En la vorágine de la era digital, nos encontramos atrapados en una nueva tendencia que podríamos denominar como ‘Viralidad Vacía’, un fenómeno donde la verdad científica es eclipsada por la viralidad en las redes sociales. La búsqueda de la autenticidad y la reflexión crítica se ve suplantada por la sed de reconocimiento digital y la proliferación de información no verificada. A medida que las redes sociales se convierten en el epicentro de nuestro consumo informativo, nos enfrentamos a un escenario donde el escepticismo saludable y la indagación profunda se ven ahogados por la marea de la popularidad digital.
El neurocientífico francés Michel Desmurget nos advierte sobre los peligros de una sobredosis de dispositivos inteligentes, y cómo el pensamiento crítico ha sido reemplazado por ‘Me Gustas’ y Retuits. Pero, ¿es esta la generación más inteligente de todos los tiempos o solo una generación hiperestimulada? La respuesta se desdibuja en la niebla de la viralidad.
En un mundo donde se busca que la verdad nos entretenga, la realidad sin adornos se vuelve aburrida. El auge de las fake news no es más que un reflejo de nuestra necesidad de consumir la realidad a través de hilos en Twitter, Lives en Instagram y Retos en TikTok. La Viralidad Vacía nos seduce con la promesa de reconocimiento digital, alejándonos de la verdad científica y la reflexión crítica.
El caso de los ‘niños intelectuales’, los nuevos influencers, es emblemático de esta tendencia. En su búsqueda de viralidad, muchas veces se reciclan ideas populares sin aportar una reflexión original o sustancial, perpetuando así un ciclo de superficialidad intelectual.
Navegando la tormenta de la viralidad vacía
Como sociedad, nos enfrentamos al desafío de navegar a través de la tormenta de la Viralidad Vacía, promoviendo la reflexión crítica, la verificación de la información y la empatía en nuestras interacciones digitales y físicas. Solo entonces podremos empezar a desmantelar las estructuras de desinformación y superficialidad que amenazan nuestro tejido social y nuestras relaciones internacionales.
La Viralidad Vacía no es solo un fenómeno pasajero, sino una señal de un cambio tectónico en cómo consumimos y valoramos la información. Reconocer y desafiar esta tendencia es el primer paso para cultivar una sociedad más informada, reflexiva y empática en la era digital.