Las películas biográficas tienden por lo general a ser excelentes en montaje e interpretación, pero lineales en su narrativa y además benévolas con los protagonistas, más aún si son músicos admirados como Sir Elton John. Darle una variante a estos puntos comunes pudo haber sido la razón por la cual el director Dexter Fletcher optó por convertir la película Rocketman en una «Fantasía Musical».
Lo primero que notamos en esta biopic es una línea narrativa basada en los propios recuerdos de Elton John que Fletcher recrea metafóricamente en potentes secuencias de baile y canto, inolvidables para los que nos gusta ver el cine como una suma de expresiones artísticas. La escena de la primera presentación de Elton en el Troubadour de Los Ángeles es poética, emocionante y reveladora de lo que será el resto de la historia, llena de extravagancia, simbolismos, reflexiones íntimas del cantante y mucha música.
Lo segundo que es evidente es la impecable reconstrucción escenográfica, ambientación, vestuario, maquillaje y montaje sonoro, que nos hace vivir los primeros años del músico en la Londres de los años 50. Escenas propicias para esbozar sonrisas a pesar del drama interno con diálogos y frases también sobresalientes como la del cantante de Soul americano quien le dice al inseguro joven:
«tienes que matar a la persona que estabas destinado a ser para convertirte en la que quieres ser».
Sin embargo, vuelvo a preguntar cada vez que veo biopics: ¿Cuál es el Plot de la película? ¿Cuál es el argumento? Es decir, en el caso de Rocketman ¿Se trata de la lucha por el éxito, la incomprensión por su condición sexual, su amistad con Bernie Taupin (quien escribe las letras de sus canciones), el abandono de su padre, la adicción a las drogas y al sexo o todas las anteriores?
A pesar de la alta creatividad audiovisual, Rocketman sigue siendo una suma de eventos, que van desde la niñez hasta el momento en que el desgastado Elton se interna en una clínica de rehabilitación. Lo particular es que la historia va y vuelve del presente al pasado, mientras el artista se va quitando el estrafalario disfraz que oculta sus carencias , lo cual es interesante.
Por otra parte, es inevitable comparar los dos musicales seguidos en los que ha intervenido Fletcher en los últimos tres años: Bohemian Rhapsody basada en la vida de Freddie Mercury y Rocketman basada en la de Elton John y no sentir similitudes, básicamente por las características de sus protagonistas: icónicos cantantes de pop-rock, ingleses, carismáticos, diferentes, autodestructivos y homosexuales. Pero son varias las diferencias de estética y de enfoque, ya que en Rocketman de entrada se reconocen todas las adicciones del personaje incluyendo drogas, sexo y despilfarro de dinero, recreadas en modo fantasioso o metafórico; el resto tiene que ver con las razones que el mismo Elton da sobre sus relaciones paternas y la carencia de afecto en su infancia.
Y aunque Fletcher no dirigió en su totalidad la galardonada Bohemian Rhapsody, (porque llegó al final de la producción a reemplazar al conflictivo Bryan Singer) si espera clasificar para los premios del 2020 junto a parte de su equipo y su notable elenco.
Mención especial merece la actuación de Taron Egerton al entregarnos un personaje multifacético y extremo, sin llegar a la caricatura. Además, canta y baila con naturalidad complementando una maravillosa banda sonora que mezcla el estilo de Elton John con la grandilocuencia de las obras de Broadway.
Egerton fue asesorado por el músico inglés, quien no sólo estuvo de acuerdo con su interpretación sino también con el guion y la producción ejecutiva, lo que quiere decir que esta versión de la historia es la del propio artista y no una versión libre del director. Algunas críticas han llegado por parte de otros protagonistas de la vida real quienes se ven como villanos en la pantalla grande.
No es extraña esa reacción, pues en últimas Rocketman además de ser una fantasía musical es igualmente un desahogo emocional, una catarsis de un ser extraordinario que a pesar de sus triunfos y de haber sobrevivido a los embates de la fama todavía siente las heridas abiertas en su infancia y juventud.