Crisis ambiental, el automóvil y la sensación de estatus

Ph: Mauricio León, tomado de:https://www.eltiempo.com/bogota/todo-sobre-el-pago-voluntario-para-no-tener-pico-y-placa-en-bogota-429886 (2019)

En Colombia en los estratos 4, 5 y 6 es muy común encontrar familias con 2 y hasta 3 automóviles pues es importante que cada miembro tenga un medio de transporte personal en el cual movilizarse. Esta cultura que ubica al automóvil como un objetivo de vida y como aquel dador de estatus social, ha generado un impacto negativo en el bienestar de nuestras urbes. A continuación, revisaremos el contexto ambiental y económico de Colombia y analizaremos las causas y consecuencias de este panorama que afecta el entorno que habitamos. Por último, enunciaremos algunas medidas que pueden aportar a la solución de esta problemática.

En Colombia las ciudades se están ahogando todos los días. Ya es habitual encontrar noticias de Bogotá, Medellín y Bucaramanga que evidencian la mala calidad del aire presente en sus áreas metropolitanas y que afectan la salud de la población, en especial a adultos mayores y niños. Esta situación obedece a factores climáticos, a la falta de control hacia el sector industrial, pero en mayor medida, a la cantidad de automotores que circulan a diario por nuestras vías. Por su parte, las autoridades municipales intentan contrarrestar la crisis con medidas que no dejan de ser paliativas y que están lejos de ser soluciones reales.

Según el Ministerio de Transporte Colombiano, el país cuenta con una relación de 120 automóviles por cada 1000 habitantes. Esto a nivel latinoamericano parece ser un panorama promedio si se compara con países como Brasil (206/1000 hab), Chile (316/1000 hab) y Argentina (248/1000 hab), sin embargo, se deben tener en cuenta otros aspectos decisivos a la hora de evaluar la situación. Por ejemplo, la edad de los vehículos existentes es preponderante a la hora de sacar conclusiones, según Andemos (Asociación Nacional de Movilidad sostenible), en Colombia la edad promedio del parque automotor es de 16 años para automóviles y de 20 y 21 años para buses y camiones.

Ph: Rafael Polo, tomado de: https://www.elheraldo.co/barranquilla/contaminacion-del-aire-y-movilidad-urbana-607432 (2019)

Siguiendo con datos relevantes, un estudio de mercado realizado por BrandStrat reveló que al comparar las cifras entre 2011 y 2016 quienes más crecimiento tienen en compra de autos son los hogares con mayor dinero, pero la clase media y baja no se queda atrás, pues también aumentó la tenencia de carros. “Se observa que en los estratos 5 y 6, de las personas que tienen vehículo, 29% manifestó que tienen más de uno en el hogar; entendido como una alternativa de solución a las restricciones de movilidad como Pico y Placa que se presentan en las ciudades principales. En el estrato 2 se pasó de 13% a 29% en cinco años, para el estrato 3 el cambio fue menor de 16% a 31%, pero el estrato 4 es el que demuestra el mayor avance al pasar de 29% a 65%.” Entretanto, según el censo realizado por el DANE en el 2018, la población en Colombia pertenece en un 80% a estratos 1, 2 y 3 mientras tan solo en un 20% a estratos 4, 5 y 6.

Las cifras anteriores nos ayudan a analizar la situación automotora en Colombia de una forma más detallada. Por un lado, vemos que aunque no se puede decir que Colombia tenga un alto índice de automóviles por persona comparado con Latinoamérica, la obsolescencia de la mayoría de los vehículos que circulan por nuestras vías es una causa importante de la crisis ambiental ya mencionada. También, podemos decir que el automóvil como medio de transporte pertenece a una minoría ubicada mayormente en los estratos 4, 5 y 6 y que los estratos 2 y 3 han querido acercarse a esta condición infructuosamente. De igual manera, es claro señalar que las medidas gubernamentales para mitigar la crisis ambiental como el Pico y Placa, no sirven de mucho si no se controla el mercado automotriz con rigurosidad.

Tomado de: https://www.elcolombiano.com/antioquia/movilidad/en-medellin-transita-un-carro-por-cada-tres-habitantes-EB3232363 (2015)

El automóvil, de ideología social a necesidad urbana

Partiendo desde el origen del automóvil, este no fue creado precisamente para el beneficio del grueso de la población, muy por el contrario, fue hecho para aquellas minorías adineradas como un bien de lujo. La velocidad que proporcionaba a sus dueños, hacía que el automóvil fuese una posesión que creaba un costo beneficio atractivo contraponiéndose a la idea del transporte masivo e igualitario que planteaba el tren. De esta manera se forjó la idea de una velocidad mayor para la élite y otra menor para la población popular; en pocas palabras, la diferencia de clases representada en los medios de transporte. (Orjuela, 2014)

Tomado de: http://miprensa.com/la-historia-del-personal-branding-marca-personal/ (2013), Henry Ford.

A partir de esta premisa clasista, las ciudades en el siglo XX empezaron a proyectarse teniendo al automóvil como el punto de partida en su diseño. Grandes distancias entre lugares, alta destinación espacial para vías y grandes superficies usadas para estacionamientos, son parte del paisaje que quedó de dicha planificación “autocentrista”; por estas razones físicas, se dice que el automóvil dejó de ser un bien de lujo y se convirtió en una necesidad. Sumado a esto, en el siglo XXI las deficiencias presentes en los Sistemas de Transporte Masivos de nuestras ciudades y la inseguridad que sufre la población, son aspectos que no ayudan precisamente a desestimular el uso de los vehículos particulares.

La urgencia de un cambio de paradigma

Tomado de: https://twitter.com/lifeadaptamed/status/1041621336404254720/photo/1 (2018)

Estas condiciones urbanas que dejó el siglo XX hoy está pasando factura. La contaminación ambiental que se hace inclemente requiere de medidas radicales por parte de los entes municipales y de la comunidad en general. La tan olvidada pedagogía urbana y políticas públicas de planificación urbana se hacen urgentes a la hora de pretender cambiar los patrones de comportamiento de la gente.

La implementación de una política pública de cercanías en donde se estimule mediante beneficios económicos a quienes vivan cerca de su trabajo o aprovechen los colegios de su barrio para matricular a sus hijos, serviría para disminuirle un porcentaje de masa vehicular a nuestras vías y por ende a la contaminación de nuestro aire. Con una medida como estas no se pretende impactar al 100% de la población de una ciudad, pero con un 20% que pueda lograrlo, las ganancias económicas, ambientales y de calidad de vida serían evidentes, además de esto, se validarían ejercicios como la bicicleta y la caminata como formas de movilidad.

Como individuos también tenemos alternativas. Superar esa sensación de superioridad dada por el automóvil y asumir una conciencia colectiva es un requerimiento obligatorio si queremos salvar a la raza humana del cambio climático. Compartir el vehículo con varias personas, utilizar los Sistemas de Transporte Masivos de nuestras ciudades cuando sea posible (independientemente de sus falencias) y reducir nuestra huella de carbono caminando o en bicicleta, dejan ya de ser posibilidades y se convierten en necesidades. El cambio está en nuestra voluntad, y también en nuestros pies.

Comments

comments

1 comentario

    • Leonardo Fabio Rivera el 24 marzo, 2020 a las 3:13 pm
    • Responder

    Medidas como la ciclo ruta , que aunque desestimadas y criticadas por muchos es y seguirá siendo una buena alternativa.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.