Las ciudades entendidas como una aglomeración de personas en un espacio determinado, pareciera que van en contra de esta nueva normalidad al menos en su concepto, es por esto que se deberán tomar medidas para modificar los patrones de funcionamiento de las actividades que en ellas se han venido realizando hasta hoy.
El desarrollo urbano a lo largo de la historia ha tenido una relación inexorable con las epidemias que han azotado a la humanidad. Según los registros, las medidas de prevención y de mitigación sanitaria han sido uno de los factores principales que han dado forma a la espacialidad de las urbes y que han establecido parámetros para la definición de las mismas.
Las ciudades en la edad media contaban con unas condiciones de higiene deplorables. Murallas que rodeaban el interior urbano afectaban la calidad del aire, ríos contaminados con excremento humano y animales en descomposición, calles nauseabundas debido a la basura desechada, hacinamiento en las viviendas, mala calidad del agua y otras condiciones ruines, hacían parte del panorama urbano de entonces. Las epidemias, por lo tanto, eran una cuestión constante que amenazaba a las poblaciones y los altos índices de mortandad debido a ellas eran considerados un castigo divino por la desobediencia humana frente a los designios de Dios.
Sin embargo, hubo un evento que modificaría estas creencias y daría un giro a las medidas implementadas para mitigar los problemas de sanidad. En 1858 en las ciudad de Londres ocurría un fenómeno que luego se le denominó “El gran hedor”. El río Támesis del cual se valía la población para el suministro de agua comenzaría a inundar la ciudad con un aroma nauseabundo que obligó a las autoridades a tomar medidas para su purificación. Esto se llevó a cabo mediante un sistema de acueducto que sirvió ostensiblemente para evitar la propagación de enfermedades y epidemias.
Físicamente las ciudades mudaron. La estructura rectangular de las manzanas que hoy parece habitual, se retomó debido a la facilidad para introducir los sistemas de alcantarillado, los materiales de las calles y de las edificaciones debían evitar albergar las enfermedades del aire, los cementerios se situaron en las afueras urbanas, se crearon mayor cantidad de hospitales y –como factor mayormente relevante- se derribaron las murallas circundantes para aumentar la calidad de la ventilación y el asoleamiento. Estos nuevos lineamientos sirvieron de insumo para los posteriores planteamientos urbanos de personajes como Ildefonso Cerdá (Barcelona) y Georges Haussmann (París).
COVID-19 y la nueva normalidad
El distanciamiento social recomendado por las autoridades sanitarias a nivel mundial ha cambiado nuestro estilo de vida y nuestros hábitos cotidianos. El mecanismo de propagación del virus y por ende la imposibilidad de las aglomeraciones hace que nuestra vida deba transcurrir en un modo más personal y aislado. Las ciudades entendidas como una aglomeración de personas en un espacio determinado, pareciera que van en contra de esta nueva normalidad al menos en su concepto, es por esto que se deberán tomar medidas para modificar los patrones de funcionamiento de las actividades que en ella se han venido realizando hasta hoy.
Multicentros urbanos
La necesidad de disminuir al máximo –en cantidad y en distancia- los trayectos entre un punto y otro en la ciudad hace que debamos contar con servicios básicos en cercanías a nuestro lugar de residencia. Planes como Ciudades de 15 minutos que invitan a generar multicentros con diversidad de actividades y servicios en un corto rango de espacio, se tornan opciones válidas para evitar tener desplazamientos prolongados y, por ende, utilizar sistemas de transporte unipersonales que faciliten el distanciamiento social pero que permitan la movilidad en la ciudad.
Densidad urbana
La densidad asumida como el número de habitantes por cantidad de área, es una variable a considerar para los planificadores urbanos en el marco de la pandemia. El distanciamiento social recomendado implica que cada habitante tenga una mayor cantidad de área a su disposición para habitar y realizar sus actividades cotidianas, por lo que la construcción de rascacielos o edificaciones de gran altura generaría alta concentración de personas en un mismo punto. La necesidad de compartir zonas comunes con los demás copropietarios se convierte en un factor problemático en aras de cumplir con el distanciamiento físico.
Sistemas de transporte
En las últimas décadas del siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI se han promovido al máximo los sistemas de transporte masivos en los que se pueda movilizar mayor cantidad de personas en menor espacio para evitar atascos y problemas en el tráfico vial. Hoy con la pandemia, vemos que definitivamente este es un elemento problemático para el distanciamiento físico que se busca, es por esto que sistemas de movilidad unipersonal se tornan como la mejor alternativa para efectuar los trayectos urbanos. La caminata y la bicicleta han sido recursos implementados en las grandes ciudades como mecanismos que preservan el cuidado y evitan el contacto social.
Espacio público
El espacio público se entiende como todos los lugares de propiedad pública o de uso público, accesibles y disfrutables por todos gratuitamente, por tal razón es uno de los elementos que deberá reinventarse mayormente. Si bien ya no podrá tener como fin la aglomeración de ciudadanos, si deberá cumplir su función como ese espacio para el disfrute y el goce al aire libre esta vez a modo personal o familiar. La creación y aprovechamiento de parques y de áreas de esparcimiento públicas, se convierten en una alternativa fundamental para aquellas personas que no cuentan en su vivienda con espacio suficiente para el ocio.
Comercio y economía local
Los establecimientos comerciales en donde convergían gran cantidad de clientes simultáneamente tendrán que asumir medidas radicales para continuar con su funcionamiento y que se preserve el distanciamiento físico. En las ciudades intermedias es usual encontrar que la economía local se basa en lo que ocurre con el comercio de mediana y de baja escala, es por esto que se deben aplicar estrategias para respetar protocolos de seguridad lo que condicionará futuros diseños de áreas comunes con filtros y zonas de monitoreo. La ocupación del espacio público para casos críticos como restaurantes, bares y afines, puede asumirse como una alternativa que debe aplicarse con proyectos piloto que sean coherentes con las dinámicas urbanas de cada contexto.
2 comentarios
Más allá que generalizar el tema de TIC, es importante detallar y especificar la metodologia y los procesos, a lo largo de los años y con los diferentes mandatos las ideas y proyectos solucionan problemas del momento, es importante que exista una verdadera utilización de los recursos y que los proyectos sean escalables, la implementación de los SIG (sistemas de información geográfica), existentes con la creación del POT de Segunda generación, dónde la información de quedó represada y dónde se limito a un aspecto netamente de la secretaria de planeación , es de gran importancia que las diferentes secretarias puedan utilizar dichos recursos, para depurar información y optimizar procesos, esto con el fin de tener la mayor cantidad de información y así mismo poder tomar las decisiones más acertadas para cada problema que se genere actual y futuramente, cabe acotar que todo esto depende de actualización constante de información y que dándola a conocer a los ciudadanos, podamos encontrar estrategias comunes con la ciudad y que no sea solo imposición de las ideas.
Felicitaciones por tan excelente artículo. La arquitectura es la disciplina a través de la cual las ciudades enfrentarán los retos del futuro. Soy una convencida de que las ciudades necesitan ser pensadas y diseñadas exclusivamente por arquitectos, con la calidad humanística que percibo en quién escribe este artículo. Me alegra enormemente leerlos.