La tecnología definitivamente transforma nuestras vidas y además va moldeando nuestros hábitos. En días pasados observaba en YouTube un video increíble en el que una bebé de un año manipulaba sin problemas, de una manera natural, un ipad.
Esto lo único que comprueba es que la interfaz humana que crearon en Apple para este dispositivo, basada en la simplicidad logró su objetivo: de ser tan fácil de usar, tan intuitiva, que hasta un bebé la puede utilizar. Qué tal el mismo bebé manejando los complicados comandos del sistema DOS un par de décadas atrás?
Pero lo que más impresiona y que nos pone a reflexionar es lo que sucede luego en el video: la bebé, al leer una revista, intenta simular los mismos gestos con los que se manipula el ipad, para ampliar las fotos o pasar las páginas encontrando, claro, que esta no responde a ninguna de sus «órdenes».
En el video concluyen entonces que las revistas son, para los bebés, «ipads que no funcionan», ipads dañados.
Lo interesante es que con estas interfaces se le inculcan a las nuevas generaciones maneras innatas de trabajar, de manipular objetos, que se convierten en comportamientos intuitivos con los que ellos intentan conectarse con el resto de su naciente universo.
Esto me lo demostró también un niño de 13 años, ya usuario iPad; un dia le presenté un lector de libros digitales (un Kindle) que viene con una pantalla no táctil, y al intentar manipularlo con gestos y toques de los dedos y ver que no respondía lo dejó a un lado.
1 comentario
Interesante el blog, es la primera vez que lo visito y me llaman mucho la atención estos temas. Seguiré consultándolo. Felicitaciones