Por casualidad vi la recomendación de este libro en alguna revista de actualidad y le seguí la corriente al anuncio. No solo me gustó el libro, sino que me encaminó a futuras lecturas que ya iré seleccionando. Puede ser que haya sido la sencillez de su prosa lo que me cautivó. No sé, me pasa con los autores japoneses, me transmiten toneladas de nostalgia (Murakami, especialmente). Hiromi Kawakami no se quedo atrás. Nostalgia. Aunque no haya tragedia en su obra, sí hay una pausa en ese espejo interior roto. No eran más que un puñado de personajes, a veces libres, otras no tanto, pero siempre inmersos en su cotidianidad, en la sencillez de la vida, en sus ropas y claveles. Pero ocurre que cuando las cosas parecen ir bien, nos desconectamos de esta armonía. No se trata de filosofar, es más bien hablar un poco de lo agradable que resulta en ocasiones lo cotidiano. Ese libro personal que vamos enriqueciendo con las horas.
Esta historia se desarrolla en un tiempo cualquiera del Japón contemporáneo, donde la relación del hombre con las cosas se cristaliza en una tienda de objetos de segunda mano. Su dueño, el señor Nakano, un viejo entrado en años, pero con lucidez carnal, da la ordenes a Hitomi y Takeo, dos jóvenes con ansias de vivir, con los sueños intactos aún.
En adelante, objetos de la tienda darán vida a las 12 historias que componen este libro. Un pisapapeles, un vestido, una máquina de coser (…) son la excusa para adentrarnos en la vida de estos personajes. Un vida común, pero rica en espíritu. ahí está la clave de este libro editado por Acantilado hace un par de horas.
El señor Nakano buscará satisfacer sus placeres pese a la edad. Tratará de superar las miradas que lo recriminan por estar haciendo las cosas mal. Se jugará el pellejo por obsesiones que creía superadas.
Las mujeres son su debilidad, pero ¿de quièn no? parece ser la respuesta de Nakano para escabullirse de la moralidad de su hermana, que es su familia en esta historia. Pero ella también es un pilar en su vida.
Takeo, sin descuidar los quehaceres de la tienda, seguirá sumergido en su mundo lacónico, mirará con recelo a su amiga y compañera de trabajo ¿Amiga? Bueno, Takeo está confundido, todos lo estuvimos alguna vez. Ese es Takeo, el rebelde que todos llevamos dentro.
Y la luz de esta brillantemente ‘oscura’ cotidianidad tendría que ser Hitomi. Está llamada a serlo. Es firme, sus ideas tiene un punto de contato, su vida aunque no pasa de lo pasajero en este momento podría esta destinada al éxito. Quizá Takeo se interfiera en sus planes. Una piza esta noche en casa podría despejar algunas dudas. Hitomi, por favor, descansa.
Cada uno, muy a su manera, juega un papel importante en la armonía (ya perdida) de este lienzo japonés.
Ese picadillo de historias es ‘El señor Nakano y las mujeres’. Recomendado para noches de insomnio. No recomendado para los días viernes.
2 comentarios
Acabo de llegar a este blog por casualidad y celebro que VL lo haya incluido. Para mi son bienvenidas todas las reflexiones que nos ayuden a leer «bien» y mas, a quienes nos atrae regalar «trozos de vida» a quienes estimamos. Espero conseguirla en la libreria pues ya se a quien se lo voy a obsequiar. Gracias Alexander.
Excelente aporte al incremento de la cultura. Muchas gracias.