Recientemente escribí para una columna mexicana un breve artículo que señala el gran impacto negativo y difíciles momentos que atraviesan algunas actividades económicas en la región. Si bien el contexto es exterior, aplica sin duda para la realidad colombiana, por lo que la relaciono a continuación:
«El impacto mediático que ha tenido la pandemia mundial ha atacado a todos los sectores de la economía local, pero se tiene una mayor repercusión en el tercer sector, particularmente en la industria del entretenimiento y la industria restaurantera con consecuencias impensables, como por ejemplo la reducción parcial de las operaciones de algunas organizaciones que se desarrollan en este ámbito, obligando a la disminución exponencial del número de empleados o en casos más dramáticos incluso el cierre total de sus operaciones. Dado este escenario, a continuación se analizarán elementos específicos del sector restaurantero, sin lugar a duda decisorio en la región, debido a la importancia de Tijuana como destino turístico a nivel nacional e internacional y su dinámica fronteriza.
El modelo de negocio del restaurante ha evolucionado conforme a las preferencias del mercado, el consumidor actual ha transformado la acción de comer en toda una experiencia donde no simplemente espera recibir unos alimentos procesados para degustarlos y por el contrario quiere conocer la historia de su platillo y que cada bocado le brinde un viaje a la cultura y a la socialización, compartiendo momentos especiales con allegados en un lugar, logrando un vínculo con el ambiente y con el espacio. Pero todo esto queda en entredicho por la coyuntura actual que será histórica… Se ha simplificado la operación a realizar una compra por medio de diferentes canales donde no existe contacto con la cultura del lugar y la experiencia queda relegada a la perspicacia del embalaje de los productos para no perder los atributivos y sabores que quieren comunicar. En este punto se puede evaluar que esta industria ha sido golpeada de manera inesperada, nadie estaba preparado para una cuarentena extendida por más de 3 meses ni mucho menos para la peligrosidad que sería el estrechar una mano. Las industrias se han adaptado para combatir este virus optimizando medidas de bioseguridad pero el inconveniente en los restaurantes radica que su modelo de negocio se basa en compartir experiencias, en estrechar manos y en compartir celebraciones con múltiples abrazos. Sin duda alguna el valor agregado de esta industria está amenazado de manera directa.
De acuerdo a revisiones generales es posible afirmar que la estructura organizacional de un restaurante está conformada en por lo menos un 40% de personal que depende del contacto directo con los clientes, como lo son: meseros, valet parking, recepcionista, garroteros y lava lozas. En la mayoría de establecimientos que hacen parte del sector estos puestos han sido parcialmente eliminados debido a que no hay operación a desempeñar. Aunado a esto, es necesario señalar que en la ciudad de Tijuana se estima la existencia de alrededor de 8,000 restaurantes, de los cuales en promedio el 90% son pequeñas empresas, que cuentan aproximadamente con una planta fija de 30 empleados, lo que se traduce en que directamente 96,000 personas han salido del mercado laboral. Este escenario plantea un alarmante incremento de desempleo, pero lo realmente preocupante es la eliminación de estos puestos lo que imposibilitaría la búsqueda de un nuevo trabajo basado en su experiencia arrojándolos a la informalidad.
Así mismo, la venta ha sufrido un descalabro por encima del 30% que afecta directamente a toda la cadena de producción ocasionando una reducción en la compra de sus materias primas impactando en los productores locales, ralentizando inclusive el sector primario de todo Baja California, por ejemplo: viñedos, productores de hortalizas, frutas y verduras, productores de proteína, entre otros. Esto se fundamenta en un principio básico: al disminuir la demanda del consumidor final, toda la cadena tiene pérdidas significativas ocasionando la desaparición de eslabones de la cadena que no cuentan con un músculo financiero robusto.
Por tal motivo es fundamental e inaplazable que se articulen esfuerzos en todos los ámbitos y por todas las autoridades de Baja California para asistir a esta industria, realizando acciones colectivas con el objeto de brindar las medidas de seguridad que eviten y prevengan el contagio del Covid-19 sin un costo tan elevado como es la posible quiebra de un sector, cabe mencionar como un ejemplo plausible el funcionamiento del sector financiero y el de las grandes unidades comerciales donde se muestra un acompañamiento continuo traducido en la marcha de sus modelos de negocio con los respectivos protocolos de seguridad.
Porque en los tiempos más arduos, la unidad nos hace invencibles».
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