SI SE ACEPTAN DEVOLUCIONES

La verdad tenía miedo de ver “No se aceptan devoluciones” dirigida, producida, co-escrita y protagonizada por el comediante mejicano Eugenio Derbez, en parte porque sus personajes en televisión me parecen fastidiosos, por las críticas divididas de especialistas en cine, algunas bastante fuertes en contra y por la arrolladora aceptación popular que tuvo esta ópera prima en Colombia, en donde no necesariamente es equivalente el gusto masivo a la calidad cinematográfica, sin embargo me atreví y tengo que decir que…

 

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… Hace unas semanas les pregunté a mis estudiantes de Apreciación cinematográfica en la universidad, cuál película les había gustado sin importar la época, uno habló de La naranja mecánica de Kubrick, otra de Volver al Futuro en sus tres entregas y otro de El Pianista de Roman Polanski pero lo que me llamó la atención es que varios coincidieron en que “No se aceptan devoluciones” era, de las más recientes, la que más les había gustado porque los había hecho reír y llorar.

Ninguno dijo algo negativo.

Les pregunté por el argumento; cuando me lo contaron, les dije que ya había visto algo similar en otras películas, una de ellas la de Adam Sandler Papá genial, en la que el cómico intenta conquistar a una chica a través de la ternura de un niño prestado pero salen mal las cosas cuando le toca quedárselo. Además de las situaciones cómicas con el inexperto nuevo padre vienen las escenas para llorar cuando tienen que separarse.

En la medida en que los jóvenes precisaban el argumento mi temor aumentaba pues la referencia más notable y peligrosa que veía, era que se parecía mucho a The Kid (El chico) la película del genial Charles Chaplin que es un referente del melodrama llevado al cine, totalmente respetado por la trascendencia del actor y director inglés.

 

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Les conté el argumento de El Chico y contestaron que, sí tenía similitud pero que el final era totalmente diferente, que el de No se aceptan devoluciones era para “moquear” y que vieron a muchos “machitos” hacerlo, les pregunté, si habían dado pistas de ese inesperado final durante el desarrollo de la historia o le había pasado como a la entretenida película, Los ilusionistas, 2013 que transcurría con fluidez pero por dárselas de muy sorprendentes nos empacó un giro final tan inverosímil que casi nos tuerce el cuello.

Lo pensaron un rato y respondieron que si lo había hecho en la escena con el médico y en algunas con la mamá, así como en las actitudes del productor amigo del protagonista.

Como surgió la inquietud por la película de Chaplin, la vimos una semana después.

No sé si Derbez también la vio y se inspiró en el papel del pícaro Charlot quien se encuentra un bebé en la esquina de su barrio y aunque no quiere le toca encargarse de él pues el grande policía de ronda lo mira inquisidoramente. La madre aparecerá varios años después convertida en una próspera actriz desesperada por recuperar a su hijo quien, por supuesto, está encariñado con su loco pero cariñoso padre adoptivo.

El chico, al igual que la niña de No se aceptan devoluciones, acompaña a su padre en su curioso trabajo como restaurador de ventanas, que jocosamente son dañadas por las ´inocentes´ piedras que la lanza el niño. Las aventuras que viven juntos escapando del policía del barrio y haciendo las actividades cotidianas nos da el suficiente tiempo y motivos para encariñarnos con la pareja y solidarizarnos cuando intentan separarlos.

 

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Charles Chaplin y Jackie Coogan en The Kid 1921

Charles Chaplin y Jackie Coogan en The Kid 1921

 

Cuando la vi por primera vez, de estudiante en la universidad, recuerdo que mi compañera sentada en el pupitre de al lado lloraba en silencio mientras yo reía con la forma en que Chaplin le pegaba al trabajador social que le intentaba quitar al niño.

La misma película emitida en el mismo salón en condiciones similares educativas, sociales y de estrato, generaba lágrimas en unas personas y en otras risas, en algunos más serios les motivó reflexiones sobre las situaciones extremas económicas que pueden llevar a una mujer a abandonar a un hijo y sobre las inequidades. El docente nos dijo que eso se producía porque las películas no terminan cuando sale la palabra Fin, sino cuando pasan por el filtro de nuestras experiencias y conocimientos.

