En estos tiempos modernos, los días corren de manera precipitada, tal como lo haría el tranvía de una metrópoli donde el principal objetivo es cumplir con su llegada en el tiempo esperado, y donde el propósito cotidiano gira en torno a como lo mencionó en algún momento Il Duce, “ hacer llegar los trenes a tiempo”, porque la inmediatez de cumplir un objetivo en un tiempo delimitado se ha convertido en el fin de la mayoría de nuestros días, donde la sociedad se adapta al cambio de manera sorpresivamente veloz como si se estuviera esperando ansiosamente el correr de los días, en así y bajo este contexto donde se obliga el citar a Zygmunt Bauman reconocido sociólogo que explica de manera inigualable la sociedad actual catalogándola como “modernidad liquida”, modernidad, que nos hace adaptarmos a cualquier forma tal como lo hacen los líquidos, comportamiento contrario al de las generaciones de antaño, delimitadas por estructuras sólidas y definidas… Ahora, en nuestra época la mayor preocupación es el prevenir que las cosas se queden estáticas.
Es así como doy apertura a este espacio, en donde trataré de explicar situaciones actuales de la sociedad, bajo nociones y análisis académico, porque creo fervientemente que la educación es indispensable para poder entender el transcurrir de los días, este transcurrir atropellado y complicado, aclarando que no me refiero a grados de escolaridad, pero si a la educación integra, esa que parece destinada a desaparecer por la exclusiva transferencia de información para ser memorizada, tal como lo definía Bateson en sus tres niveles de educación, solo que ahora esa información no se memoriza, sólo es guardada en dispositivos móviles que funcionan como una extensión de nuestro cerebro.
A propósito de sociedad, la semana anterior en la ciudad de Bogotá se presentaron una serie de enfrentamientos entre estudiantes universitarios y el escuadrón móvil de antidisturbios ESMAD, sin lugar a dudas los estudiantes tuvieron los reflectores una vez más como ya ha sucedido en múltiples ocasiones, pero la principal noticia como en la mayoría de los casos anteriores no fue el motivo de la protesta, que cabe resaltar es fundamental para entender la dinámica del desarrollo de un país, lo fueron las las acciones de hecho entre los dos actores de la protesta, porque con claridad se comunica que existen dos actores con características diferentes como si se tratara de dos clanes que buscan un objetivo diferente. ¿Acaso existe intereses maléficamente abismales entre dichos protagonistas de la noticia?, si se llegara a indagar entre cada uno, la nostálgica respuesta seguramente sería afirmativa.
Es por esto, que se hace necesario recordar que la protesta social es un derecho adquirido que reposa en La Constitución Colombiana, en su articulo 37, el cual afirma que debe ser pacifica, pero existe vía que intente romper el estatuo quo de una ciudad y no genere violencia… No existe manera que una práctica “ancestral” como la protesta que es sólida y que busca alterar el orden predeterminado de las cosas no genere caos, aunque en un mundo liquido estas prácticas distorsionan la estandarizada realidad, rompen la rutina, fragmentan el orden, desorientan, tratando de encender luces que iluminen la vía para que los precipitados días, aún tengan un sentido social y colectivo. Aún hay esperanza para para detener la dinámica predeterminada, la protesta social es una práctica en vía de extinción que reviste esta esperanza, que revive el colectivo social que en una ambiente individualista, puede ser señal de una real ofensa.
De ninguna manera se puede sobrevalorar esta práctica convirtiéndola en supremacía constitucional, dado qué el segundo actor, paralelo a la sociedad civil que es la ESMAD, la cual actúa como unidad especial capacitada y entrenada para mantener el orden público, específicamente para disolver manifestaciones no autorizadas, violentas o de cualquier índole se hace presente. Esto claramente genera una división de protagonistas, siendo evidente la acción de control hacia la protesta social, porque existe un marco constitucional que se debe cumplir, cuando se pierde la esencia de la protesta convirtiéndose en un acto meramente vandalice y anacrónico, se debe amparar el territorio, al igual que cuando se pierde la esencia de la ESMAD convirtiéndose en un aparato de represión contra la disidencia política se inicia el verdadero problema de justicia social y se debe manifestar. Dependiendo de las perspectivas personales, experiencias e ideología por mencionar algunos elementos, se pueden defender o desaprobar a algunos de los actores, realidad disyuntiva ya que la división en detrimento del bienestar no es el ideal de sociedad, normativamente debería primar el trabajo común por lograr el tan anhelado desarrollo, pero en la sociedad colombiana, se hace más notoria la fragmentación y no políticamente como se afirma en algunos escenarios, la fragmentación real es más compleja e involucra otros intereses, más allá de una sola concepción política…