Arquitectura y pandemia

“Es precisamente esta relación entre actividades cotidianas – permanencia – calidad de los espacios, la que fue trastornada con la llegada de la pandemia. El hecho de vernos obligados a permanecer más tiempo en nuestras casas, tener que trabajar desde ellas y compartir con los demás miembros de la familia en el mismo lugar, hace que valga la pena repensar en qué espacios vivimos.”

Encajar la arquitectura en un concepto único e inamovible no ha sido posible a lo largo de la historia. Su concepto depende del momento histórico, del lugar y de los movimientos que se han desarrollado en ella. A pesar de esta pluralidad, dentro de estas posturas se encuentra un factor común: la arquitectura es la disciplina encargada de pensar y proyectar el espacio en el que el ser humano habita.

El espacio habitable –la vivienda para este caso en particular- es el reflejo físico de factores inherentes al hombre; es la racionalización del comportamiento humano en aras de optimizar su rendimiento, eficiencia y economía en consonancia con su entorno. Aspectos como la cultura y la idiosincrasia del lugar, también son relevantes al momento de definir el concepto de vivienda y de calidad de vida en la arquitectura.

Es por esto que el espacio de permanencia tiene una relación directa con la salud física y mental. La adaptación de este a las necesidades básicas y particulares crea una satisfacción que puede tornar favorable o desfavorable la percepción de plenitud en el ambiente en el que se habita. Entre más fiel sea el entorno construido a los requerimientos funcionales y cotidianos particulares, la impresión de confortabilidad aumenta y se reducen la sensación de carencia; es por esto que el concepto de la vivienda como un prototipo se convierte en un tema debatible y controversial.

La dinámica social también hace parte primordial de las características de los espacios habitables. Tiempos de permanencia y transición en nuestras viviendas son relevantes en el diseño espacial, así como las actividades que desempeñamos dentro de ellas como parte de nuestra rutina. Estos aspectos determinan variables como dimensiones, iluminación, asoleamiento, ventilación, privacidad, relación con el exterior, entre otras.

Es precisamente esta relación entre actividades cotidianas- permanencia- calidad de los espacios, la que fue trastornada con la llegada de la pandemia. El hecho de vernos obligados a permanecer más tiempo en nuestras casas, tener que trabajar desde ellas y compartir con los demás miembros de la familia en el mismo lugar, hace que valga la pena repensar en qué espacios vivimos.

1. Dimensiones de la vivienda

Según el DANE, para el año 2019 del total de áreas construidas, el 25,5% corresponde a Viviendas de Interés Social y el 74,5% a otros tipos de vivienda. Este dato es importante partiendo del hecho de que el área mínima permitida para una VIS es de 60 metros cuadrados en donde vivirán en promedio de 3 a 4 personas, es decir, un índice de metros cuadrados por persona de entre 15 a 20.

Por su parte, según un estudio realizado por el profesor Juan Guillermo Yunda de la Universidad Javeriana, la cantidad de área por habitante en la vivienda está directamente relacionada con el estrato. De esta manera, para el estrato 1 el índice de metros cuadrados por persona es de 18 mientras que para el estrato 6 es de 116. Esta comparación hace deducir que, si el 80% de la población colombiana pertenece a los estratos 1, 2 y 3, como lo señaló el mismo DANE, el índice de área por persona a nivel nacional en su mayoría no supera los 20 m2. Vale la pena preguntarse ¿Es posible mantener una calidad de vida en esta área todos los días?

2. Calidad de los espacios interiores

Tomada de: https://www.vivires.com/blog/hogar/casa-poco-iluminada/ (2018)

Si bien la calidad espacial es subjetiva hasta cierto punto, hay parámetros comunes que determinan si los espacios son sanos o no para su habitabilidad. La ventilación, la iluminación, el asoleamiento y la orientación, son determinantes que generan niveles de confort en el ambiente y sensación de bienestar.

El confort térmico por su parte, debe ser tenido en cuenta con base en las características del entorno en la vivienda y de las necesidades de salud de quien las habita. Asimismo, la iluminación de los espacios, ha sido analizada como un factor que influye directamente en el estado de ánimo de los habitantes de un lugar. Ahora que nuestra cotidianidad apunta a pasar más tiempo en casa, ¿qué tanto bienestar nos aporta los espacios de nuestras viviendas?

