Teletrabajo: ¿explotación o libertad?

Fuente: Freepick

Ojos que arden de tanto computador, agotamiento, poder sacar el perro y compartir en familia, hacen parte de los momentos que odiamos pero a la vez amamos de trabajar desde casa.

De acuerdo al último estudio de MinTIC, en Colombia aumentó en más de un 566% la cantidad de personas que teletrabajan, lo cual indica que pasamos de tener 300.000 personas en 2019 a 2 millones en 2020, una cifra que hace unos años era un imposible en un país acostumbrado a los horarios de 8 a 6.

Pero, ¿qué ha significado para los empleados o teletrabajadores trabajar desde casa durante esta pandemia?, yo particularmente he vivido la experiencia del teletrabajo varios años y en este momento se siente diferente: 

  1. No hay horarios: se ha vuelto normal y socialmente aceptado recibir textos o solicitudes laborales antes de las 7 am o después de 10 pm, ni decir sobre los festivos que ahora también son días laborales. 
  2. ¿Comedor o escritorio?: en nuestro afán por responder a la demanda de trabajo, muchos han convertido la zona de trabajo en la zona de desayuno, almuerzo y cena.
  3. El tiempo, un lujo: estoy segura que muchos se despertaron con intenciones de ponerse lindos o cocinar algo rico, pero al sentarte en el computador a responder un correo no volvieron a levantarse hasta el final de la jornada. 
  4. Más trabajo: la carga laboral aumenta más rápido que el COVID-19 (es real), no hay motivo ni razón, pero cada segundo aparece algo nuevo y diferente qué hacer.

Claro, no es generalizado, me he encontrado personas que están trabajando menos, o con más flexibilidad, pero sé que en la mayoría de casos me encuentro con frases como “desde casa pero trabajando doble jornada” o “cómo saben qué estoy en el computador todo el día, mi jefe sabe que no tengo excusa para no hacer las cosas, no importa la hora”. 

No desconozco la libertad qué se puede llegar a tener en términos de trabajar desde la cama, hacer otras actividades mientras se labora, salir a sacar el perro, o en el caso de los que tienen familia, compartir más con sus hijos y parejas. Pero en definitiva la pandemia generó una nueva dinámica laboral, económica e incluso social. 

Esta modalidad laboral se ha extendido y normalizado, no sólo socialmente sino también legalmente en las empresas, con el fin de proteger y evitar más contagios. Lo que sí es evidente es que esta nueva cultura laboral jamás podrá reemplazar el contacto con el equipo, los espacios para compartir, hacer reuniones, un café con colegas.

Quedo en el pasado eso de «trabajar donde se trabaja y descansar donde se descansa» para estar en una nuevo, «trabajar donde se descansa y descansar donde se trabaja». La nueva experiencia del trabajo en casa ha implicado un cambio en nuestro estilo de vida, lo notemos o no.

Conclusión:

Trabajar desde casa no implica que seamos esclavos, pero tampoco nos garantiza felicidad total, vivimos en un proceso relativo y de cambio que cada persona construye de acuerdo a su trabajo y la empresa a la que pertenece.

Lo importante al final del día es tener claro, ¿qué tanto estás dispuesto a sacrificar con tal de adaptarte a la nueva normalidad?.

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