Maquinaria Chile 2012: Rock en la cordillera

No era fácil digerir que iba a hacer presencia en el festival musical más grande del continente de este año, mucho más cuando desde hacía un par de meses solo lo veía como una lejana ilusión.

Y es que realmente este festival le hace justicia a su nombre, es una maquina completa en cuanto a organización y logística, que conlleva a una infinidad de cosas, mucho más tener un cartel tan lleno de estrellas y de bandas tan importantes como la de este año. Ningún detalle podría quedarse por fuera, y lastimosamente ningún festival está exento de errores, problemas, ausencia de autoridad o de responsables de algunas cosas. Pero de eso hablaré luego.

Luego de llegar al país austral, la tarea difícil la habían puesto los organizadores. ‘¡Carajo! ¿Cómo hago para ver esta banda sí toca en el mismo horario que esta otra que también quiero ver?’ Mucho más con 4 escenarios (que realmente eran tres, enormes, pero tres) en los cuales se podría haber separado mucho mejor estos itinerarios, ya estaba la suerte más que echada y sí uno quería ver ambos shows pues debería perderse un poco del otro. Así de simple.

La llegada al Campo Club Vizcachas, bien a las afueras de Santiago, hacía que mi ansiedad e intriga por el lugar del evento fuese mucho más. Un espacio enorme, que apenas con el Otoño-Verano chileno quedaba más que perfecto (o nefasto) para la ocasión. El clima aparentaba ser el mejor, ni mucho calor, ni mucho frío, y mucho más para un corroncho como yo que siente frío en Bogotá y se asa de calor en Barrancabermeja pero que misteriosamente se siente a gusto en Bucaramanga, todo se prestaba para que fuese un muy buen día lleno de metal y rock and roll.

Día 1

Ahora ¿cómo hacemos? ¿Stone Sour o Mastodon? Hagamos el intento, un poco de uno y otro poco de otro, aunque hayamos llegado tarde.


Stone Sour: Desenmascarados

El proyecto paralelo de Corey Taylor y James Root (Slipknot) suena arrollador. Son una maquina en vivo, su más reciente trabajo de estudio, House of Gold & Bones es la mejor demostración de su versatilidad, además de demostrar que en escena no son simples sujetos tocando sus instrumentos sino se nota una conexión musical impresionante, por eso de la comodidad de Taylor durante el repertorio, por eso de su buena afinidad con el público chileno, el cual llamó como “el mejor de Suramérica”. Cambiemos!

 


Mastodon: Demoliendo escenarios

Los nativos de la apocalíptica Atlanta regresaban a Sur América, primera visita al país austral, y obviamente debían presentar su más reciente trabajo (The Hunter) con un setlist bien mezclado de éxitos de sus discos anteriores (Crack the Skye, Call the Mastodon y Blue Mountain). Estos tipos en escenario son una cosa impresionante, son más de lo que podría demostrar algún vídeo en Youtube, y me atrevería a decir de que su sonido en estudio es solo una pequeña representación de cómo suenan en vivo. La energía que expiden es incontenible, miles y miles de personas cabeceando no pueden estar mal. La propuesta de no tener un vocalista como tal sino que todos se compartan esa labor le da un dinamismo y originalidad que solo ellos pueden plasmar. Y bueno, así lo hicieron en hora y 15 minutos de show, o en la media hora restante que pude ver. Intensos instantes.

 


Cavalera Conspirancy: contusiones de una mente problemática

La primera vez que vería a los hermanos Cavalera en vivo luego de tantos años de escucharlos en viejas cintas. De joven me pregunté muchas veces quién era ese tipo con aspecto latino cantando en ingles por las calles de Río de Janeiro con una camiseta de Deftones. Ya muchos años después, ese tipo, ya no tan joven, estaría frente a mí pasando por un excelente compilado de éxitos pasando por Sepultura, Soulfly y su más reciente trabajo con Cavalera Conspirancy, Blunt Force Trauma. La presentación podría definirla como un regreso en el tiempo y verlos exactamente en sus momentos más brillantes, obviamente un Max con muchos kilos de más, pero con una voz impecable, unas guitarras asesinas de parte del señor Marc Rizzo, además de un bajo aplastante, nada más y nada menos que Tony Campos (ex Soulfly y ex Static-X). Al escenario llegaron invitados los hijos de Max y de Igor (batería), Zyon e Igor a hacer mucha más grande esta familia del metal. Hubiese preferido más canciones de Conspirancy pero igual fue tremendo escuchar canciones como Refuse/Resist y Roots Bloody Roots. Un sueño cumplido.


