Las desgracias de un “ciber-donjuan”

¿Cuántas mujeres han encontrado pareja a través de una red social?, ¿cuántas han intentado hacer parte de páginas como Solosysolas o medianaranja?, ¿cuántas han creído encontrar su único amor gracias a las herramientas de la web?

Si usted hace parte de esa estadística, seguramente me ayudará a caracterizar al homo-sapiens que hoy llamaremos “ciber-donjuan”. Esta especie tiene dentro de sus talentos, extraordinarias habilidades en su prosa verbal y escrita.

En la era digital dejó de impregnar aromas en sus cartas de amor, para envolverte en el mágico mundo de la poesía; no envía saludos con los amigos, familiares o vecinos, tampoco te espera en la salida de la universidad o del trabajo, su táctica actual es estar siempre presente a través de las redes sociales, de esta manera te demuestra cuán importante eres en su mundo y vida digital.

El “ciber-donjuan” puede llegar al punto de absorberte en tu cotidianidad. A él le inviertes tiempo dando respuestas a mensajes que te llegan por WhatsApp, Google Talk, Faceebook y hasta Skype. Durante los primeros días te cautiva con los mensajes que llegan a primera hora de la mañana, párrafos de poesía, tarjetas virtuales, links de canciones y demás ‘regalitos oline’.

Si eres parte de esa lista, ¿tu historia ha tenido un final feliz?, ¿puedes afirmar que el “ciber-donjuan” es la moderna personificación de aquel romántico de grandes historias de amor? Pues bien, a continuación les narraré solo por prevención la experiencia de Carmenza, una joven que creyó en un idílico romance mediado por las TIC, que se frustró para su beneficio, por un descuido de su interlocutor.

El “Juan” de esta historia, se confió y se descuidó. Tenía varias candidatas a las que cortejaba empleando las mismas frases, las mismas canciones y los mismos «ciber-regalos», solo que las personalizaba con adjetivos como “conejita”, “reina”, “princesa”, “cielo”, etc. Hasta aquí, no hay lío, cualquiera de esas palabras pueden aplicar para la doncella en cuestión.

El error del “donjuan” radicó en una acción que en la era digital ya es un acto de reflejo: “copiar y pegar”. El ‘pequeño’ detalle  lo ejecutó en la ventana equivocada y con el nombre real de la señorita, quien no se llamaba Carmenza, sino Margarita, con quien mal logró una breve historia de amor que inició y no contó con un final feliz.

De esta historia le dejo algunos aprendizajes:

• Si al leer este texto eres el caballero, no trates de ser listo ahorrando palabras, regalos y canciones virtuales; o por lo menos, se cuidadoso al momento de pegar los textos, identificando bien la ventana de la doncella a quien le quieres dejar el mensaje. Haz uso de tu creatividad y si tienes tanta suerte con  varias conquistas al mismo tiempo, varía de herramientas o invierte un poco de tiempo evitando hacer lo mismo con varias mujeres a la vez.

• Si en el caso opuesto eres la señorita, intenta estar un poco más atenta a las manifestaciones de amor de aquellos que se manifiestan solo por estos “cibermedios”. Logra tener un trato diferencial en la etapa de conquista; no le hagas el camino fácil a aquellos que ahorran hasta tiempo pegando en tu ventana lo mismo que le escriben a cuanta Margarita encuentran; o de otro modo, a la variedad de flores de su extenso jardín.

 

María Eugenia Vallejo
Coordinadora Proyecto Telefónica
Corporación Colombia Digital

 

 

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