¡Cuidado: Frágil!

 

Por: Angelique

Cuando somos pequeños nos preocupa el «coco» y los monstruos que habitan debajo de la cama, pero sentimos que nada puede hacernos daño porque para eso están nuestros padres. Cuando somos adolescentes no le tememos a nada, en nuestro imaginario somos invencibles y nuestros padres dejan de ser héroes para convertirse en verdugos. Cuando crecemos un poco más y la burbujita en la que vivimos se estalla, nos damos cuenta que así como somos dueños de momentos y experiencias maravillosas, somos vulnerables a la tristeza, a las injusticias, al dolor. Nos damos cuenta que somos frágiles, que la vida es frágil.

El 2012 me ha embriagado con un coctel de sentimientos, pues aunque he tenido noticias llenas de luz, he tenido otras que me han arrugado el corazón, que han ocasionado sismos emocionales con una escala de Richter digna de la primera plana de un periódico.

Noticias que me han hecho pensar una vez más que la vida es frágil, muy frágil. Primero fue una bomba a unas cuantas cuadras de mi oficina, luego la enfermedad de un ser querido y luego la impactante noticia de alguien a quien le apagaron los sueños por el robo de un celular.

Una explosión fue suficiente para cambiar la vida de muchos y acabar con la de otros. Un diagnóstico inesperado fue suficiente para arrebatarle a alguien la comodidad de su hogar para en un abrir y cerrar de ojos dejarlo luchando en una sala de cuidados intensivos y un segundo de intolerancia fue suficiente para quitarle la vida a alguien.

Este año he sentido paranoia, miedo y pánico escénico frente a esta tragicomedia que es nuestra estadía en la Tierra. No quiero que me arrebaten a nadie, me angustia pensar en el dolor de los que quiero y en el mío propio, me da inmensa tristeza conocer a los protagonistas de historias tan dolorosas como la de una familia a la que le arrebataron un hijo, un hermano, un primo, un amigo.

La vida está expuesta a diario a malas jugadas de la sociedad, en otros casos a jugarretas de la vida misma, pero de cualquier forma expuesta. La vida es vulnerable, tan delicada que no hay por qué dejar de decir los Te quiero que se sienten, ni los te extraño que hacen falta. Tan ciertamente incierta que hay que vivir al máximo. Disfrutar cada momento y saborearlo como si fuera el último, reír a carcajadas, llorar de alegría, de amor y de tristeza,   amar como si nunca nos hubieran herido,  disfrutar lo simple y lo complejo, dejar los “peros” a un lado, aprender a decir no y saber decir  sí, perdonar, olvidar, guardar las sonrisas de la familia, los amigos, los amores frustrados y los que funcionaron,  ofrecer el corazón, dejar bajo llave los rencores y los malos ratos, hacer locuras por amor, bailar bajo la lluvia, robar un beso, asfixiar con un abrazo y sobre todo agradecer a diario por lo que tenemos, por lo que vivimos, por los sueños que hemos realizado y por los que queremos realizar, por nuestra familia, amigos, trabajo y por cada una de las cosas que la vida nos pone en el camino.

Muchos coincidimos en pensar  que nunca nos va a tocar, que los temblores y las pruebas duras de la vida no van a atentar contra nuestra “burbujita” que siempre hay un mañana para decir te quiero, perdóname, te extraño o cualquiera de esas cosas que pensamos y no decimos pero la vida es para vivirla, compartirla y gozársela HOY porque el mañana algún día dejará de estar ahí para sorprendernos.

¡Corran a decir lo que sienten!

Twitter: @MarJaraba

 

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