La moda ahora es que la gente ande en restaurantes, cafés, centros comerciales y demás lugares con la cabeza enterrada en el teléfono celular.
Los veo de regreso a casa, cuando voy camino a la oficina, mientras hago las compras, en cualquier lugar, ahí siempre habrá al menos más de 20 personas haciendo lo mismo: concentradas en su dispositivo móvil. Es la fiebre de la digitalización, es la época.
La gente tiende a culpar a Internet y a las nuevas herramientas tecnológicas del ensimismamiento que vivimos a diario frente a las redes sociales y a la misma convergencia digital. Los abuelos dicen que los parques y las calles están vacíos porque ahora los «pelaítos» prefieren estar jugando en frente de una consola o en un computador todo el resto de la tarde, que salir a tomar aire fresco.
Cuántas veces he escuchado las historias de las amigas de mis primas, que cuando se van de paseo a la finca, los hijos necesitan del televisor y el dispositivo móvil para distraerse, porque sino «van es aburrirse sin nada qué hacer». ¿Es esto cierto?
Además del hermoso paisaje de campo, de levantarse temprano para montar a caballo, caminar hasta el río u ordeñar a las vacas…A qué va uno a la finca, si no es a desconectarse de la cotidianidad y del ajetreo de la ciudad. Bueno, es que yo soy de otra generación y eso es lo que haría.
El tema de la cibercultura y de las nuevas tendencias de la Red han provocado en los niños y adolescentes esa necesidad de estar conectados todo el tiempo a Internet. Sin embargo, aquí la tarea titanica es de los padres de familia, quienes deben enseñarles que si bien la tecnología está para suplir ciertas tareas y necesidades, no es indispensable ni necesaria para vivir. También se puede estar sin ella y no morirse.
Porque es que las tecnologías están para revolucionar al mundo en todas sus áreas e indiscutiblemente durante el último siglo ya pareciera ser inherente a nuestra realidad, pero hasta ahora no es todo lo que tenemos ni todo lo que necesitamos.
Eliana Álvarez Ríos
Coordinadora de contenidos
Corporación Colombia Digital