Marilyn Manson: Reverendo tedioso

Y me disculparan los amantes de su música, pero realmente este tipo nunca me ha causado nada. Bueno, sí, aburrimiento. Y algo así es verlo en vivo, una interpretación de sus discos como si fuese porque “se debe hacer” y no porque haya como una especie de gusto, unos músicos visiblemente incómodos, apáticos e indiferentes con un público con el que hubiesen podido haber hecho lo que quisiesen. Nunca me ha llamado la atención esos “artistas” que hacen todo mecanizado, y ese intento de rabia y extravagancia frente a la gente es aburrida. Destrozar una lata de cerveza en escenario es “muy malo”, pero es peor destrozar Personal Jesus y Sweet Dreams de la forma que él lo hizo. Born Villain es el disco más plano que he oído en años. Vamos por algo de tomar.

 

 

Chino Moreno Dj Set: ¿Qué?

Sí, esa fue mi expresión al saber que habría un dj set de Chino Moreno. Sí, el mismo vocalista de Deftones. En un principio fui escéptico y me pareció curioso. Hubiese preferido quedarme con mi curiosidad y no me diese esa especie de pena ajena de alguien parado frente a un Mac y darle play a las canciones. ¿Es esa la labor de un dj? Yo ni siquiera los titularía así. Son colocadores de canciones, ponedores o algo así, pero jamás un dj. Supongo que un dj debe ser alguien que compone, escribe, trabaja con sonidos, no simplemente coge canciones que le gustan y las pone en un orden especifico. Fueron unos 30 minutos en los que me quedé rascando la cabeza intentando encontrar respuesta. ¿Lo peor? ¡A la gente le agradaba! Bailaban como si estuviesen en el mejor rave del mundo. No tengo nada contra la electrónica, la música me parecía increíble, pero ¿poner esto en un escenario de un festival? Nahh, vamos por una pizza y esperemos a Slayer.


Slayer: El ángel de la muerte

Luego de un largo día de buenos y malos aciertos musicales, debíamos tomar una pausa. Algo de comer y de tomar mientras caía la noche (más tarde que acá en Colombia) en Santiago de Chile. A lo lejos una nube enorme de polvo, de quizá unos 40 metros y un sonido ensordecedor de la batería de Dave Lombardo en el intro de World Painted Blood. La voz de Tom Araya sonó impecable durante toda la presentación. Es más, en algún momento pensé que todo sería un playback, pero no, son años y años de perfeccionamiento del sonido. Lombardo es una jodida maquina. En ningún momento hubo algún momento de comunicación entre el público y la banda, quizá los escasos momentos donde le gritaban a Araya “chileno, chileno” o los infinitos “conchetumadre” que con el paso del tiempo iba entendiendo que no era algo malo, sino simplemente una expresión de emoción y sentimiento. Kerry King y Gary Holt (Exodous) simplemente hacían su mejor trabajo: hacer que Slayer suene como las trompetas anunciado el apocalipsis. Luces, tierra, polvo, mugre. Un excelente show.


Kiss: tu quieres lo mejor, tu obtienes lo mejor


En esta parte no me ahorraré elogios ni escatimaré palabra alguna para definir el show de Kiss. Simple y sencillamente es el mejor espectáculo del mundo. El Circo del Sol de la música. Y no simplemente por ser un show pirotécnico, sino la suma de tantos elementos a la vez más la perfección en el sonido, un repertorio de ensueño y unos señores músicos totalmente entregados con un público derretido a sus pies en una noche de fantasía. Lo de Kiss es un circo rock: fuego, juegos pirotécnicos, Gene Simmons volando por el escenario, Paul Stanley con un español leído pero cedido a los miles de Latinoamericanos que fuimos testigos de uno de los mejores cierres de festival en esta parte del globo terráqueo. Miles y millones de papeles volando en el aire y pólvora a gran escala para cerrar su presentación. Momentos que nunca se podrán salir de mi cabeza.

¿Y qué hace uno cuando termina un festival? Camina a la salida, pero ¿Dónde carajos es la salida? He ahí uno de los errores garrafales de la organización del festival (sí, Transistor, GARRAFAL ERROR) de no poner iluminación en la salida y simplemente dejar de que la gente intentase encontrar la forma más adecuada para llegar a tomar su transporte y regresar a casa. Lo resumiré así, imagínese caminar por en medio de un bosque a media noche sin ninguna luz y con unas 80 mil personas a su alrededor intentando caminar para el mismo lugar donde vas caminando e igual de desubicado que tu. ¿Qué se obtiene? Miles y miles de personas a paso de pingüino, intentando que nadie te vaya a sacar de una pisada el zapato o que se te suelte el cordón del mismo porque GAME OVER. Finalmente fueron unos 20 minutos en esa procesión, seguida de una hora y 15 minutos esperando en el carro que el tráfico ayudase un poco. Caos.

