¿Cuál es la responsabilidad de los algoritmos de venta en Facebook, Google, YouTube, Twitter, e Instagram, entre otras redes sociales, en la mentalidad radical que se vive en el mundo? La película documental, The social dilemma, ofrece una respuesta preocupante basada en los testimonios de profesionales de la computación que trabajaron en esas compañías y que ahora miran con auto crítica el monstruo que ayudaron a crear.
Las reflexiones tienen que ver con el objetivo de este modelo de negocio digital al cual accedemos de manera aparentemente gratuita y la forma en que la Inteligencia Artificial está determinando el pensamiento de los usuarios.
¿Cuántas veces al día revisamos el celular, cuántas de esas son porque nos aparecen notificaciones, estamos pendientes de los «me gusta», qué tanto nos afectan los comentarios negativos en las redes, creemos en todo lo que se dice?
La razón de ser de los algoritmos de proyección, según Tristan Harris un ex programador de Facebook que guía el documental, es privilegiar cualquier acción que nos permita seguir conectados a determinada red. Los algoritmos no saben de ética, ni de responsabilidad social, ni de culpa. Si un video de algún fanático político tiene varios like, es probable que te aparezca en tus tendencias. No tiene forma de controlar las noticias o informaciones falsas, sencillamente porque no sabe que es verdad y qué no.
Esa labor la hemos visto desempeñada por periodistas de Fact checking, quienes revisan datos o afirmaciones pronunciadas por personajes públicos, comprueban su veracidad e interpretan las intenciones. Pero si no los consultamos o seguimos, perfectamente podemos creer en cualquier mensaje conspiratorio, populista, radical o violento.
El director de El dilema de las redes sociales, Jeff Orlowski, combina testimonios de alta credibilidad con puestas en escena de una familia del común, para ejemplificar hasta dónde podemos llegar si no hay un cambio en la ética social aplicada a las redes sociales. Los protagonistas son los hijos adolescentes de la pareja quienes se vuelven adictos al celular y como consecuencia de su escasa capacidad crítica, se ven envueltos en situaciones que los afectan, en su autoestima en el caso de la menor y en revueltas sociales en el caso del mayor.
Precisamente, series como Black Mirror (Netflix), DeVs (Hulo-FX), The boys (Amazon prime) y Years and Years (HBO) muestran las consecuencias del uso de las tecnologías de información al servicio de mentalidades extremistas que llevan al desconocimiento de los acuerdos y normas que nos han permitido avanzar como civilización, desprecian las posturas de centro o de consenso, en favor de la anarquía, la cual favorece a gobiernos totalitarios, represivos y violentos.
Uno de los entrevistados Justin Rosenstein, cocreador del «me gusta» de Facebook, manifiesta lo complicado que es reconocer esta distopía contemporánea, pues ellos ayudaron a diseñar los algoritmos que rigen las redes con un fin altruista y de beneficio para las relaciones humanas. Calificar tu vida por la cantidad de likes, así como exacerbar los ánimos hasta llevar a alguien al suicidio, es algo que no previeron.
Al final de El dilema de las redes sociales, se dan algunas posibles soluciones a este problema mundial. Aunque en realidad los temores llegan al punto de pensar en guerras civiles en países de tradición democrática, de no cambiar rápidamente el precepto ético y moral de las redes.
El documental se presentó con muy buenos comentarios en el festival de cine de Sundance y ustedes lo pueden ver actualmente en Netflix.
1 comentario
¿En realidad las redes sociales cumplen una tarea informativa o realmente están promoviendo la desinformación y la desorientación sobre la realidad y publican continuamente información parcializada a favor corrientes políticas o ideológicas e intereses económicos, políticos o militares?
Hoy no se sabe qué es verdad y qué mentira y lo más grave es que no hay control de la información, los periodistas no cumplen con la función de informar, sino que se dedican a defender posiciones de los gobiernos o de los dueños de las cadena de televisión o sistemas informativos y el usuario se quedó desprotegido