3. Áreas verdes integradas a la vivienda

El hecho de tener que pasar más tiempo dentro de nuestras residencias y de no poder salir con motivo de ocio o recreación hace que las zonas verdes interiores cobren un mayor valor. A pesar de que es difícil pretender que todos los espacios donde habitamos tengan en su interior áreas destinadas para jardines, se recomienda tener zonas con naturaleza aledañas a nuestras viviendas que funcionen como espacios para el esparcimiento. La naturaleza cumple una función de regulación térmica de los espacios además de su facultad de renovar el aire que respiramos pues absorben los contaminantes del ambiente. Por otra parte, se pueden utilizar como alternativas de mitigación del ruido o simplemente como la posibilidad de dar algo de vida a un lugar.

4. Espacios para el trabajo desde casa

El teletrabajo al cual nos hemos visto abocados a partir de la pandemia, el estudio virtual de los niños o de los adolescentes y diversas labores que ahora requieren de una ergonomía especial, son otros factores que llevan a que se replanteen los espacios. Muchas de las viviendas en las que permanecemos no cuentan con espacios determinados exclusivamente para labores de oficina o de aprendizaje y no queda otra alternativa que adaptar otros espacios a dichas tareas, una decisión útil en su momento pero que a posteriori acarreará consecuencias negativas para la salud física y mental. La eficiencia laboral tiene una relación directa con las características del espacio en el que trabajamos.

5. Relevancia de áreas de servicio

Las labores de autocuidado sin duda alguna han cobrado un papel protagónico en la vida cotidiana durante la pandemia. Cocinar, lavar, limpiar, organizar, son tareas diarias que no dan tiempo de espera o posibilidad de no realizarlas pues dependemos de ellas para mantener una salubridad adecuada en el hogar. Por estas razones, si no se cuenta con espacios confortables que proporcionen facilidades para la realización de dichas tareas, la sensación de agotamiento aumenta y nuestra salud se ve afectada negativamente.

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4 comentarios

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    • D. Gómez el 2 junio, 2020 a las 4:54 pm
    • Responder

    Este análisis es consistente con la situación que durante esta época de confinamiento se ha incrementado la violencia intrafamiliar. Con el espacio tan reducido en las casas, principalmente en algunos estratos, lo natural es el choque entre las personas.

    • Jonathan el 3 junio, 2020 a las 12:48 am
    • Responder

    Interesante cómo conduce la idea principal por medio de cada ítem. Las estadísticas nunca antes habían adquirido tanta humanidad, paradójicamente pierden el sentido para hacer un llamado a la conciencia y recapacitar. Que buen artículo.

  1. Excelente artículo. Yo veo que cuando se trata de construir vivienda social, pareciera que existiera una dicotomía entre bajo costo y buen gusto. Bucaramanga parece construída sin arquitectos y por la misma persona. Tuve la oportunidad de tener en mis manos una revista de una bienal de arquitectura y me sorprendió gratamente que fue premio de arquitectura un diseño de casas de interés social, en Medellín. Aquí tenemos una facultad de Arquitectura excelente, me parece que es hora de que tenga mayor protagonismo en la ciudad. La facultad debe ser órgano consultivo obligatorio de cuánto proyecto aprueben las curaduría urbanas, entre otras cosas porque se garantizaría el control de la corrupción a la hora de aprobar proyectos. Tenemos jóvenes valiosos como los que escriben este artículo que deben, por derecho propio, influir mucho más en la construcción y conservación que se hace en Bucaramanga. Que se vea que es una ciudad pensada para el ser humano.

    • Edgar Amado el 2 julio, 2020 a las 1:27 am
    • Responder

    Existen varios enfoques y agradecemos por la participación y comentarios, de forma general y con el fin de dar mejor noción y respuesta al algunos comentarios , en dicho artículo enmarcamos los grandes problemas existentes de actos pasados, la demora en la aprobación del POT de segunda generación dió oportunidad a desarrollos de proyectos en zonas sobrepobladas que dejaron a un lado la importancia del espacio publico, la falta de seguimiento de los diferentes entre de control, la aceptación de los ciudadanos a comprar proyectos con poco confort termino, con una infraestructura inamovible y limitante; la visión y la lucha del mayor aprovechamiento del lote y los metros cuadrados también es un resultado a lo sobrevalorados que están los lotes, dónde cada persona tiene un tesoro y esto de una forma u otra genera que los constructores busquen de maneras poco ortodoxas la rentabilidad, sumando la validación del mercado por la venta de renders (imágenes) y videos que embellecen dichos proyectos, pero que cuando los viven llega la resignación.

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