Una de las ventajas de estar pensando en temas para este blog en donde interpreto hechos noticiosos a partir del cine, es que en varias oportunidades he desempolvado películas que ya había visto en otros tiempos y al hacerlo me doy cuenta que cambiaron, o mejor, que mi mirada no es la misma.
Esa paradoja me sucedió al repetirme ´Ilona llega con la lluvia´ de Sergio Cabrera basada en la obra literaria del escritor colombiano Álvaro Mutis, fallecido el pasado 22 de septiembre de 2013.
La muerte del destacado escritor colombiano me impulsó a verla pues su adaptación cinematográfica me permitía incluirla como tema de este blog, El Colombian Dream.
Empecé con indiferencia, pero poco a poco fui redescubriendo, esa encantadora mirada de Margarita Rosa de Francisco metida en la piel de Ilona Grabowska, a Humberto Dorado intentando dar la medida de Maqroll el Gaviero, el marinero que tuvo aventuras por el mundo literario de Mutis, en esta oportunidad atrapado en tierra firme y a su amigo libanes Abdul Bashur interpretado por Imanol Arias, quien está decidido a conseguir el barco que les devolverá la libertad y la alegría a los tres.
Un poco, guardando todas las proporciones y con la venía del difundo escritor, como le sucede a los personajes de ´Piratas del Caribe Navegando en aguas misteriosas´, la cuarta de la saga, en donde los capitanes Sparrow y Barbosa, no descansan hasta recobrar al que consideran el vehículo que los lleva por los mares de la eterna juventud, el preciado Perla Negra.
Aunque la había visto con interés cuando salió en 1996, se me habían borrado de la memoria varias escenas, incluyendo algunas trascendentales donde nos recuerdan la fuerza de ese triangulo de amistad sin fronteras entre Maqroll, Ilona y Abdul. Pero lo peor es que la recordaba opaca, lejana y sin emoción, bien diferente a como la sentí en esta oportunidad.
Un detalle que Cabrera destacó en este sentido y que se me había perdido es la secuencia en la que después de hacer el amor, Maqroll e Ilona recuerdan como se conocieron:
Ella menciona esa tarde de lluvia en París, su vestido rojo y la fuerza con la que entró al Café donde estaba el Gaviero; La forma como lo atropelló con el impulso que llevaba y su disculpa en francés.
Después de ver las imágenes de ese momento contado por Ilona, aparece la misma escena, esta vez en la versión de Maqroll, quien acepta que llovía, aunque el vestido y paraguas los vemos azules. Las disculpas de ella las recuerda en inglés y no en francés, según él, en broma por su abrigo y barba.
Héctor Abad Faciolince ya esbozó en su libro ´Traiciones de la Memoria´ la fragilidad de esa función en nuestro cerebro, y que para él se convirtió en una búsqueda que no paró hasta encontrar el origen de un verso que su padre llevaba consigo el día que lo asesinaron dando nombre a su obra más destacada: El olvido que seremos.
´Ilona llega con la lluvia´ no es una historia con rasgos de ´colombianidad´ o costumbrista. Es simplemente distinta a varias de la filmografía de Sergio Cabrera y a otras de diferentes directores que hacen grandes taquillas en nuestro país sin el favor de la crítica..
Tampoco muestra el drama del latinoamericano marginal o campesino que tanto gusta en festivales europeos. Ilona es de Trieste una población fronteriza italiana que incluye diferentes culturas como la eslovena, Abdul es libanes, cree en Alá y Maqroll es de… no se dice, no se sabe, no parece colombiano aunque es laxo con los negocios y se mueve bien en el Caribe.
Tienen en común que han conocido buena parte del mundo y no se amañan en ningún lugar, ni siquiera en Panamá donde Ilona y el gaviero crean un divertido club de ´azafatas´, donde hacen ´volar´ a los clientes mientras crecen sus finanzas.
Para que no se confundan esta no es una película de humor, acción o de amor, es un drama íntimo de amistad. Si tuviera que sintetizarla diría que trata sobre el deseo que tienen tres amigos entrañables por reencontrarse, así estén en diferentes partes del mundo.
Suele suceder que cuando hay distancia se siente más la amistad. La de Maqroll, Ilona y Adul está por encima del amor y de la sexualidad, que evidentemente es compartida sin que los afecte. En últimas son tres cómplices de la vida que aparecen y desaparecen según el vaivén de las aventuras que se les presentan.
En la medida que avanzaba la trama y aparecían personajes misteriosos como la fantasiosa Larisa, fui recobrando la memoria y una tristeza me fue invadiendo antes de que la historia diera un giro final.
Hay películas para ver más de una vez, bien sea para valorar su factura o entender su discurso. Lo que pienso es que hay que repetirnos las obras artísticas sea literatura, artes plásticas o cine, en varios momentos de la vida.
No es lo mismo leer un libro o ver una película a temprana edad que hacerlo cuando se tienen experiencias encima. La creación de sentidos es diferente, como me sucede con los libros de Álvaro Mutis y con Ilona llega con la lluvia, la adaptación cinematográfica de Sergio Cabrera.
1 comentario
El libro y el cine / El libro o el cine.
Dos elementos similares que forman dos oraciones, enlazados con dos diferentes conjunciones, y el resultado son dos ideas completamente diferentes. Mario Mantilla ha vuelto a lanzar su anzuelo, y el pez, ya desde antes convertido en pescado, vuelve a caer en éste. Si confieso que soy poco cineasta, me serviría de aclaración cuando no entro a comentar específicamente este interesante paralelo entre quien compone la obra con letras, y quien la interpreta con imágenes, en otras palabras el enlace del “libro con el cine”. Obsérvese que ahora es una preposición la que entra en escena, y la idea es otra vez diferente.
Mario no pierde tiempo con piezas tan pequeñas como conjunciones o preposiciones; él se va de lleno con el rey de las oraciones, el sujeto, el nombre, y logra imágenes aún más ricas en sentido, en suspenso, siendo él en persona quien enlaza los elementos.
Ilona y la lluvia / Ilona y Álvaro Mutis.
A mí me gusta Ilona, me agrada Mutis y me fascina la lluvia. Que me gusten los libros ha quedado más que claro, pero aun siendo poco cineasta como decía, también me llegan al alma las buenas películas, entre ellas una oda a la belleza: “Muerte en Venecia” de Luchino Visconti, con música de uno de mis compositores favoritos, Gustav Mahler.
Entonces, con estos parámetros a mano, me atrevo a componer la siguiente oración, que en verdad es un reto:
Mario Mantilla y Muerte en Venecia.
Felicitaciones.
Luis Eduardo Schroeder Soto.