Excombatientes y COVID-19
Si bien la pandemia ha cambiado todas nuestras realidades lo cual incluye hábitos, rutinas y relaciones (tanto económicas como sociales y por qué no políticas), no todos los miembros de la sociedad tienen oportunidad de vivir una cuarentena en tranquilidad y uno de esos ejemplos son las personas que hacen parte de los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, espacios de asentamiento de la población ex combatiente FARC-EP los cuales fueron conformados a partir de la firma del acuerdo de paz en el año 2016. En un escenario cotidiano (es decir sin presencia de pandemia), estos lugares sustentan a sus habitantes a partir del ejercicio de la economía social y cooperativismo qué pueden ser enmarcadas en la acepción global colectividad, por lo que el aislamiento pone en jaque la dinámica propia de los mismos.
Para sustentar esta última afirmación a continuación detallo algunas características generales de uno de los 24 espacios existentes, el cual es un territorio de 9 hectáreas, en el que viven 263 personas en casas y espacios de uso común. Los elementos amabilidad y solidaridad son indiscutibles, por lo que los bienes existentes, no tienen restricción ni propietario: alimentos, servicios, libros, proyectos, implementos y demás están al servicio de la comunidad permanentemente. Aunado a esto, las funciones de hombres y mujeres no son muy distintos. Si bien la mujer realiza actividades relacionadas con el hogar, también ejecuta tareas de organización y fuerza, mientras el hombre ayuda en dichas actividades paralelamente. Cada vecino, es tratado como un miembro más de la familia con las mismas atenciones y cuidados. Los excombatientes extrañan de sus tiempos de guerra (pueden hacer el ejercicio de preguntar que extrañan, y recibirán esta respuesta eufórica, acompañada de un rostro sin titubear) la vida en comunidad, la atención y el cuidado de todos, respaldado por la ideología.
En la actualidad las restricciones de comunicación y aislamiento están presentes en estos espacios, al igual que en el resto del país, aunque con carencias más notorias, carencias que vive gran parte de la población rural. La pandemia perjudica los largos desplazamientos que deben realizar la mayoría de los integrantes a actividades como compra de víveres, cuestión aunada a las limitaciones presupuestarias y económicas, el deficiente sistema de salud y la suspensión de los proyectos productivos que, aunque ambiciosos no se relacionan con las cuestiones de salubridad, por mencionar algunas situaciones, que siguen apremiando atención.
Por lo que el llamado es a la reivindicación del Estado… Se requiere a gritos su eficaz actuación, la cual no ha ejecutado plenamente, ni dado cumplimiento a lo pactado en el acuerdo, dejando entrever constantemente, solo incertidumbre para el escenario futuro.
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