¿Lo notamos? Las TIC en la vida cotidiana

Recientemente, leía un comentario que hacían en Facebook sobre el uso de los Blackberry. Quien lo escribía afirmaba que en el ingreso a los restaurantes, cines, entre otros espacios de entretenimiento colectivo, deberían crear una clausula estipulando que al ingreso se realizaría un decomiso del teléfono, esto con el objetivo de favorecer el real encuentro entre los asistentes, dado que, la llegada de mensajes constantemente genera –desde esta perspectiva- una fractura en la comunicación y por lo tanto, estropea el encuentro que se pretende, al concurrir a dichos espacios.

 

Independientemente de la aprobación o desaprobación que yo pueda expresar con la propuesta que circula en redes sociales, esta iniciativa me generó un cuestionamiento profundo. La cuestión es que asistimos a una serie de mutaciones en la forma de comunicarnos gracias a la introducción de la tecnología; razón por la cual, las relaciones interpersonales han debido sufrir cambios, ya que en un gran porcentaje estar con otra persona (amigo, colega, familiar, pareja) implica comunicarse.

Sobre este y otros asuntos de la vida social contemporánea el antropólogo francés Marc Auge, ha generado una serie de reflexiones que a mi parecer, vienen al caso sobre las relaciones interpersonales. En 1992 el francés se dio a la tarea de definir nuestra época, caracterizándola como la ‘Sobremodernidad’, por el exceso que la define, haciendo énfasis en tres transformaciones.

Por un lado, la transformación en la concepción del tiempo y la superabundancia de acontecimientos que están vinculadas al exceso de información que recibimos día a día, gracias a los avances tecnológicos. Si en el siglo XVI el Cronista de Indias esperaba aproximadamente dos años para que su mensaje atravesara el Atlántico, actualmente, cada uno de nosotros tiene la posibilidad de enterarse en el mismo instante de cualquier acontecimiento en los más diversos espacios del mundo y de comunicar de forma inmediata lo que sucede. Esta rapidez en la comunicación ha generado mutaciones en la idea de tiempo. Un ejemplo de esta superabundancia de contenidos es el debate que se generó hace algunos meses sobre el doble chek de Whatsapp, parece que instantáneo no es suficiente ahora.

Para Auge también hay una transformación en la concepción del espacio, él lo llama “achicamiento del mundo” ya que por los avances tecnológicos (a diferencia de muchas generaciones que nos precedieron) tenemos la plena seguridad de las dimensiones del mundo y en la vertiginosa aceleración de los medios de transporte se han construido referentes del espacio como un pequeño escenario por recorrer. Esto, incide en la proliferación de los “no-lugares”, es decir, espacios en los que los grupos humanos no desarrollan territorialidades como estaciones del transporte público, aeropuertos, caminos, etc.

La tercera esfera de transformación es la idea del individuo que hemos construido, ligado a este tiempo súper-habitado de información y acontecimientos; y a este pequeño y concurrido espacio que a su vez, es escurridizo en la construcción de vínculos humanos. El individuo que somos está tan estimulado que ha perdido su horizonte colectivo, cegado por el ego y el vértigo, atrapado en un presente permanente.

Desde esta perspectiva interpretativa es más factible acercase a la comprensión sobre los actos que realizamos día a día. Por ejemplo, la confesión de algunas personas antes de salir de su cama al despertarse, lo primero que hacen es revisar su celular y conectarse con el mundo virtual.

Lo único que yo puedo decir, con plena seguridad, es que vivimos en la tiranía de lo instantáneo, de lo simultáneo, de lo disperso, de la sobredosis de información y de la conexión con un mundo virtual que ha trastocado irremediablemente nuestros encuentros con el otro, frente a frente.

 

 

 

Gloria Naranjo Q.
Licenciada en Educación Básica
Énfasis en Ciencias Sociales
Corporación Colombia Digital

 

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