El pasado viernes 5 de marzo aproximadamente a eso de las 8:00 a.m. en medio del primer café de la mañana decidí decirle adiós a Facebook. Esta decisión no premeditada e impulsiva, lejos por supuesto de ser un acto original, le ha devuelto minutos a mis días, productividad a mi trabajo, me ha permitido mañanas más tranquilas, me ha quitado cosas por hacer y ha desatado las más maravillosas conversaciones con quienes se sorprenden e indignan ante lo que se considera hoy en día un acto de suicidio social.
No falta el inquisidor defensor del gigante de las redes sociales que pregunta con sarcasmo cómo voy a hacer para enterarme ahora de los eventos que organizan los miembros de la red, o cómo me voy a acordar de los cumpleaños, o cómo voy a mantener el contacto con gente que nunca veo y que gracias a la red esta al alcance de un clic, de un breve mensaje (vacío por lo general) que nos mantiene en “contacto”.
Pues debo responder con el mismo tono de quienes me cuestionan que prefiero perderme de las fiestas, no hablar con 400 personas de las cuales seguramente ni el 10% son mis verdaderos amigos, y dejar de mandar mensajes que no dicen nada y que parecen plantillas sacadas de un manual de cómo escribir en Facebook según tarjetas Timoteo.
Después de haber gastado interminables horas navegando por las fotos de desconocidos o mandando eternas cadenas de mensajes jeroglíficos que finalmente eran chistes internos que nadie entendía salvo unos pocos pero que todos veían, entendí que decir adiós a Facebook fue una afirmación de mi libertad y me emociona pensar que he salvado tiempo futuro para participar de otros espacios de la red que considero mucho más enriquecedores en lo personal.
Escojo mantenerme permanentemente informada de los eventos del mundo y el país, de saber que están pensando lo líderes de opinión, los blogeros y mis colegas. Escojo la música y las emisoras en línea, a Flickr y a Youtube, los periódicos y las revistas online.
No quiero hacer parte de grupos en contra de nada ni a favor de nadie, no quiero reclamar intimidad cuando a la luz del mundo dejo que otros comenten sobre mi vida, ni quiero comentar sobre la vida de otros para que los demás lo vean.
Lo mejor de todo es que cuando la gente se entera que ya no estoy en Facebook me preguntan qué paso o mas bien qué me pasó, si tuve un problema, si me hicieron lo que mi papá llama una marranada, si por error llegue a una foto comprometedora de mi novio con otra, o si pusieron una foto mía borracha en una fiesta de la oficina. Pués ninguna de las anteriores para el que le interese saberlo, simplemente me aburrí y encontré que hay mejores usos de mi tiempo y de la Web lejos de nuestro amigo Facebook.
Imagen tomada del enlace:
http://www.twrtoday.com/images/IHateFacebook.png
Laura Ángel
Asesora de la CCD
Corporación Colombia Digital
lauraangel@colombiadigital.net
www.colombiadigital.net
3 comentarios
Estoy de acuerdo con usted Facebook es un sitio que para lo unico que sirve es para meter la gente en problemas es un sitio chismoso,donde todo el mundo se entera de las babosadas que hacen cosas personales e intimas salen a relucir por este medio
Hola Laura,
Pasaba por aca. Solo quiero saludarte y desearte un feliz Dia.
Un fuerte abrazo,
Muchos saludos y gracias por tu infinita presencia.
Jesus Fernando
esto lo que muestra es que te volviste vieja…Y eso está muy bien…lo que es de jovenes y para jovenes es de nosotros y para nosotros…los jurásicos que lean los perídicos y escuchen radio santa fe on line…ah…y radio recuerdo…que estoy seguro te gusta más que facebook…