Compuesta en 1810, pero publicada en 1867, esta Bagatela es una de las obras más famosas de todos los tiempos y su historia nos recuerda un aspecto algo triste de su compositor, su mala suerte en el amor.
Ludwig van Beethoven nació en la ciudad de Bonn, Alemania, en 1770 y es considerado uno de los compositores más importantes de la historia. Fue contemporáneo de otros grandes como Mozart y Haydn, aunque Beethoven fue más allá que los demás y cambió la música para siempre.
A él se le conoce como el último clásico y el primer romántico. Con sus obras la música pasó a un nuevo periodo, uno en el que las emociones y los sentimientos eran lo más importante.
“Para Elisa” junto a su Quinta y Novena Sinfonía son las composiciones más famosas del músico alemán. Bagatela no. 25 en La menor es el nombre real de esta obra para piano solo. Aquí es importante decir que una bagatela no es más que una pieza musical ágil y corta con la que no se pretende mucho. Comparada con sus sonatas y conciertos para Piano, “Para Elisa” no es para nada una obra maestra, es todo lo contrario a eso. Entonces, ¿por qué es tan famosa?
Bueno, resulta que en su sencillez recae el éxito que tiene. Esta pieza consta de 2 partes, la primera de ellas es la más famosa y la que más se repite. Beethoven la escribió para que no tuviésemos que usar las dos manos al mismo tiempo, algo que facilita mucho su interpretación, además de que tiene una melodía realmente pegajosa. Menos es más podrían decir algunos, aunque esto no sirve para definir la obra de este magnífico compositor que es conocido por la complejidad de su música y el exigente nivel que tienen sus obras de piano.
Es aquí el punto en el que nos debemos preguntar, ¿para qué compuso entonces Beethoven esta obra si no era gran cosa? ¿Se acuerdan que escribí que él fue el primer romántico? Esto es en todo el sentido de la palabra.
Ludwig van Beethoven, el gran compositor, el músico que hizo una de las obras más increíbles de la historia (su Novena Sinfonía) totalmente sordo, era un enamorado empedernido, aunque para nada un Don Juan.
Tuvo muchas alumnas a lo largo de su vida, se enamoró de varias, les dedicó obras, pero nada de esto funcionó, nunca se casó, no tuvo hijos y murió solo. Se decía que era muy malgeniado y perfeccionista, lo que espantaba a las mujeres (decían que también era feo, pobre Ludwig).
En esta historia en particular, la doncella en cuestión ni siquiera se llamaba Elisa, su nombre era Therese Malfatti quien fue alumna y amiga de Beethoven y la musa que inspiró esta composición que estuvo por 57 años oculta, guardada en un cajón, hasta que fue descubierta.
En 1867 aparece el tercer personaje importante en esta historia, el escritor alemán Ludwig Nohl, famoso por escribir libros sobre música. Su gran pasión y obsesión por los grandes compositores como Beethoven lo hizo encontrarse con el manuscrito de “Para Elisa” que estaba en posesión de la familia de Therese Malfatti, fallecida en 1851. Nohl entonces publicó esta Bagatela sin siquiera llegarse a imaginar que 150 años después, gran parte de la humanidad reconocería de inmediato a Beethoven tras escuchar las primeras notas de su melodía.
En este 2020 se celebran 250 años del nacimiento del compositor de la “Oda a la alegría”, esta famosa melodía que también todos conocemos y que hace parte de su Novena Sinfonía, su obra más importante y la que merece un texto entero aparte. Estoy seguro que, de estar vivo, Beethoven, de temperamento fuerte, odiaría ser recordado por una de sus piezas más sencillas como “Para Elisa” así que mi invitación es a que escuchemos más de su música.
Quiero recomendarles dos movimientos de sus sonatas para piano, el primero hace parte de su Sonata No. 8, conocida como “Patética” y el segundo de su Sonata No. 21, llamada “Waldstein”. Espero disfruten de la interpretación que hace el pianista argentino Daniel Baremboim de estas obras. ¡Hasta una próxima historia!