Valerie Solanas: la rosa tiene dientes en la boca de la bestia (Feminismo y música)

I

Se le atribuye a Víctor Hugo la frase según la cual: “La música expresa lo que no puede ser dicho y aquello sobre lo que es imposible permanecer en silencio”. Esta idea sobre la música como elemento emancipador y de lucha contra el olvido es la que motiva mi primera entrada en este Blog dedicado a abordar la literatura y la filosofía a partir de creaciones musicales.

¿Qué sería de nuestras vivencias y expresiones sin la música? La música rescata y resucita. Nietzsche escribió en 1877 a Peter Gast: “La vida sin música es sencillamente un error, una fatiga en el exilio.” Y es que todos los aspectos de nuestra vida están marcados por una especie de banda sonora, todas nuestras manifestaciones vitales a través signos externos son el resultado de vivencias, en gran parte, musicales: desde la forma en que pensamos hasta cómo actuamos o nos mostramos al mundo. Recuerdo con gusto un programa de radio con una fascinante título: “Mi banda sonora” ¡qué bello nombre! ¡Qué forma tan sublime de acomodar la vida! Todos tenemos una historia, todos tenemos, o mejor, somos, una banda sonora; al final, y parafraseando a Sándor Márai, todos respondemos con música. Imaginemos por un momento que podemos representar nuestra vida con las canciones que han marcado nuestros momentos más emblemáticos, imaginemos por un momento que nos sentamos a elegir una lista de canciones que nos definan, es una invitación a responder con música; en mi caso el tema que abriría esta selección es Things have changed de Bob Dylan.

Decidí hablar en esta primera entrega de una canción muy particular que me recuerda un clásico momento, ofrecido por la larga tradición de los reinados de belleza en Colombia. Era el año 2009 y Verónica Velásquez  era, formalmente,  la señorita más bella de Antioquia (debo confesar que siento una debilidad por los reinados de belleza, desde niño con mi familia -lápiz en mano- ayudaba a juzgar a las candidatas). Bien, la reina en cuestión pasaba a la historia por su tautológica respuesta a la pregunta ¿considera usted que la mujer es el complemento del hombre? Llena de una notoria calma y seguridad la miss respondió: “[…] hombre, con hombre, mujer, con mujer, y del mismo modo en el sentido contrario.” Muchos años después de este episodio, que generó todo tipo de burlas por su aparente superficialidad, pedí a mis estudiantes universitarios del curso de lógica y argumentación que en un escrito de entre 400 y 600 palabras respondieran a la misma pregunta. Una parte del grupo, con una actitud de desaprobación, me decía que era absurdo se les diera un trato de reina de belleza, incluso un estudiante me insistía en que pedir ese trabajo era como pedirle a Mozart que creara música electrónica (en una clara afrenta a ese tipo de música a la que el estudiante consideraba vacía y sin sentido, puro “chis-pum”). La cuestión es que al final nadie pudo escribir más de 100 palabras para dar una respuesta clara y coherente a la pregunta. Al final les dije: “Lean a Valerie Solanas muérganos.”

II

El nueve de abril de 1936 en Ventnor, City, NJ -curiosamente doce años antes del “Bogotazo”- llegaba al mundo la semilla de una revolución. En este caso, el mundo asistía al nacimiento de Valerie Jean Solanas; pese a que ese nombre es desconocido por la mayoría en esta parte del mundo, su impacto en el debate sobre el feminismo actual es enorme.

Y es que en el mundo existen personajes que están de forma trágica condenados ser cubiertos de tal manera por la sombra que ocuparán el anonimato inevitablemente. Todorov nos enseña que el olvido es un arma de doble filo: puede ser la salvación de la existencia por un lado, pero por otro ser olvidado también puede ser el signo inapelable de no ser resucitado. Y este es el punto con la historia de Solanas, hay que evitar que el olvido la borre. De ella podemos reconocer los hechos que marcaron su vida, podemos interpretarlos e integrarlos a una narración para finalmente ponerlos al servicio de un objetivo y así resucitarla y salvarla del olvido, o por lo menos de ese olvido que supone alimentarse de la sombra de un evento de mayo ruido pero que no la amarra a su obra, recordemos que Solanas tiene mayor reconocimiento por haber intentado matar a Andy Warhol.

