Aún, muchos de los colombianos no tienen claridad o están rodeados de dudas con respecto al tema de la reforma a la Ley 30, y no es por desinterés de los ciudadanos, sino porque al parecer siempre se tiene una de las versiones de la discusión.
Las marchas de las universidades públicas no constituyen una novedad para las grandes urbes de este país, donde la mayoría de peatones y conductores están cansados de tanta protesta y no le encuentran sentido ver a jóvenes y adolescentes tirando piedras y enfrentándose a los SMAD. Esta campaña de deslegitimación del movimiento estudiantil ha ocasionado durante años que las acciones de unos pocos señale a todos los estudiantes como ‘mamertos’ que fomentan el desorden o semilleros de insurgencia, sino no tendría tanta vigencia que en todos los perfiles post mortem de Alfonso Cano se resalte su paso como estudiante de Antropología y Sociología de la Universidad Nacional de Colombia.
Tengo que confesar que cuando estuve en la Universidad pública no hallaba sentido en que los estudiantes lanzaran papas bombas y pintaran con grafitis las paredes de las facultades. En esa época solo vi unos pocos intentos de llevar la discusión a otro contexto y fue el entorno legítimo, donde los estudiantes no éramos delincuentes, en cambio sí teníamos rostro y representatividad, no por querer protagonizar sino por darse a la pelea de discutir con las instituciones un tema tan importante como la educación de este país.
Recuerdo que en ese entonces nació una iniciativa llamada el ‘Yoquieroestudiar’, que en las épocas de paro estudiantil, buscaban desmontar el cese de actividades que disipaba la discusión y aumentaba la indiferencia del estudiantado frente a la protesta, esta iniciativa no tuvo muchos adeptos; aunque existió una página en la cual se publicaban las iniciativas, los puntos de discusión y algunos foros para que los estudiantes participaran, pero en realidad el esfuerzo no logró expandirse más allá de la Universidad Nacional.
Pero ahora, como todos sabemos, desde hace algunos meses nació la Mesa Amplia Nacional Estudiantil, MANE, la cual empezó a tener representatividad en los medios de comunicación y en las redes sociales, a propósito de la oposición a la reforma de la Ley 30 de educación, donde la inyección de capital no va a la oferta sino a la demanda, es decir no significa mejores universidades públicas sino más créditos a estudiantes en un país donde la oferta laboral a los profesionales es precaria y en condiciones de contratación flexibles.
Esta Mesa Amplia se constituyó como una reinvención del movimiento social estudiantil en Colombia y de alcance nacional, que a través de las redes sociales como Facebook, Twiter, el correo electrónico, el blog de la MANE, entre otros lograron desarrollar la articulación de los grupos estudiantiles de diversas ciudades del país, para lograr organizarse en marchas pacíficas y actuar conjuntamente y sincronizados, a fin de ser visibles no como vándalos sino como lo que son, ciudadanos construyendo país. Todo lo que ha sucedido en las últimas semanas en las cuales su interlocución con el gobierno central ha sido propositiva y franca demuestra que el uso de los canales de comunicación como las TIC es una de las herramientas más eficaces a la hora de organizar, comunicar, visibilizar y gestionar los movimientos sociales en el mundo. Esta alternativa del mundo globalizado nos permite en segundos estar conectados, así como encontrar esos grupos de interés, conocer iniciativas similares en otros países y crear redes más allá de las fronteras.
Es interesante ver como en los perfiles del Facebook los álbumes se llenaban de fotos de marchas, pancartas, de besos y abrazos a los SMAD; ver como en los muros se publicaban vídeos de Youtube, arengas y hasta un juego en Internet. Esto y mucho más, abrieron la puerta a la opinión pública para interesarse por una discusión que parecía exclusiva de los estudiantes y las directivas del Alma Mater, de esta manera la presión ejercida al gobierno nacional para tumbar la reforma ha surtido sus primeros frutos, ahora sólo nos queda que la construcción conjunta y participativa permita que Colombia invierta más en EDUCACIÓN y mucho menos en la GUERRA.
Para más información:
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Vídeo de actores colombianos que se oponen a la Ley 30
Juego ‘pachito el electrocutador’
Lina Santamaría
Asesora
Corporación Colombia Digital