La dialéctica del siglo XXI se da entre ventanas de ‘Error 404’ y nosotros.
“Ahora sé qué es un ‘verdi’ y todo gracias al Kinect”, con total desparpajo alguien de la oficina pronunció la frase, todos la entendimos, en apariencia a nadie le despertó mayor interés el tema, ni tampoco nadie cuestionó el método de aprendizaje.
Los jugadores de golf tienen claro qué es un ‘birdie’; los jugadores de golf en videoconsolas también (aun cuando no tengan claro cómo se escribe), y la mayoría de ellos lo aprendió frente a una pantalla y no parado en un campo de dieciocho hoyos.
¡Qué la tecnología enseña es innegable! El simple hecho de tener que aprender cuál es la diferencia entre un smartphone y una tableta ya constituye conocimiento. Poder identificar la causa de un problema en un dispositivo y atinar a solucionarlo también es prueba de que hemos apropiado ciertos conceptos a través de la práctica.
La historia de las escuelas está atada a los debates entre los filósofos griegos y sus aprendices. Generar conocimiento a partir de la conversación es parte del método socrático conocido como dialéctica, y hoy sigue teniendo validez aunque la conversación ahora incluye mensajes de texto y pantallas de por medio.
De la Edad Media viene el “@” hoy tan popular, antes usado para señalar los destinatarios de cartas oficiales, hoy indicando algo similar. Los ciudadanos digitales del siglo XX y XXI no tuvimos que aprender la historia del signo, simplemente aprendimos a usarlo y ahora, con total seguridad, podemos dar una respuesta a su significado en medio de una dirección de correo electrónico.
Es tiempo del e-learning, el teletrabajo y las redes sociales, pero si se tratara simplemente de ‘aprender algo’ con las TIC, el simple hecho de usar un teléfono ya constituye prueba de aprendizaje. Incluso el juego resulta ser uno de los mejores aliados en el proceso de aprendizaje, que si bien a veces llega porque simplemente se está tratando de encontrar la forma adecuada de lanzar un pájaro para atacar una fortaleza de cerdos verdes, en otros casos viene cargado de técnicas y estrategias, como en los deportes virtuales.
Los juegos serios son el resultado de la combinación entre tecnologías para el entretenimiento y oportunidades de enseñanza. Ganando reconocimiento paso a paso, los juegos serios están apareciendo en las primeras posiciones de los rankings de compra o descarga gratuita de las principales tiendas de aplicaciones (caso de DragonBox, juego para aprender álgebra elegido como el mejor de 2013 por el IMGA, que en Colombia ya se ubica entre los primeros cinco juegos más descargados).
Sean serios o no, los juegos siempre enseñan, bien sea el principio de competencia o de solidaridad, fortalecen la lógica y la memoria, aumentan la capacidad de concentración y además divierten.
Algunos hoy saben qué es un ‘birdie’, otros ya saben que además existen los juegos serios como prueba de que las tecnologías sí enseñan algo, inclusive mientras se lucha por ganar un partido.
*Imagen tomada de Getty Images
Adriana Molano Rojas
Comunicadora Social – Especializada en Gestión Cultural
Corporación Colombia Digital