Solanas es así algo más más que el recuerdo de un intento de homicidio, es una de las piedras angulares del movimiento feminista más radical gracias a su famoso Manifiesto SCUM[1] publicado en 1967. En esta obra Solanas pretende construir una explicación alterna a la teoría de la envidia del falo de Freud según la cual la niña se siente lesionada, mermada frente al niño y por tanto desea tener un pene para sentirse completa y dejar de ser una niña “castrada”. Solanas, con una radicalidad sólo entendible desde una guerra despiadada entre los sexos dirá en su manifiesto: “Siendo una hembra incompleta, el macho se pasa la vida intentando consumarse, volverse mujer. Trata de hacerlo a través de una búsqueda constante, fraternizando e intentando vivir una fusión con las mujeres, reclamando como suyas todas las características femeninas.”

Valerie Solanas denuncia entonces la eterna necesidad de encontrar aquello que no se tiene (que el hombre no tiene), aquello que se anhela y se ha perdido; ya lo dijo Aristófanes en El Banquete platónico: nos la pasamos “añorando cada uno su propia mitad”. Pero Solanas añora encontrar esa mitad en la misma mujer, prescindir del macho (que resulta además mandatorio dado su egocentrismo, narcisismo, carencia de sensualidad, e incapacidad de reconocer a la mujer como igual), así, las mujeres pueden con todo y no necesitan más que a sí mismas. Una verdadera mujer no es complemento de nadie, es un ser perfecto en sí misma. Pensemos por un momento en qué hubiese ocurrido en la historia nacional si aquella reina de belleza tuviese conocimiento de la obra de Solanas a la hora de contestar si la mujer es el complemento del hombre.

La denuncia de Solanas en su Manifiesto apunta al hombre, al macho, como la causa de la guerra en su afán por compensar esa parte femenina que no posee, envidia y añora; de esta manera la guerra es su respuesta al no tener la capacidad de empatía y compasión que sí tienen las mujeres. Igualmente el macho es responsable de un refinamiento del lenguaje, que en su uso social sólo cubre la verdadera animalidad brutal de ser macho: “tener relaciones”, “copular”, “comercio sexual” son expresiones que esconden una naturaleza violenta y posesiva para disfrazarla de amabilidad y recato. Y ni hablar del dinero, el matrimonio, el trabajo o la prostitución, para Solanas todo esto sustentado en el eterno deseo de ser mujer y si no es posible, poseerla. A lo largo de la historia el hombre se ha ubicado en una posición privilegiada y desde ahí valora, juzga y se expresa, esta sería la razón por la que es poco probable que sienta empatía con quien considera inferior en todos los sentidos. Alguna vez una estudiante me hacía reflexionar acerca de cómo es aceptable que una mujer use pantalones pues de alguna manera ese acto la acerca a la figura masculina y eso es deseable, pero que un hombre use falda resulta deleznable, no puede aceptarse que quiera parecerse al algo “inferior”: la mujer.

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III

Matmos es un grupo de música electrónica experimental creado en San Francisco por M.C. Schmidt y Drew Daniel. Conocidos inicialmente por ser colaboradores de artistas como Björk en sus trabajos Vespertine (2001) y Medula (2004). Matmos hace, literalmente, música (samples) con todo: desde cabello recién cortado o utensilios del hogar hasta elementos más extraños y sofisticados como enfriadores de espuma de poliestireno, contenedores de polietileno, tubos de policloruro de vinilo o burbujas de plástico explotada con alfileres), su sonido de acuerdo con Jordi Bardají (Jenesaipop) es “pop plástico” que surge de una facilidad asombrosa para crear experiencias a partir de sonidos que difícilmente pueden considerarse “música” para alguien. Pensemos por un momento, de nuevo, cuántos de nosotros no hemos tomado cuchillos o tenedores para dar un solo de batería que ni Tommy Lee de Mötley Crue haría en sus más alocados momentos, o si usted no es muy rockero, recuerde si los ha usado como guacharaca y ha brincado cual músico carranguero en feria.

