Simplemente di que no, que no sabes hacerlo y mejor dedícate a otra cosa. Si necesitas entregar una análisis de riesgos para el viernes y es lunes y no sabes qué es un análisis de riesgos, no pierdas el tiempo «aprendiendo» en el trabajo. Ahórrate ese dolor de cabeza y simplemente dedícate a otra cosa.
Mejor aprende eso que no sabes en otro espacio y domínalo poniéndolo en práctica a través de proyectos propios o para otras personas. Hazlo de forma voluntaria y no fijes tiempos de entrega muy apretados, permítete fallar: es aprender un poco.
No te dés en la cabeza tu mismo, deja que tu cerebro aprenda a su ritmo. Cuando ya tengas conocimiento y puedas resolver problemas simples o medianamente complejos con lo que haz aprendido, ahora sí comprométete en el trabajo. Será mucho más fácil y no quedarás en ridículo. No arriesgarás tu imagen y tu paz mental se mantendrá.
Si no sabes cómo, no te comprometas. Aprende, aplica, falla y aprende. Vence.