Cambiar de casa

A unos días de mudarme de casa y de barrio me he cuestionado mucho acerca de cómo impactaría esta mudanza en mi vida actual. Comencé por pensar en que podría tener allí mi propio estudio, comenzar mi biblioteca, crear un espacio más bonito para mejorar la escenografía de mis reuniones virtuales, tal vez grabar contenido más seguido y de mejor calidad para mis redes sociales, entre muchas otras cosas de fondo. Estos cambios traerían crecimiento exponencial en mi desempeño en varias áreas de mi vida.

También imaginé que cambiando de vecinos, aunque ya vivimos en un barrio bastante bueno, podría conocer personas nuevas, tal vez alimentar mi red de contactos, tener incluso otros amigos o simplemente llegar más rápido a los lugares que frecuento en la ciudad (lejos de mi actual lugar de residencia). Esto reduciría mis tiempos de transporte y con él los costos del mismo, lo que además podría reducir el estrés…

Pero después de pensar en todo esto intenté imaginarme cómo impactaría en nuestro comportamiento cotidiano, en el actuar de mis padres, en mi día a día, qué nuevos hábitos podría construir y qué viejas costumbres definitivamente abandonaría, y aquí fue cuando di con esta reflexión:

No importaba a dónde me mudara, si era un lugar lujoso, si los vecinos estarían mejor posicionados, si el apartamento sería más moderno y con mejores instalaciones, todo iba a depender de nosotros. Era fundamental mejorar nuestros propios hábitos, conservar el orden y la limpieza, revisar algo de diseño de interiores para redecorar, preocuparnos por cómo combinar los colores, si quería plantas debía aprender a cuidarlas y hacerme responsable de ellas, si esperaba tener un bonito estudio debía además trabajar para llenarlo con todo lo que quería que tuviera, y ni hablar de la biblioteca, pues para que físicamente se viera como la soñaba, debía lograr leer más libros en menos tiempo y mejorar con ello mis habilidades de concentración y ser más disciplinada con esta actividad.

Como lo ven, al final todo dependía de nosotros. El apartamento nuevo únicamente era un instrumento para hacer las cosas mejor, pero al final éramos nosotros quienes debíamos decidir si le haríamos justicia.

Conectando con mi publicación anterior, el cambio es principalmente interno, y cuanto más rápido nos demos cuenta de esto, más rápido podremos influir en nuestro entorno. No sirve de nada un cascarón bonito si por dentro somos los mismos durante años, si no crecemos, si no evolucionamos…

Tener una nueva y grata experiencia depende siempre de nosotros. El entorno se pone a disposición y abre sus manos para recibirnos, pero en nuestro actuar está que logremos los objetivos propuestos.

Casa nueva, vida nueva, solo si tú lo decides.

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