Don David Puyana: la verdad detrás de su catalejo

En la larga lista de personajes que supuestamente han llevado a cabo un pacto con el maligno, vemos desfilar nombres como: Paganini, Robert Johnson o Jimmy Page. Pero sin duda el más conocido personaje en el ámbito local es don David Puyana, cuya leyenda ha cobrado tal celebridad e importancia, que se ha constituido como uno de los mitos de mayor permanencia en la cultura santandereana.

Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto una serie de episodios nacionales que se correlacionan, para ayudarnos a resolver el misterio detrás de la leyenda.

Si tu mente es virgen al juego de mis historias, lo que voy a escribir te hará pensar que estoy loco, pero en mi calidad de divulgador verídico, ilustraré lo mejor posible las conexiones históricas que dan origen a la leyenda, basándome en un extraño libro que encontré escondido en el parque de los Sarrapios.

Ahí donde nació la Cumbia surgió el mito

Plano de Cartagena y sus inmediaciones levantado por Luis Chancels de Lagrange en 1697

Todo comenzó en el cerro de la Popa en Cartagena durante los años de la Colonia. Existía en su cima, un templo clandestino donde bajo la instrucción del mohán Luis Andrea, se reunían bantúes y carabalíes de bemba colorá, a tributar honores, alabanzas y sacrificios a una deidad.

Estas fiestas eran celebradas en vísperas de las festividades cristianas de San Juan, de la Navidad y en el Día de todos los Santos. Durante estos rituales, esta deidad o espíritu maligno se le presentaba al sacerdote y le enseñaba a conquistar almas para su culto a través de la música. De ahí nació la cumbia.

No todo es dicha: para aquel entonces, se le apareció la Virgen Santísima a Fray Alonso de la Cruz Paredes en el convento de la Candelaria de Ráquira y le ordenó edificar una iglesia en el cerro más próximo a Cartagena, a fin de devolverle la fe cristiana a esta tierra. Desconfiado, pero disciplinado, el Fray viajó hasta este puerto del Caribe.

Fray Alonso cumplió su misión y arrojó desde lo alto del cerro al espíritu que ya había tomado forma de cabro. Desde entonces, los cartageneros llaman a este precipicio el Salto del Cabrón.

La tenebrosa confesión de don David

Se pueden desterrar los demonios, pero nunca destruirlos.

Don David y el Diablo, tomada de @bucaragarabateada

En el año de 1778, cuando sonó el pregón en la ciudad de Girón que anunciaba la extinción del Resguardo de Bucaramanga, ordenando demoler su pueblo y declarando sus tierras como realengas, los mejores terrenos ya tenían propietarios. Más tarde, hacia la mitad del siglo XIX, comenzarían a llegar extranjeros a Santander, algunos de ellos provenientes de Alemania y también familias procedentes de la isla de Curazao en las Antillas, los cuales encontrarían fortuna en estas tierras y señalarían el camino para la expansión de los negocios de don David.

Don David Puyana Figueroa nació en 1829 y murió en 1909. Se salió con la suya casi siempre y fue un defensor del liberalismo, mas no del partido homónimo. Según las creencias populares de Santander, este empresario fue capaz de hacer un pacto con el diablo. Lo que no se sabe es con cuál de tantos.

Lo importante a retener aquí es que nunca nadie se ha atrevido a explorar más allá del mito, porque cuando alguien le preguntaba sobre su pacto, él lo confirmaba con parsimoniosa gravedad, con una leve sonrisa le proponía al curioso entrar en el negocio, y le ofrecía una recomendación para que el Diablo lo aceptara.

Por esas épocas, el cura Romero en Bucaramanga imponía la siembra de café como penitencia a los confesados, por lo cual las laderas vecinas al municipio se poblaron de cafetales. Uno de los lugares donde se concretó esta virtud cafetera fue en las inmediaciones de Cabecera del Llano, ahí don David había acumulado tierras a lo largo de los años y tenía su casa en lo alto de una colina. ¿Sabía el cura sobre las aventuras de don David? ¿Del culto a este ser proviene el amor de los santandereanos por el cabro?

Humo y azufre en el cerro de las tres cruces

Cerro de las Tres Cruces, Cali – Valle del Cauca

Casi a mil kilómetros de distancia por carretera, al otro lado de Colombia y más temprano en ese mismo siglo XIX, salía un olor a humo y azufre desde un cerro. El vaho se extendía por la ciudad y en las noches sin nubes, se podía observar en el cenit a una sombra volando.

Después de fingir su destierro en Cartagena, el espíritu (antes cabro) mutó en murciélago y fue a vagar por tierras un poco más alejadas de la costa atlántica, hasta que dio con un incipiente caserío atravesado por un río, al que años después se le conocería como la Sucursal del Cielo. No queriendo pasar por persecuciones de nuevo, se refugió en el interior de una cordillera aledaña. Igual, no le sirvió de mucho.

Y es que cuando se llega a Cali, siempre se menciona este lugar y cada quien se pregunta por el significado de las tres cruces en él y su historia. Esta se remonta a inicios del siglo XIX cuando en Popayán, un par de misioneros exorcistas decidieron embarcarse en la aventura de enfrentar al demonio de la montaña.

Los misioneros construyeron tres cruces en lo alto del cerro, con el objetivo de encerrar a la criatura causante del caos desatado en la ciudad. La verdad sea dicha, el diablo volvió a fingir y se desvanecío de Cali por un tiempo, decidiendo irse a tierras más accidentadas y alejadas de la costa: terminó en Bucaramanga.

