Es televisión pública, no institucional

La controversia sobre la contratación de Ariel Ávila, analista político y próximo candidato al Congreso de la República, en el programa Mesa Capital del Canal Capital de nuevo reabre el debate sobre el funcionamiento de los canales públicos regionales. 

Hoy tenemos ocho canales públicos regionales: Telecaribe, Teleantioquia, Telepacifico, Telecafé, Teleislas, TRO, Canal 13 y Canal Capital; la televisión pública se necesita y no se puede negar el gran esfuerzo que ha hecho el gobierno inyectando recursos con el fin de fortalecer las parrillas de contenidos de dichos canales y hacerlas atractivas. Sin embargo, el modelo que existe hoy no permite la producción de calidad, tampoco que los canales encuentren su punto de equilibrio financiero y, mucho menos, que sea televisión pública sino más bien institucional.

He insistido en la necesidad de fusionar los canales regionales para que de ocho pasen a ser cuatro, cada uno especializado en contenidos: un canal informativo, un canal infantil, un canal de deportes, y finalmente uno para audiencia juvenil y cultural; todos ellos basados en la producción nacional de contenidos, para impulsar el talento colombiano y optimizar los recursos que se disponen para apoyar la industria creativa nacional. Un sueño.

Sin embargo, pensar en hacerlo realidad es totalmente diferente. La gran piedra en el zapato para la reestructuración de la televisión pública es que los gobernantes tienen asiento en la junta directiva de los canales, lo que los convierte en un fortín burocrático, para la muestra, lo que sucede hoy en día con Ariel Ávila.

Mientras los canales regionales no sean independientes de los políticos regionales y nacionales y no se les garantice la autonomía y libertad para la producción de contenidos no llegarán a ser más de lo que hoy son, en parte, una pantalla para comunicar solo posturas de gobierno que esta muy lejos de ser televisión pública sino puramente institucional. Miles de millones son los recursos se invierten en los canales regionales, va siendo hora de cuestionarlos y optimizarlos.

¿Quién se le mide a una pelea política de este tamaño? No se sabe. Lo cierto es que necesitamos a despegarnos de los modelos que por años hemos seguido. Hay pasos que hay que dar, que serán disruptivos y nos molestarán a muchos, pero que nos llevarán a la construcción de otro futuro porque la televisión pública debe seguir viva.

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