Si una palabra sintetizara el más reciente libro del científico Stephen Hawking: esa sería ‘optimista’.
El optimismo es una cualidad que le sobra a ‘Breve historia de mi vida’. Podría sonar paradójico si tenemos en cuenta la enfermedad que padece Hawking desde hace varios años, caracterizada por una notoria debilidad muscular, dificultad de la coordinación, parálisis del tronco y espasmos, entre otras manifestaciones, pero es ahí, precisamente, donde más valor guarda este breve título.
Sin embargo, no se trata de un compendio lastimero sobre su condición, ni tampoco un desborde de autocompasión o un libro de autoayuda, es todo lo contrario, es una pequeña oportunidad, sin fórmulas, sin números, sin varitas mágicas, de entender el potencial que guarda un individuo cuando vence sus barreras. Todos tenemos barreras, algunos en mayor o menor medida. Quizá las de este hombre sean evidentes y mediáticas, pero no por ello menos dramáticas.
Hawking permite que sus lectores nos involucremos durante algunos minutos en su intimidad. Dialoguemos con sus mujeres, nos pongamos en el papel de hijos suyos y desde luego abre la posibilidad de jugar a ser científicos.
Si bien, títulos anteriores, como El gran diseño, ya buscaban esa cercanía con lectores de todo tipo, es decir no solamente aquellos que tenían un interés científico, este libro es vida. Es una invitación a luchar por vivir.
Quizás haya suficiente información en uno y otro lado que permita entender un poco mejor la obra y vida de este personaje, nacido en Oxford hace 72 años. De hecho, no es un secreto que sus limitaciones no han sido impedimento para que haya escrito siete libros, a un ritmo de tres palabras por minuto, que es lo que permite el sistema que utiliza en su silla de ruedas, dotado de un sintetizador adaptado a un ordenador. Tres palabras por minuto, siete libros. Parecen datos absurdos, pero son reales. Aun así, este libro guarda preciosos detalles.
Hawking ha vivido 50 años con ELA (Esclerosois Lateral Amiotròfica), desde los 21 años fue diagnosticado, y desde entonces no ha hecho otra cosa que vivir cada día como si fuera el último.
En cuánto a su carrera científica, solo faltaría el Nobel, pero como él mismo asegura «… he ganado un premio aun mas valioso, el premio de Física Fundamental», esta distincion fue gracias a su trabajo de la emisión cuántica desde los agujeros negros.
En siete oportunidades estuvo en la Unión Sovietica, ha visitado Japón seis veces, en China otras cuantas, ha estado en un submarino, en gravedad cero y como si fuera poco tiene una reserva para viajar al espacio.
«Soy feliz y he aportado algo a nuestra comprensión del Universo». así cierra este trozo de vida stephen Hawking, a quien quizás le queden otros años de cálculos.
Estudios recientes han permitido que la ciencia avance de manera importante en procura de un tratamiento definitivo contra el ELA. Estaremos ante otra victoria de Hawking, vencer a un enemigo con el que ha visto cara medio siglo. Solo la lectura del tiempo lo dirá.