Puyana lo veía todo

Autora Maria Katheryne Delgado Ramirez, tomado de su blog. La imágen hace parte de un fanzín creado por la autora.

Santandereano que se respete, conoce que don David siempre sabía lo que estaban haciendo sus trabajadores: se sentía respeto y miedo al escucharle narrar exactamente lo que habían hecho a lo largo del día sus jornaleros (así él no estuviera cerca).

Todo el mundo dio por sentado que se trataba de una broma, un chascarrillo de don David y que el secreto residía en un ordinario catalejo que había traído de sus viajes comerciales. ¡Estaban en lo cierto! Pero por las razones equivocadas. A continuación la revelación del misterio.

La Mesa de las Tempestades y el extraño ritual

Adorar falsos dioses es uno de los pasatiempos favoritos de los poderosos.

No seré yo quien les cuente el secreto de don David, sino el ilustre Pedro Gómez Valderrama:

… cuentan que lo ven subir en un caballo (…) que una vez al año va hasta la Mesa de las Tempestades, solo en su caballo negro, a recibir instrucciones de Buziraco (…) los que lo defienden, cuentan que trajo de Curazao un potente catalejo marino, con el cual desde la cabecera vigila a los peones y sabe por ello qué hacen…

Más arriba del reino; la otra raya del tigre

¡Sí! El mismo demonio que fue desterrado de Cartagena y había huído de Cali, era el diablo con el cual don David tenía contacto. Lo que encontré en el parque de los Sarrapios nos arroja luz sobre cómo Puyana podría haber invocado a este ser.

Los adoradores de Buziraco

Se sabe que los adoradores de Buziraco celebran aquelarres en lugares altos y lejanos con festejos y desenfreno sexual… mientras los no iniciados son los que se acuestan temprano para madrugar a misa el domingo.

Buziraco es un santo para los negros y un demonio para los blancos. Solo se conoce el caso de dos adoradores caucásicos vistos con buenos ojos por esta divinidad: la primera bruja del nuevo mundo, Lorenza de Acereto, y don David Puyana. En el librillo que encontré, el cual tiene pocas hojas, cubierta marrón de eslebones estampados y estilo antropodérmico, y sobre todo, un olor indescifrable entre té y café, se encuentra específicamente cómo obtener el favor de este diablo:

Pacto fáustico. Preferiblemente en una noche sin luna en un lugar donde caigan muchos rayos. Necesitará los siguientes artefactos:

Objeto punzante (preferiblemente de plata), 4 velas negras, fósforos, un par de lentes con aumento y estiercol.

Justo antes del amanecer encienda las velas, ubíquelas en línea recta sobre un montículo de estiércol. Tome el objeto punzante y acérquelo al fuego, luego tome los lentes y mire a través de ellos la punta ardiente, ahí podrá ver el pasado, el presente y el futuro. Luego verá a Buziraco.

Solo pide una cosa a cambio: el alma de quien lo invoca.

¡Ese era el secreto del catalejo de Don David! No era un simple objeto que había traído de sus viajes por fuera del continente, sino que se puede inferir que los lentes de este habían sido reemplazados por los de aquel ritual, de esta forma los lentes del artefacto le permitían ver los acontecimientos pasados, futuros, presentes. No es de extrañar que su familia lo haya disfrazado en su lecho de muerte para engañar al diablo y que este no pudiese llevarse su alma. don David sí tenía pacto y lo escondió a plena vista, como los grandes.

Buziraco anda suelto como bestia gozando un tumbao

Las estacas, cruces o los rezos nunca servirán para eliminar el mal, solo ahuyentarlo.

Buziraco en la época de la colonia estuvo en Cartagena, de ahí saltó al pacífico, para luego terminar en la cordillera oriental: unas veces robando campanas en Aratoca para llevárselas para el Picacho, otras siendo invocado por aventureros del comercio en la Mesa de las Tempestades (lo que hoy día es Ruitoque). Va de aquí para allá construyendo puentes malditos.

El aspecto de esta criatura unas veces es de cabra y otras veces un murciélago, parece que la transmutación es su especialidad.

Buziraco nunca fue detenido o desterrado, solo merodea por toda su casa y en esta ocasión, parece estar jugando en el antejardín, enamorado de ese extraño pedazo de tierra llamado Colombia.

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3 comentarios

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    • ROBINSON GAMBOA el 30 julio, 2020 a las 3:21 pm
    • Responder

    Buena anecdota tradicion.oral para nuestros hijos, continue escribiendo… Investigue sobre el espiritu que se ve en horas de la noche en la puerta de la.iglesia principal de GIRON

  1. Excelente manera de contar historias que parecen sacadas de Macondo pero que tienen mucha verdad.

    1. Muchas gracias por el comentario, me anima a seguir escribiendo!

  1. […] Don David Puyana: la verdad detrás de su catalejo […]

  2. […] encantos, espantos, brujas y demás, recorren cada región de Santander: pasando por la visita de Buziraco, la historia del patio de las brujas hasta, recientemente (y gracias a las cámaras de seguridad), […]

  3. […] un cuentero que trabaja como lustrabotas a la entrada de una librería en la carrera 33, recordé la historia del Padre Romero la cual incorporé en un cuento sobre David Puyana. Lo intersante de esa historia es que ya hace […]

  4. […] a rayas un pequeño libro negro (que luego me comentó, se había encontrado en el parque de los Sarrapios), y comenzó a leerme unas frases que, según él, señalaban las frases que el Nobel usó para […]

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