Los empleados que aman demasiado

*Este blog representa una opinión personal y no un mensaje del medio que publica.

Al culparnos, nos aferramos a la esperanza de que podremos descubrir lo que estamos haciendo mal y corregirlo, controlando así la situación y deteniendo el dolor. Robin Norwood.

Hace poco iba a viajar a México para un evento que estaba organizando en DF, cuando llegué a la sala estaba llena de gente, tenía fastidio, hambre y algo de nostalgia, entonces fuí a un puesto de revistas cerca y compré agua, un sándwich y un libro que me llamó la atención de inmediato. 

Entre más de 20 títulos solo logré leer el de “Las mujeres qué aman demasiado” de Robin Norwood, lo agarré y me fuí a hacer la fila antes que me dejara el vuelo, en la línea una chica se me acercó y me dijo: “cuando leas ese libro vas a entenderlo todo”, y aunque no lo he terminado creo que tenía toda la razón. 

El punto es que este libro habla del amor adictivo hacia la pareja y muchas de sus consecuencias, pensé en mi relacion anterior, y en la anterior, y en la anterior y en la anterior, y no deje de pensar en que algunas de las relaciones que recordaba había algunas laborales, era absurdo pero muchas de las cosas que relata el libro también describe a los empleados que aman demasiado. 

Cuando llegamos a un nuevo reto laboral, ya sea como empleado o como fundador de una empresa, abrimos una oportunidad para mejorar nuestra calidad de vida, ganar más dinero, experiencia y lo más común (que muchos odian admitir) lograr más status. 

Todas estos deslumbrantes premios confunden, y como he visto en muchos casos, nos ciegan de nuestro propósito de vida, nos alejan y desenfocan de lo que realmente disfrutamos, nos deteriora la salud y en algunos casos acaba con la familia por la que tanto se ha luchado. 

Esto no le pasa a todos, solo a aquellos empleados que AMAN DEMASIADO, como decía la autora de ese libro que ha vendido más de 3 millones de copias, “Todos necesitamos negar lo que nos resulta demasiado doloroso o amenazador para aceptarlo”, pero ¿por qué?.

No es una respuesta sencilla, pero el trabajo nos da propósito más allá de lo laboral, pero nuestra profesión y esa pasión que nos mueve, en algunos casos se vuelve obsesión, en un ecosistema de incertidumbre, donde las ambiciones y los objetivos del negocio se vuelven nuestros, nos presionan, nos retan, pero también nos aterrizan y nos motivan. 

Sé que todo esto no es novedad, tampoco algo que debemos satanizar, lo que sí es que todos esos empleados que aman demasiado su trabajo, lo aman tanto que luchan contra su bienestar buscando respuestas no les va a dar, en algunos casos le soltamos a nuestro empleo u ocupación la responsabilidad de definirnos, como en cualquier relación no saludable, le damos el poder de “guiarnos, protegernos, y curarnos” y no siempre debe ser así.

Seguramente leer esto puede ser incómodo, o simplemente usted lector puede no sentirse identificado con esta situación, pero también sé que a muchos y muchas les ha pasado, muchos como yo (de lo cual no me siento orgullosa) hemos definido sin saberlo nuestro propósito y hasta personalidad en torno a nuestra profesión, lo cual no está mal, hasta que pasamos por encima de nosotros mismos, nuestra salud, nuestra paz, nuestros valores, por encima de lo que somos por lograr el éxito. 

Yo misma he vivido esa sensación de ansiedad después de renunciar, esa abstinencia que llaman porque simplemente no estaba viviendo en el frenesí laboral, en el que solo yo me había sumergido. Después de dos años de la decisión que tomé, me di cuenta que mi cuerpo no supo manejarlo, que no estaba preparada mentalmente para lo que requería mi cargo, pude haberme quejado, pude haberme rebelado, pero yo era una empleada que amaba mucho su trabajo como para ver que eso la estaba afectando.

Aceptenlo o no, muchos de los que leen esto también han buscado el amor (laboral claro) de su jefe, desesperadamente (algunos) el reconocimiento, enamorar al equipo, condiciones previsibles que se aceptan en el contrato sin que lo sepamos.

El llamado es a vivir un amor sano con sus trabajos, con límites, tiempos y pausas, donde no tengan que deslumbrar a nadie para ganarse su confianza, donde se disfruten hasta las horas extra, no por amor al trabajo, pero si por el amor a enfrentar nuevos retos y descubrir nuevas oportunidades de crecer. 

El llamado es a las empresas y startups a conocer y entender los retos emocionales y físicos que representan algunas responsabilidades para el equipo, sus sueños y su calidad de vida. La transparencia y la comunicación se vuelven fundamentales no solo al momento de crear nuevos cargos, también al momento de crear beneficios como el trabajo remoto o espacios ergonómicos de trabajo, pero también un acompañamiento, un buen liderazgo interno y sobretodo entender que más que empleados todos somos humanos.

Empresas como Nala, Deel y Momentu son una gran alternativa a la hora de integrar plataformas que aporten a equilibrar el bienestar laboral en espacios de trabajo remotos o virtuales, que sean sanos e innovadores, donde todos tengan protagonismo no solo por sus logros, sino también por las herramientas que les paguen más rápido, les den tiempo en equipo, una remuneración justa y atención para su salud mental.

lauraforerocomunicacion@gmail.com – www.instagram.com/lauraforerocomunicacion

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