“Los niños no son el futuro de la humanidad, nosotros los adultos somos los que hoy formamos a los adultos de mañana… Construir un mundo mejor, depende de cómo acompañaremos el proceso de crecimiento de nuestros niños” Humberto Maturana
Me he preguntado, desde la forma en que estamos educando y formando hoy a nuestros niños y jóvenes, cuál es el futuro que estamos diseñando?
Como humanidad, estamos atravesando quizás la época de mayores desafíos de nuestra historia, con profundas crisis cuyas soluciones reales no se avizoran manteniendo las prácticas que nos han llevado a ellas e inmersos como estamos, en los paradigmas en los que se enmarca nuestra sociedad.
Creo en los niños, son el semillero del mundo. En los ojos de mi hija Sofía Victoria, aprecio día a día la grandeza y el milagro infinito de la existencia. Desde allí miro que todo es posible y un mundo mejor tendremos, si a esos niños, que serán los actores de la sociedad del mañana, les propiciamos las condiciones para brillar en su máximo esplendor, desarrollar los dones y talentos que los hacen únicos y ponerlos al servicio de nuestro país, de la humanidad, brindándole su posibilidad de reinvención.
Para ello, considero, el trabajo debe comenzar con nosotros los padres, con el desarrollo de la conciencia frente al rol que jugamos en la vida de nuestros hijos. Somos su primer modelo, su primer referente. Cada padre o madre que logre la mejor versión de sí mismo, que se expanda, que florezca, será un regalo invaluable, un modelo coherente que inspire y sepa guiar a sus hijos, consciente, responsable y amorosamente, en el camino hacia la grandeza, hacia una vida con significado, hacia el diseño de un mundo más amoroso y humano.
Pienso que este trabajo debe extenderse también a los maestros, a quienes considero el segundo modelo de mayor influencia en la vida de nuestros niños y jóvenes, para que reconecten con la grandeza y trascendencia de su oficio, para mirar cómo más allá de transmitir conocimiento, pueden ser capaces de acompañar a sus alumnos a aprender de todo aquello que los constituye como seres humanos, a forjar su carácter, a encantarse con la vida, a ser líderes de su destino y sembrar en sus alumnos, la semilla que les permita florecer y brillar en su máximo esplendor.
Maritza Rodríguez
maritzarodriguez@anandacenter.co
2 comentarios
Que lindo artículo !!!
Muy valioso, realmente hay que apostarle a nuestros hijos apoyarlos y permitirle el desarrollo de sus habilidades y reforzar los valores como padres para transmitir a nuestros hijos.