Lo cuestión es que Chaplin más que un cómico era un observador social, un crítico de las diferencias de clases, un artista integral que dominaba las peripecias circenses, un guionista, actor y director que nos hacía reír, pensar y conmovernos con sus historias tragicómicas y Derbez… solo había hecho personajes bobalicones y en mi sentir ridículos.

Me entretuve viendo varias de las películas nominadas al Oscar cuando se presentó la oportunidad de salir de dudas con No se aceptan devoluciones.

 

No se aceptan Devoluciones., record de taquilla en toda la historia de México y de las películas de habla hispana en Estados Unidos 2013 - 2014

No se aceptan Devoluciones., record de taquilla en toda la historia de México y de las películas de habla hispana en Estados Unidos 2013 – 2014

 

Eugenio Derbez obvio no es Chaplin, ni Adam Sandler a quien admira, ni Cantinflas su paisano, ni el cómico italiano Roberto Benigni ganador de aproximadamente cincuenta premios internacionales incluyendo tres Oscar por su tragicomedia ´La vida es bella´, donde un padre judío crea un ambiente de juego para que su hijo logre llevar de la mejor manera posible la vida en un campo de concentración Nazi, pero logra en mi concepto su mejor trabajo.

Empecemos por lo más sorprendente, el final. Evidentemente es manipulador pero ante todo poco inteligente, es como cuando la mala de la telenovela lleva setecientos capítulos ganándole todas a la protagonista: le quita el marido, la deja sin plata, es más deseable, intrigante y sexy que la otra boba y los guionistas se dan cuenta que hay que hacer algo radical para que no gane, pero no saben qué, entonces… la estrellan contra un camión y listo.

 

Loreto Peralta y Eugenio Derbez, No se aceptan devoluciones

Loreto Peralta y Eugenio Derbez, No se aceptan devoluciones

 

Mi temor, como los lobos de la película, era ver a ese tonto personaje de ´La Familia Peluche´ o de ´Derbez en cuando´ de la TV mejicana, haciendo una caricatura grotesca del gigolo tercer mundista encariñado con la niña que le “achacan” como hija, pero en su lugar me encontré a un Valentín Bravo más o menos controlado en sus expresiones y en los gags (momentos de golpes que producen risas) que no es un delito que los use, pero lo que más valoré es que no me sonara grotesca como algunas películas colombianas que supuestamente son de humor pero se valen del chiste burdo o de la palabrota para hacer reír.

En esta encontré algunas animaciones que hacen delicada la historia ante la ausencia de la madre, simbolismos con los lobos al acecho que justifican los miedos del protagonista, una puesta en escena decente para este debut y en general una historia entretenida de domingo por la tarde, para reír y llorar, no necesariamente para pensar.

 

 

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4 comentarios

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    • omar sanabria el 3 marzo, 2014 a las 6:51
    • Responder

    Tengo que aceptar que aún así tu artículo no me motiva a verla y siento que son de esas cosas que aunque decentes, uno podría invertir ese tiempo en repetirse The Kid o Kramer vs Kramer o bueno cualquier otra mucho mejor. Es que es inevitable escuchar a Burro haciendo un melodramón.

  1. Sin conocer mucho de cine, me pareció una película de una gran carga emocional. Creo que ese es el mayor valor que tiene. Conectarse hábilmente con el espectador a través de dos personajes (la niña y el padre adoptivo), y reflejando los sentimientos más profundos en una relación padre-hijo. Tiene giros que le dan buena dinámica narrativa, como la prueba de ADN, y la enfermedad terminal de la menor. Creo que se merecía un final menos obvio, sin la voz en off del protagonista haciendo un recuento de su vida con la niña, justo antes de morir en brazos de los padres. Pero en mi opinión una buena película, para reír y llorar.

    • Jorge Villamizar el 3 marzo, 2014 a las 18:42
    • Responder

    Yo a la película le pillé varios detalles que no me convencieron, parecidos a los que menciona… pero igual me reì como enano y lloré como magdalena (aún)!
    Si bien sus personajes son ridículos, desde «Anabel», en «Al Derecho y al Dervez» se muestra como un enorme genio creativo.
    Y claro que hace pensar… bueno, a los padres solteros sí!
    Con tantos prejuicios, antes pudo disfrutarla!! jajaja. un abrazo! 🙂

  2. Es una película con una historia muy emotiva,

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