Los nómadas modernos acaban de ganar el Oscar 2021

No se trata de turistas que viajan en enormes casas rodantes con todas las comodidades de una vivienda fija, ni de aventureros de países desarrollados alquilando grandes carros para recorrer por nuestros países «en vía de desarrollo», los nómadas modernos de la película ganadora del Oscar 2021 llamada Nomadland, son personas que por presión del sistema laboral o por voluntad propia, viven en sus modestas camionetas acondicionadas como hogar móvil.

La historia original la contó la periodista Jessica Bruder en su libro País Nómada, sobreviviendo en la América del siglo XXI, donde relata la cotidianidad de miles de norteamericanos quienes se desplazan constantemente por los diferentes estados de la unión, en su mayoría, porque consiguen trabajos de temporada (workampers), con las dificultades que esto conlleva, pero también con lo interesante que es mirar el mundo desde un punto de vista diferente.

La galardonada actriz Frances McDorman (Fargo 2005, Tres anuncios por un crimen 2017) quedó prendada del relato, compró los derechos del libro y contactó a la joven directora china Chloé Zhao (The Rider 2017) para que la adaptara al cine, teniéndola a ella como protagonista. El resultado fue una película de ficción con toques de documental, escenificada en paisajes naturales, con personajes reales interpretándose así mismos, como Bob Wells (fundador de una organización de nómadas), austera en su inversión, la cual tiene la particularidad de dejarnos pensando sobre la idea de vida que queremos llevar, las condiciones de las personas mayores y la esclavitud laboral.

Director/Writer/Editor/Producer Chloé Zhao and Frances McDormand on the set of NOMADLAND. Photo by Joshua James Richards. © 2020 20th Century Studios All Rights Reserved

Para mi fue inevitable hacer la comparación con la película de culto Easy Rider (1969) de Dennis Hopper, protagonizada por Peter Fonda y el mismo Hopper, con Jack Nicholson en un rol secundario pero notorio, en la cual los dos jóvenes atraviesan el país en sus extravagantes motos con el fin de asistir al Mardi Gras, el gran martes de cierre en el carnaval de Nueva Orleans.

En su recorrido se cruzan con personajes y situaciones que reflejan el particular momento social que vivía Estados Unidos a finales de los convulsionados años 60 del siglo XX, con hippies idealistas viviendo en comunas, venta de drogas en la frontera con México, racistas en los estados sureños y un objetivo de vida de los protagonistas marcado por la libertad y el asombro de conocer el mundo con sus propios ojos.

Nomadland también es un retrato de un momento particular en la sociedad norteamericana, que puede ser extendido a nuestras sociedades, donde los sistemas económicos nos mantiene aferrados a trabajos precarios, con limitadas posibilidades de crecer emocionalmente y una esperanza de felicidad comprada sólo con dinero.

NOMADLAND, left: Frances McDormand, on set, 2020. © Searchlight Pictures / Courtesy Everett Collection

Fern, la protagonista, interpretada por McDormand mira su abandonada casa, después de la muerte de su esposo, ve su trabajo rutinario, analiza la gente que la rodea y decide adaptar su camioneta y ‘echarla a andar’. En los grandes parqueaderos de estas pequeñas casas rodantes descubre que no es la única con asfixia social. Allí hay gente de su misma edad y situación con quien empatiza, conoce a un líder como Bob quien les enseña a lidiar con una cotidianidad en movimiento, qué hacer con los desechos, cómo jugar con los límites legales para estacionar, entre otras cosas.

La película no idealiza este modo de vivir ni cuestiona a quienes deciden hacerlo. Lo que si me generó es una especie de conexión interior, un diálogo secreto con el otro yo, ese que desearía cambiar radicalmente de estilo de vida, el que piensa irse a un pequeño y paradisiaco pueblo desde donde trabajar, compartir nuevas experiencias, nuevos aires y nuevas personas.

Leí en Twitter que el tema de Nomadland era sólo estadounidense, donde hay cultura de las casas rodantes, que en latino américa no existe. Pienso que no se trata de ser literal sino de encontrar ese ‘vehículo’ simbólico que nos ayude a ver la vida de otra forma; de pronto más sencilla y sin tantos condicionamientos.

Hace un par de meses conocimos en Barichara a una pareja de profesionales vallunos quienes salieron de Cali a finales de diciembre, después de una larga cuarentena. Desde entonces han vivido en hostales de hermosos municipios colombianos con bajo o nulo registro de COVID 19. Han disfrutado del mar, las montañas, los caminos de piedra, han vivido experiencias que no imaginaron, hecho amigos y continúan trabajando en la modalidad a distancia o compartiendo sus conocimientos en los lugares donde llegan. Se consideran así mismos, nómadas digitales. Recientemente nos enviaron una foto desde los llanos orientales en la cual ella está en una conferencia mientras acaricia un cervatillo.

Nomadland acaba de ganar el Oscar a Mejor Directora, Mejor película y a Mejor Actriz principal, sumando reconocimientos a la ya larga lista en todo el mundo. No es una película convencional sino un retrato social de este momento tan particular de nuestra historia, enmarcado en pandemias, crisis políticas, económicas y culturales

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