyectos institucionales que abanderan varías áreas a través de la articulación de temáticas y la integración de estudiantes de diferentes grados), rompiendo el paradigma de la pedagogía tradicional y su estructura donde sobresalen: cursos, grados, uniformes y horario de clases. Las herramientas didácticas digitales son variadas ya que son parte de apoyo en el proceso de enseñanza- aprendizaje. Algunas de los recursos son: apreciación de videos, realización de experimentos, construcción de objetos, utilización del computador, investigación en diferentes fuentes, realización de salidas de campo, entre otras.
La propuesta de la pedagogía colaborativa tiene como pilar que se aproveche el mundo – el entorno cercano al estudiante – buscando su interacción con él en una variedad de formas; a fin de que a través de sus vivencias y experiencias significativas se acerque al aprendizaje. En las actividades debe buscarse la integración al proceso de las tecnologías informáticas y de comunicaciones de una manera cotidiana. En este proceso, los estudiantes están viviendo juntos el alcance de sus logros – algunos individuales y otros colectivos – que les permiten la creación de una comunidad de aprendizaje donde se interactúa, colabora, se respeta y se crece en un ambiente total de colaboración e integración de saberes.
En este modelo pedagógico son importantes los proyectos de aula como camino de construcción del conocimiento y la creatividad, ya que los niños y jóvenes se organizan de acuerdo a sus intereses, brindado los espacios físicos y de tiempo que permitan la interacción de los estudiantes asociando los diferentes temas del programa académico; los cuales deben trabajarse de acuerdo a la necesidad para el cumplimiento de su propósito y desarrollo de competencias.
La evolución de estos permite a cada estudiante trabajar a su ritmo y los capacita en la utilización de procesos, habilidades e ideas, en la medida en que lo requieran, teniendo en cuenta que habrá algunos que se lleven menos tiempo y otros más del estipulado en el programa. Además, es importante tener en cuenta que se necesita un espacio muy iluminado, cálido, con una distribución de mesas que facilite el trabajo grupal; valores agregados que no se encuentran en las aulas tradicionales y en otros espacios de muchos de nuestras instituciones educativas.
Por otra parte, es clave que para la implementación de estos proyectos se cuente con el apoyo de un docente o mentor que se encargue de escucharlos y orientarlos en lo que quieren elaborar, sin importar que tanta experticia tenga en uso de TIC o un tema determinado. Pero que sí tenga la capacidad de presentarles la información y brindarles orientación para hallar los tutoriales que los ayuden a crear y diseñar a través de los programas de diseño y animación; u otras herramientas que sirvan para cumplir con lo que se proponen.
Si traemos a la realidad una propuesta del ideal de escuela presentada por Oswaldo Ospina Mejía en el Foro organizado por la Universidad del Norte- Barranquilla, mayo de 2011, es evidente que ese tipo de experiencias significativas son importantes a la hora de construir conocimiento, dejando en evidencia la importancia de imbricar en los procesos educativos, elementos de la pedagogía colaborativa, ‘donde todos dan y todos ponen’. El aprendizaje colaborativo funda sus aspiraciones pedagógicas en ese exacto principio de considerar al aprendizaje como algo que solo puede ocurrir en la interacción social.
Pero esto, infortunadamente, no indica que se mejore en el proceso de cómo se aprende, sino se logra romper el paradigma que lo tradicional no se articula con otras propuestas que permitan que las denominadas habilidades y destrezas del Siglo XXI sean una práctica cotidiana del aula.
Para ello, los programas de formación de maestros cuando de tecnología se trata, no deben estar centrados en actividades, tips o estrategias para la incorporación de esta en el currículo, más bien deben estar orientados en facilitar y acompañar a los docentes a convertirse de nuevo en aprendices, mentores; en últimas, en cómplices creativos.
La escuela debe convertirse en el espacio del aprender y esto no se logra si el modelo no es provocador, retador y ante todo atractivo para el estudiante. Es vital que el espacio de la participación siempre esté abierto, que se permitan desarrollar y llevar a cabo las ideas y por supuesto, que se cuente con los recursos para experimentar.
Finalmente, de esto se trata la educación: permitir a cada uno ser persona, explorar y explotar sus sueños al máximo de sus capacidades; reconocer y potencializar sus talentos, desarrollar destrezas que pueda aplicar en su vida y que como fin último le permita la realización de su proyecto personal de vida… y las TIC pueden ser una ayuda.
*Imágenes tomadas de Getty Images*
Álvaro Rodríguez
Asesor en proyectos de TIC y educación para el desarrollo social
1 comentario
EXCELENTES APORTES PARA LA EDUCACION.