En el año 2006 Matmos lanza su sexto álbum de estudio titulado: The Rose Has Teeth in the Mouth of a Beast. Se rumora que el álbum es un tributo a un miembro de la comunidad LGTBI de gran influencia para el grupo, pero lo que sí es comprobable es que el título es tomado de un fragmento de la  conocida obra Investigaciones Filosóficas del filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein: “Qué tal si se dijera: la vaca mastica su alimento y ello sirve de abono a la rosa, por tanto la rosa tiene dientes en el hocico de un animal. Esto no sería absurdo por la razón de que no supiéramos de buenas a primeras dónde buscar los dientes en una rosa.” Para muchos esta obra es la cumbre de la filosofía analítica cuyo objeto es el lenguaje y sus usos.

El tercer sencillo de The Rose Has Teeth in the Mouth of a Beast se titula Tract for Valerie Solanas, y una versión un tanto caótica del Manifiesto en versión electrónica experimental: “Life in this society being, at best, an utter bore and no aspect of society being at all relevant to women, there remains to civic-minded, responsible, thrill-seeking females only to overthrow the government, eliminate the money system, institute complete automation and destroy the male” La letra continua exponiendo el pensamiento de Solanas y su añoranza de libertad y autonomía. Llena de esos sonidos que Matmos sabe trabajar tan bien, la canción al comienzo puede tornarse aburrida, pero después de escucharla un par de veces el ritmo queda. Pienso que a veces este tipo de música es como la que se coloca en los ascensores: simplemente mueves la cabeza y tarareas para olvidar que vas en una caja; esta música, aparentemente sin sentido, es el escenario de un momento cotidiano, a veces sin trascendencia, pero con la consciencia de su existencia.

IV

Quizás el estudiante que me reclamó comparando a Mozart con un DJ de música electrónica prefiere los sonidos que ofrecen los elegantes instrumentos de una orquesta sinfónica, lo cual es absolutamente respetable; pero desconocer que la música puede provenir de fuentes tan asombrosas y cotidianas como un peine o una lavadora es caer en la terrible creencia de que existe “música bien” y “música mal”, es doblegarse ante una estética hegemónica y excluyente. Quizás algunas personas desprecien la cumbia y su inexplicable ritmo pegajoso por considerarla profana y vulgar, o quizás desprecien el rock por arrabalero y corruptor, o quizás la “música de plancha” por su condición popular; o quizás en el fondo todos juzgamos desde el privilegio de creer que somos mejores por la música que escuchamos. Pensar que hay música para niños y música para niñas o para la clase alta y para obreros nos vuelve incapaces de aceptar que incluso un par de sujetos que crean música con instrumentos poco convencionales pueden llevarnos a la fascinante vida de Valerie Solanas y ayudarnos a entender si la mujer es necesariamente el complemento del hombre.

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Addendum

Como dato adicional sugiero ver el capítulo de la serie American Horror Story: Cult titulado: “Valerie Solanas died for your sins: Scumbag” (espisodio 7º de la temporada). La interpretación que hace Lena Dunham de Solanas es sencillamente alucinante.

En una buena selección de música para entender y tener empatía con el movimiento feminista no pueden faltar: “F*** You” (Lily Allen), “Just because I’m a Woman” (Dolly Parton), “You don’t own me” (Lesley Gore), “You let me down” (Billie Holiday), “Different Drum” (Stone Poneys), “March of Women” (Ethel Smyth y Cicely Hamilton), “I Am Woman” (Helen Reddy), “No more tears -enough is enough-“ (Donna Summer y Barbra Streissand) y “Do Right Woman, Do Right Man” (Aretha Franklin).

[1] El manifiesto SCUM (Society For Cutting Up Men) fue escrito en 1967 y publicado en 1968. Su versión más conocida es la de la edición de 1983 que fue publicado por el Grupo de Estudio del Matriarcado.

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2 comentarios

    • Juan octavio zavala camacho el 23 febrero, 2019 a las 7:30 am
    • Responder

    Enhorabuena tocayo, se que nadie pudiera amalgamar el rock, literatura, filosofia e historia mejor que tu, felicidades, te envio un gran abrazo desde mexico, cuidate.

    1. Gracias! Abrazo!

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