Ver cine desde el carro

Buscando opciones para reactivar el sector cinematográfico en el país, afectado notablemente por el cierre de las salas de exhibición y la congelación de los estrenos mundiales, algunas empresas abrieron autocinemas en Bogotá, Cali y Bucaramanga.

Una propuesta atractiva para salir de casa a ver películas en pantalla grande, utilizando el carro privado como palco y un dial codificado en su radio para amplificar el sonido. Esto conserva el distanciamiento físico con otros espectadores y abre la posibilidad de una entrada económica; aunque evidentemente no es la salvación del sector.

Los autocinemas tuvieron su auge en Estados Unidos en los años 50 del siglo XX, como una forma divertida de socializar mientras se proyectaban las historias del momento. Sin embargo, el incremento del valor de los terrenos, las variantes en los circuitos de comerciales y el cambio en las costumbres de entretenimiento, hicieron que los auto cines o autocinemas fueran desapareciendo.

En Colombia la moda llego tarde y fue efímera. Incluso recuerdo haber asistido a uno que quedaba cerca a Villa del Rosario Norte de Santander. Lástima que la película no eran las más llamativa de la cartelera, el sitio mostraba un deterioro en sus instalaciones y el sistema de sonido que provenía de unos parlantes instalados a la altura de las ventanas de los carros, sonaba un tanto encajonado.

Los actuales autocinemas cuentan con un sistema que te permite escuchar la película en un dial privado en el radio de su carro

Cuando anunciaron la apertura de un autocinema en el Centro de Ferias, Exposiciones y Convenciones CENFER, ubicado en el área metropolitana de Bucaramanga, me entusiasmé, pues tenía la imagen de los autocinemas clásicos, con meseras en patines que te llevaban la comida al carro y con escenas románticas al interior de los vehículos.

Aunque la realidad dista de mi fantasía, lo cierto es que está muy bien organizado, con guías amables desde la entrada al lugar, buena visibilidad y el sonido a la medida justa, pues somos nosotros quienes decidimos la cantidad de volumen en nuestro equipo del carro.

Disfrutamos la experiencia, pero siento que todavía nos falta más cultura cinematográfica para llegar al punto ideal, pues prácticamente fuimos los únicos en ver la función.

Del Autocinema al Cinecaballo

Bucaramanga fue una de las primeras ciudades que vio la luz eléctrica en nuestro país y este hecho sumado al pujante comercio exterior de finales del siglo XIX permitió que se diera un acontecimiento que parece de leyenda: la del Cine caballo.

Resulta que el cine apenas llevaba un par de años sorprendiendo a europeos y norteamericanos cuando llegó a Colombia en 1897. Primero a el puerto panameño de Colón (Panamá era una región de Colombia antes de que un visionario presidente conservador se la vendiera a los Estadounidenses) y luego a Barranquilla. De allí, el aparato conocido como Vitascopio partió para Bogotá por la principal vía del momento: el Río Grande de la Magdalena.

Al enterarse del ilustre viajero, unos comerciantes decidieron traerlo a Bucaramanga para una presentación en sociedad. Se habla de un empresario venezolano quien promovió el evento por toda la región fronteriza. La noticia se esparció no sólo en los alrededores de la naciente ciudad sino también por el gran Santander y cuentan que incluso llegaron del vecino país a lomo de mula.

Coliseo Peralta, Bucaramanga Colombia

El sitio escogido fue el Coliseo Peralta, una hermosa edificación tipo corral, con dos líneas de balcones laterales y un patio amplio que va prácticamente hasta la tarima. Esto facilitó la entrada de gran cantidad de personas que venían de otros lugares y que aun no se bajaban de sus caballos.

Es decir, se inauguraba en Santander el CINECABALLO.

No era extraño para el momento puesto que la edificación estaba diseñada para el acceso de estos animales, lo que si fue asombroso fueron los cortos de los hermanos Lumiére, en los que los parisinos de las antiguas fotografías caminaban como fantasmas por las calles y algún rápido movimiento hacía reír a los presentes en Bucaramanga Colombia.

Serie Huellas De Santander, TELEUIS 1996, Capítulo Cine y Teatros en Bucaramanga. Aquí se cuenta la historia del cinecaballo

Volviendo a nuestros tiempos, quién iba a imaginar que en el 2020 las teatros tendrían que cerrar para evitar contagios por aglomeraciones o que los estrenos de las películas con rótulo de taquilleras se aplazarían para el 2021 o que la producción cinematográfica quedara limitada prácticamente a historias en escenarios cerrados con pocos personajes.

Sólo a algunos guionistas apocalípticos se les pudo haber ocurrido. Lo importante ahora, es que las salas de cine abran lo más pronto posible y que nuestros dirigentes analicen que una cosa es el distanciamiento físico para prevenir contagios (con el cual estamos totalmente de acuerdo) y otra, es el distanciamiento social, no recomendado para nuestra salud mental.

Mientras todo vuelve a la ‘normalidad’, podemos asistir a los autocinemas del país, o en su defecto, a algún cinecaballo originario de tierras santandereanas.

Comentarios

comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.