Hace algún tiempo, con otros libros no menos importantes, pensaba en cómo entender a un escritor a partir de su último trabajo, es decir, en el ocaso de su carrera, cuando todo parece haber sido dicho, escrito y pensado.
Naturalmente resulta complicado, pero la posibilidad de acercarnos al mundo literario no tiene un orden predefinido, por fortuna, más allá de las discusiones que esto conlleve.
La carrera de un escritor tiene momentos importantes. picos altos y bajos. Es a partir de la publicación de sus propios títulos, de las vivencias, tragedias, éxitos y el mismo retiro cuando afloran esas marcas.
Ocurrieron tres cosas importantes en los últimos meses que dan color a estas ideas.
La primera: la entrega del Nobel de Literatura 2013 a Alice Munro, una canadiense entrada en años (83 para ser exactos), quien publicó al menos una docena de libros, la mayoría de ellos recopilación de relatos cortos.
La segunda semilla de este planteamiento es el hecho de que hubiese anunciado meses antes de recibir el premio, que no escribiría más, «Mi vida querida es mi último libro», dijo Munro.
La tercera situación nace a partir del monocromo comercial que tuvo la noticia. Decenas de libros blancos, generalmente con una mujer en la portada, adornaron las librerías. Muchos salieron en busca de las letras de esta señora. Cómo no, si un Nobel debe ser bueno, por qué no adquirirlo.
Yo fui uno de quienes pensó así.
Cuando Munro dijo «No escribo más», en Canadá hubo lágrimas, en Colombia apenas algunos sabían quien era esta dama. Lo cierto es que la escritora canadiense dejó en la retina como prueba final de su talento ‘Mi vida querida’, su hijo menor, un trabajo literario (en parte autobiográfico) compuesto por diez relatos cortos, como es su característica habitual, y otros cuatro de tinte autobiográfico, a modo de despedida. No obstante, era una carrera a la que le faltaba algo…
Fue con el silencio de una noche fría como testigo cuando su hija la despertó para informarle que la academia le había concedido el Nobel. Es entonces cuando ese punto se convierte en muchos puntos, y su obra obtuvo el eco que hoy nos permite estar ante su creación en total esplendor. Empero, la decisión ya estaba tomada. Hay Nobel, pero no más libros.
El mundo literario de Alice Munro es una exaltación a la vida cotidiana de millones de mujeres de nuestro tiempo. Con sus indecisiones, sus tragedias, derrotas, llantos y victorias…
Este libro en particular permite encantarnos con las letras de una escritora madura, despojada de artilugios, o tramas ambiguas, de una manera sencilla, sin que por ella pierda su elegancia, no lleva paso a paso por una senda de encanto literario.
Algunos relatos parecen decir simplemente adiós. Estuve aquí, de paso como todos, y esta es la vida que tuve y estos son los recuerdos que me quedan. Es en realidad conmovedor abordar las páginas con el sentimiento de conocer que ese alguien no volverá… Es entonces cuando entendemos que los libros también tienen alma.
Hola y adiós, Alice.