La ley 769 de 2.002(Código Nacional de tránsito), fue modificada procurando mayor severidad con los borrachitos al timón, quienes por el hecho de serlo son asesinos al volante, que antes dejaban el reguero de heridos a sabiendas de no recibir un castigo ejemplar, por cuenta de la laxitud hasta cuando el congreso el 19 de junio del 2.009 aumentaba las penas desde un mínimo de 4 años a un máximo de 24 años de prisión sin derecho a excarcelación. Eso dice la norma pero parece que es para los de ruana, pues como acaba de suceder en Bucaramanga un miembro de la elite oficial, después de divertirse echando unos disparitos al aire, producto de su euforia etílica salió en el vehículo que conducía como alma en pena dejando en el suelo a una señora y dos menores. Fue judicializado, pero acogiéndose no sabemos a qué normatividad un fiscal de la Unidad de de reacción inmediata, haciendo honor a su titulo le otorgó de inmediato la libertad(al no excarcelable delito).Que las pruebas y contrapruebas no estaban debidamente certificadas llevaron a esta determinación es posible. Entonces como hacen para decomisar un vehículo y detener al conductor por embriaguez, si el trámite para calificar la embriaguez es tan dispendioso (he ahí la válvula de escape a la norma).Como la gran cocada el alcalde determinó pedirle la renuncia a su ejemplar funcionario, más no a exigir que el rigor de la ley se aplique a quien en su ciudad causa escándalos y lesiones a los ciudadanos.
Por eso andamos como andamos
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