Desde el país de nunca jamás…

Recientemente tuve el gusto de leer a Alma Guillermoprieto, periodista galardonada por reconocimientos como los siguientes: “Premio a los Medios de la Latin American Studies Association-1992”, “Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades-2018” y “Premio Nacional de Periodismo-2019”. Es autora entre múltiples obras del libro, “Desde el país de nunca jamás”, el cual fue publicado en el año 2011 (Es de destacar que han pasado 11 años y las condiciones generales de la región latinoamericana, una distante y cercana región, que es epicentro de análisis, dista de cambio, permanece constante en su esencia, si se compara lo evidenciado por Guillermoprieto en su momento y la coyuntura actual, en “Latinoamérica está todo por hacer”… Aún).  

Si bien, el mencionado título podría haber sido una alusión específica a México, país de origen de la autora, del que su historia, trayectoria y presente demarcan una cruda y ruda realidad socioeconómica, inseguridad e intensidad elevada de la violencia, el texto compila múltiples crónicas, pasando por Cuba, El Salvador, Brasil, Perú, Nicaragua y el propio territorio mexicano, entrevistando a víctimas, población civil expectante, representantes del orden estatal y algunos perpetradores de la violencia, lo que permite visualizar la importancia de conocer la historia y los orígenes que propician la emergencia de ciertas circunstancias o procesos, por ejemplo la lucha entre el gobierno peruano y Sendero Luminoso, que al igual que otros grupos insurgentes tuvo una aspiración como proyecto político, o el conflicto civil en El Salvador que puso de manifiesto la violencia sobre civiles, consecuencia de la también confrontación Estado Vrs. Grupos al margen de la ley, aunado a la presencia de niños armados en la favelas brasileras,  o el contexto de la revolución sandinista en Nicaragua.

Los relatos dibujan experiencias propias, resultado del heroico trabajo de campo (En calles, en zonas de control guerrilleras, en oficinas públicas, entre otras locaciones), y lo que este le ha permitido desarrollar. Bien hace la autora en defender la necesidad de contar lo que se ve…  “Mientras pueda andar por el mundo me seguiré asomando a lo que pasa”[1]. La efervescencia revolucionaria ha acompañado sus viajes, y es una invitación tácita a salir a campo, a escuchar a los actores protagónicos y a divulgar esos hallazgos, que en algo puedan paliar la indiferencia ciudadana, que por estar en una relativa comodidad de fanatismo o consumismo depredador no ejerce una correcta acción política y social.


[1] Frase mencionada por Guillermoprieto en una entrevista realizada en la entrega del galardón.

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