Quienes han leído a Ken Follet saben de lo que es capaz.
El segundo libro de la Trilogía del Siglo, que lleva como título ‘El invierno del mundo’, no desentona en su acción bélica esta vez por campos alemanes, fronteras militarizadas de Francia y desde luego, kilómetros de territorio soviético donde el frío y el hambre terminaron por acabar con las pretensiones nazis.
Como bien es sabido, la historia de esta trilogía gira en torno a un grupo de familias de diferentes orígenes, las cuales, cada una a su manera, se ve inmiscuida en la dos guerras mundiales del siglo XX. Es por ello que ahora nuevos nombres, pero de la misma sangre, ocuparán el mapa europeo de la confrontación.
La novela es muy buena, en síntesis, casi iguala a La caída de los gigantes, sin embargo, para mi gusto, la primera parte fue mejor. No puedo decir siquiera que llegue a ser regular, porque no lo es, ya que tiene un gran desarrollo, atrapa, pero su antecesora dejó un tope alto.
Sigue siendo de igual manera importante destacar el gran valor histórico de la obra, que gira entre los años 1933 y 1945. Desde que Adolfo Hitler movía fichas de manera insistente en Alemania para llevar sus ideas nacionalistas a la práctica, hasta 1945, año en que es arrojada la bomba atómica sobre Iroshima, hecho que prácticamente pone fin a la contienda mundial.
Los personajes de origen galés una vez más se roban el protagonismo de buena parte de la novela. En esta oportunidad será el hijo de Ethel, Llloyd, quien prácticamente tomará las riendas de la revolución en marcha contra el aparato Nazi. Desde luego que su trabajo en solitario no podría tener ningún éxito y es entonces cuando consigue el apoyo de familias alemanas opositoras a las idea del Führer; españolas que veían en Franco el reflejo de una máquina criminal; inglesas (en principio neutrales) y francesas, que tras la ocupación Nazi perdieron total libertad. Todas, de una u otra manera contribuirán a derrotar a ese monstruo de bigote incipiente que puso en jaque al mundo entero.
Algunos morirán en el intento, pero la lucha será férrea y disciplinada. Una especie de homenaje de Follet a estos desobedientes europeos.
Ya está en librerías la última parte de esta gran trilogía de la cual se espera mucho. Sea como sea, estoy seguro que Follet no defraudará y quizá cuando se cierre la última página de las más de 3.000 que la componen será la hora de sacar conclusiones. Por ahora permitámonos soñar con otra obra de gran envergadura y desbordada realidad.