Día 2

“Vamos temprano”, “no vamos a alcanzar a llegar a la reja” o “se nos hizo tarde” era lo que oía una y otra vez de mis amigos para llegar al Maquinaria. Bueno, no todos los días se ve a su banda favorita (está bien, era la segunda vez que los íbamos a ver en menos de una semana) y debíamos conseguir un muy buen lugar. Así tuviésemos que aguantar bandas que ni conocíamos y horas de sol, calor, polvo y demás. Ah, y sin agua, no se puede entrar botellas y los distribuidores dentro del festival siempre estuvieron vacíos… pero ¿qué importa? Ya todo habrá valido la espera.

Debo confesar que corrimos luego de abiertas las puertas del festival, que luego de comprar provisiones (un par de sandwichs para toda la tarde) y llegar a la reja, me di cuenta de que no debía esperar de píe todo ese rato. Quizá era el sol, o la cantidad de tierra que estaba entrando por mi nariz debido al terreno donde estábamos parados, pero supuse que una siesta no le haría daño a nadie. La carpa central del festival fue el mejor lugar para una media hora de descanso. Como nuevo.

Gogol Bordello: Punk gitano

Bien interesante la propuesta de quizá una de las bandas más multicultural y plural del planeta tierra. Suenan como ellos suenan, como nadie más, una especie de música del mundo, fusionado con elementos sonoros de muchas regiones recónditas seleccionadas con pinzas y puestas de una forma agradable. Con un amigo me preguntaba “¿Cómo harán para componer estos tipos?”, la más mínima idea de cómo harán, pero simplemente su técnica funciona. Muy buena energía en escenario.

No me atrevería a hablar del show de Slash, porque a pesar de que lo escuché todo, mi cabeza no estaba con la atención puesta en su presentación. El cansancio del día anterior y la ansiedad deseaban que terminara ya y empezará el show por el cual había viajado desde tan lejos de una buena vez. Eso y disfrutarlo. Quizá fue el final de Sweet Child O’ Mine de la historia, pero ese solo final fue como de 17 minutos y medio. ¡Por fin! (pd. Slash es uno de los mejores guitarristas del hard rock, mis respetos)

DEFTONES: Sueño cumplido

Ya no faltaba nada. Ahí estábamos, nuevamente en la reja esperando a DEFTONES. El intro con la canción de The Ankara de Beirut solo hacía que la ansiedad aumentara un millón de veces más rápido. La mejor conexión con el público era dejar que se deshiciera en el viento Diamond Eyes y el resto sería historia. El público chileno en general es el más desquiciado que he conocido en mi vida, tanto que tuve que decirle a un tipo al lado mío que yo quería escuchar el concierto y no quería escucharlo cantar en mi oído. Y no es solo eso, los infinitos “reconchesutmadre” y similares que se gritaron, además de otras palabras que por obvias razones no puedo publicar aquí hacían que la energía dentro de esa multitud impresionante de gente se sintiera de lo mejor. Deftones hizo lo mejor que sabe: rock etéreo para esta vez un público afónico de cantarlos, un Chino Moreno que bajó al público, como lo hace en los festivales grandes de Europa, y pues bueno, este fue un festival enorme, a cantar y sentirse uno más. Inmejorable.

Terminada la presentación de Deftones no quedaba más sino retirarnos a nuestros aposentos. No quedaba energía para más, así viniese The Prodigy a escenario (oh wait!), ya había sido demasiado rock and roll para un par de muchachos ya no tan jóvenes.

No queda más sino agradecer al público chileno por tan buen comportamiento y buena acogida, a mis amigos Cristian, Claudio, Juan Pablo, Defcay, César y David por tan buen rato de buena música, a la organización por tan buen cartel, que aunque como todo, no es perfecto, hay cosas muy precisas que se pueden arreglar y que harán de un futuro festival algo mucho mejor. Ah, y muchas gracias a usted por aguantarse a leer tanta bobada junta.

También agradecer al reshushatumadre que me quería sacar a pelear antes de empezar The Prodigy, ahí te dejé el especio, cabro!

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