Si usted es una persona que camina con alguna regularidad por las calles de Bucaramanga, seguramente se ha topado con la incómoda y atemorizadora sensación de transitar al lado de un muro de cerramiento de un conjunto cerrado que ocupa el largo de media manzana con una iluminación deficiente y la soledad absoluta. Quizás en ese momento no lo veamos, pero estamos siendo víctimas de la percepción de inseguridad producida por el entorno físico que habitamos.
Las ciudades en el siglo XXI tienen como desafío principal superar las problemáticas generadas por la falta de planificación. El aumento en el número de habitantes que componen las urbes y la incongruencia del espacio urbano ante las necesidades de los ciudadanos, tendrán que ser temas centrales de discusión para mejorar la calidad de vida urbana. Este corto circuito presente entre el componente social y el componente físico, se ve reflejado en la inseguridad y la delincuencia que azotan nuestras calles y que no han podido solucionarse con alternativas policivas, pues continúan latentes.
Es por esto, que el diseño del espacio físico se convierte en una alternativa, no para eliminar, pero si para reducir la delincuencia y la inseguridad en las ciudades. A continuación, analizaremos algunas estrategias espaciales para mejorar la percepción de seguridad.
- Líneas de visión:
La generación de líneas visuales definidas en nuestras calles, produce una continua vigilancia indirecta entre peatones. Muros, arbustos, señales y demás obstáculos visuales en el espacio público, pueden convertirse en puntos ciegos y evitar el efecto de ver y ser visto que contribuye a mejorar la percepción de seguridad.
- Iluminación
La iluminación es fundamental a la hora de crear sensación de seguridad en un lugar. Una intensidad adecuada combinada con una ubicación estratégica, tienen un impacto sustancial a la hora de generar visibilidad en el espacio público. Se debe poder identificar el rostro de los demás peatones del mismo espacio hasta una distancia de 10 metros.
- Mixtura de usos
La compatibilidad entre los usos del suelo que se desarrollan en una zona es importante a la hora de brindar seguridad. En una zona residencial se requiere un comercio liviano que provea las necesidades básicas de los habitantes, mientras que en zonas especializadas se pueden desarrollar actividades nocturnas o de alto impacto sin que afecten la tranquilidad de determinados sectores.
- Generación de actividades
En sectores comerciales en los que el mayor movimiento ocurre en el día, se puede generar una mayor atracción de ciudadanos mediante actividades complementarias nocturnas como restaurantes o bares. Esto reduce la oportunidad para atracos y vandalismo nocturno.
- Sentido de pertenencia y mantenimiento
El mantenimiento de un espacio genera una sensación de apropiación y pertenencia de una zona. El hecho de que se cuide la imagen de un lugar hace ver que alguien se preocupa por ese espacio y que está en constante vigilancia por lo que se genera de forma directa una percepción mayor de seguridad. Una ventana rota causa repulsión y sensación de vandalismo.
- Vegetación
El uso de una vegetación adecuada para cada zona es un factor clave para la visibilidad de los espacios. El tamaño de los árboles o arbustos, la forma, la sombra y el tamaño de sus raíces pueden aportar o ser un problema en la percepción de seguridad pues se pueden convertir en puntos ciegos que sirvan de escondite para ladrones.
- Muros de cerramiento: seguridad interna, amenaza externa.
A los ladrones y forajidos no les gusta ser observados. Prefieren actuar en espacios con poco flujo peatonal y donde puedan escapar con facilidad. Las puertas y ventanas de las viviendas o establecimientos, proporcionan una noción de permanente vigilancia y observación natural en las calles. Es por esto que los muros de cerramiento aportan negativamente a la percepción de seguridad de las ciudades pues se convierten en canales aislados de la población que puede llegar a evitar un hurto.
