Anticelular

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Los celulares, no puedo negarlo, son un gran invento, muy útil en muchas oportunidades. Son muchas sus ventajas pero pese a ellas tengo claro que esa herramienta útil, tiende a convertirse en tirano. Anteriormente se cumplía un horario de trabajo, al final de la tarde uno se iba para la casa y podía descansar con mediana tranquilidad. Ahora por cuenta del celular todos parecemos médicos, siempre en guardia, listos para atender las miles de emergencias que llegan al celular. Los jefes adquirieron el derecho a llamar a cualquier hora, incluso se oyen reclamos de este tipo “Llamé a la 1 de la mañana y su celular estaba apagado, acostúmbrese a mantener el equipo prendido”. Se perdieron los derechos a almorzar, a comer (cenar) e incluso a pasear en paz.

Antes de la era del celular, uno salía a almorzar y los problemas podían esperar hasta que uno regresaba a la oficina, ahora se pasan los bocados entre llamada y llamada. Igual pasa con las reuniones, antes uno iba atendía la reunión, se concentraba plenamente en ella y regresaba a la oficina a atender el día a día y los problemas de turno, ahora toca trabajar desde la reunión, enviar SMS y, además atender los problemas domésticos, familiares, las penas de amor de los amigos y algún personaje intenso que está convencido de que la forma de solucionar algún problema es llamarlo a uno 8 o 10 veces al día.

Por cuenta del celular todo se ha vuelto urgente, nada puede esperar, simplemente si uno llama a alguien y no está disponible en la oficina, inmediatamente hay que marcarle al celular para hacer la consulta urgente, consulta que obviamente podría aguantar unas horas mientras uno regresa a trabajar, es más podría aguantar días incluso, pero gracias al celular y la obligación de estar disponible las 24 horas por el hecho de tener uno se esos aparatos, toca interrumpir cualquier actividad para atender lo que sea.

El otro día se me quedó el celular y no puedo negar que la experiencia de pasar un día sin él fue buenísima, almorcé sin estar pendiente de la hora en que “mi cartera empezaba a sonar” simplemente me senté saboreé la comida con  absoluta tranquilidad de saber que no iba a ser interrumpida y en general realicé mi actividades diarias sin la presión de ese pequeño aparato que aunque uno no lo note siempre está presente.

Estoy tentada a iniciar una campaña en contra del estrés del celular. Si todos sabemos que a “una casa decente no se llama a altas horas de la noche”, porqué no aplicamos esa misma política al celular y muchas otras prácticas de convivencia que aún funcionan.

–  Si la llamada es de negocios favor llamar en horario de oficina.

–  Si la llamada es social tratar de no llamar en horario de oficina.

–  Si es para pedirnos que hagamos un mandado, tratar de ser previsivos y pedirlo desde el día anterior.

–  Si no le contestan no insistir desesperadamente

Esta última es de las más importantes, si uno llama a una oficina y le dicen que fulanito no está, se deja un mensaje y en algunos casos se intenta llamar más tarde. Con el celular no es así, si la persona no contesta se debe insistir e insistir y dejar mensajes en cada intento y para hacer más patética esta situación, cuando la persona finalmente responda la llamada decirle que lo estaba buscando urgentemente para preguntarle si había recibido el mail que le envió, mail que obviamente no contiene un tema de vida o muerte.

En conclusión, sería bueno que empezáramos a escribir y aplicar un manual de convivencia para el bueno uso del celular (se reciben aportes).

María Beatriz Jaimes Acevedo

Asesora jurídica – Programa Conexión Total

Corporación Colombia Digital

beatrizjaimes@colombiadigital.net

www.colombiadigital.net

Comentarios

2 comentarios

  1. Lo del manual esta interesante; pero cuando vayas a almorzar, a dormir apagas el celular y le colocar alarma para encenderlo que ella suena así este apagado, así podrá disfrutar el almuerzo y tener un descanso placentero, hay que hacerles entender que esos horarios no se atiende

    • alpha betha el 26 febrero, 2011 a las 0:39
    • Responder

    Bien por el manual de convivencia para el buen uso del celular!!
    En conciertos, misas, conferencias resulta muy incomodo, interrumpir con el timbre cada vez mas variado de los celulares.

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