Se ha preguntado, ¿a qué se debe y por qué a lo largo del tiempo para diferentes generaciones permanecen marcas de productos o servicios en su mente o en la de sus padres, familiares o conocidos?
Las compañías que logran situarse en nuestra memoria han ido demostrando por qué siguen allí. Considero que se relaciona con un componente que denominaré ‘olfato estratégico’, que trasladado al escenario corporativo no todos las compañías pueden dominarlo. Sin embargo, las que sí logran percibir el ‘aroma’ de la estrategia y concentran todo su potencial en los cambios y tendencias del mercado, son capaces de adecuar sus productos o servicios a las necesidades de sus consumidores a fin de obtener como resultado el posicionamiento en el medio.
De la misma manera ocurre con un modelo organizacional. Si bien, lo que ayer pudo funcionar, tal vez hoy no, dada la rapidez y versatilidad a la que se enfrentan las prácticas organizacionales, las cuales están orientadas en mantener una recordación en el mercado laboral. Sin embargo es aquí cuando decidimos adherir y estimular el olfato estratégico, mantenernos vigentes, fuertes y sólidos ante la intemperie, creyendo en nuestra capacidad de adaptación. O por el otro extremo están aquellas organizaciones que concentran sus esfuerzos en un modelo lento, tradicional, limitante y poco dinámico ante la adversidad.
¿Cómo estimular y desarrollar ese olfato estratégico?
- Integrar áreas estratégicas (investigación de mercados, planeación, finanzas) en la construcción de proyectos internos de la organización, lo cual muestra mayor eficacia en las acciones a desarrollar involucrando al todo y no una parte de la estructura de la empresa. A su vez genera un movimiento de adentro hacia afuera, despertando un voz a voz, que sin duda incrementará el impacto y el sentido de pertenencia entre los miembros activos de la organización y se mostrará atractivo para quien se encuentra en la competencia.
- Direccionar las estrategias internas a las necesidades reales de su entorno, entendiendo que quizá lo que funcione para una entidad no lo sea para la nuestra; o en el peor de los casos, crean falsas necesidades en el equipo colaborador y por ende, se generen pérdidas tanto en esfuerzos físicos como financieros. Es bueno considerar y conocer las prácticas de otras organizaciones para conocer el hit del momento, pero también es importante entender cuáles se pueden implementar dentro de la organización y cuáles apuntarán a las necesidades de los trabajadores.
A partir de la inclusión de las TIC en los escenarios corporativos es válido comprender la necesidad de un cambio de mentalidad organizacional para adherir nuevos e interesantes retos dentro de estas prácticas. El Teletrabajo es uno de tales cambios, el cual ha llegado para instaurarse en estos nuevos modelos empresariales que busca expandir la visión personal y estratégica de la entidad, integrando nuevamente a ese gran eje de acción: las personas.
A medida que conozca sobre las oportunidades de esta modalidad laboral se dará cuenta que necesitará integrarla a los objetivos de las diferentes áreas sensibles de estrategia, ¿por qué?, le respondo mediante estos interrogantes: ¿desea que su organización esté posicionada en el mercado laboral?, ¿quiere que esta sea reconocida por el desarrollo de buenas por parte del talento humano?, ¿desea participar dentro del ranking de las mejores empresas para trabajar? Lo invito a que una esfuerzos con las otras áreas y visione este modelo más allá de lo que está leyendo en este momento; y al hacerlo, valide y aumente sus argumentos buscando al igual que en la construcción de una estrategia de marca, impactar sobre una necesidad existente de la organización. Y luego cuéntenos, cómo le fue.
Liney Fonseca
Comisión Asesora de Teletrabajo
Alianza MinTIC – Corporación Colombia Digital