Son las 11 y 10 de la noche, el bus intermunicipal que cubre la ruta Bucaramanga – Bogotá comienza su recorrido. Mi mente empieza a volar más rápido que el bus. Recuerdo escenas inconexas de mi vida, proyecto mi futuro a niveles internacionales y aunque sé que debo dormir para no andar como un zombie en la capital, el frío del aire acondicionado no me deja. En ese momento sucede algo que despierta mi interés pero a la vez mi temor, sale el ayudante del conductor con un DVD en la mano.
Acomodo la silla, me pongo las gafas y me desarropo con la esperanza de entretenerme con la película que nos regale la empresa transportadora, mientras encuentro el sueño.
Mis experiencias anteriores no han sido las mejores: he visto en estas circunstancias varias patadas de Jackie Chan, algunos puños de Van Damme, un par de trompadas del Rápido y furioso Vin Diesel y unas carreras contra mafiosos despiadados del actor rapado que conduce un carro negro y cuyas películas se llaman, paradójicamente, ¡El Transportador!
Esto sin contar otras que me han tocado en los dos últimos años, pues he tenido que hacer la misma ruta por cuestiones familiares y laborales, en las que la cantidad de balas disparadas son imposibles de registrar.
En una oportunidad regresando con mi hijo a Bucaramanga pusieron una en donde dos tipos picarones, uno de ellos Cuba Goodding Jr, van en un crucero y se piensan ´levantar´ a la selección femenina de voleibol, creo que de Suecia! Y preciso mi niño de nueve años, que apenas se sube a algo con ruedas se queda dormido, este día estuvo atento a ver la ´profunda historia´. Bien incómoda la situación pues por lo general es una de las actividades que compartimos, por supuesto, con cintas adecuadas para su edad, cosa que ignora el que escoge las películas para pasar en el bus.
Esa es una pregunta que ahora me hago, ¿las escoge el conductor, el ayudante, el director de la terminal de transportes, el gerente de la empresa transportadora, el señor de la taquilla, quién es el que hace esta selección?
Son las 11 y 15 pm y el hombre le da Play el DVD… suspenso, porque el trailler parece interesante, pero todo se desvanece cuando aparece Ben Stiller, comediante norteamericano, quien va a robar a un tipo rico y le toca aliarse con Eddy Murphy, otro comediante que hace de ex presidiario. Aunque creo tener una cultura cinematográfica aceptable porque estoy pendiente de los estrenos, los premios y los actores, prácticamente nunca se el nombre de las películas que pasan en los buses, no me suenan ni siquiera por algún escándalo o algo similar, no entiendo qué me pasa.
11:30 pm ¿Serán las curvas del Cañón del Chicamocha o la trama insulsa lo que me está mareando?
Decido cerrar los ojos, intento dormir pero no es posible, mi mente empieza a volar más rápido que el bus pero ahora se meten los diálogos sonsos de Stiller con Eddy en mis desvaríos previos al sueño. Por fin me quedo dormido pero la ‘ musiquita´ de la película sigue dando vueltas después de varias horas. Abro los ojos, es la una de la madrugada, las luces están apagadas y al parecer nadie se ha dado cuenta que la película terminó hace rato. El cabezote del DVD con esa ´musiquita´ lleva dando vueltas como 15 minutos!.
Lo sorprendente es que miré para todos los lados, ni un solo reclamo y eso que el cupo iba lleno de santandereanos ´aguerridos´. Era insoportable, las señoras de adelante parecían arrulladas con este ´bendito’ sonido, hasta que no pude más y grité: ¡la película se acabó, paren el DVD!
Lo peor es que parece que el ayudante también venía dormido pues salió después de 10 largos minutos.
Sandra, una amiga quien también es madre, ya me había contado sobre un viaje fastidioso que hizo en bus de Bucaramanga a Barrancabermeja; jarto, tanto por la desbaratada carretera como por la violenta cinta que la acompañó ese día. Me decía, ¿por qué no iniciar una campaña para que pasaran, algo agradable o cultural?, no necesariamente ganadoras del Festival de Cannes o un ciclo de Luis Buñuel, ni las del neorrealismo italiano o las colombianas, pero si al menos que sean de corte familiar.
Los chilenos ya están adoptando medidas para regular el tipo de películas que se pasan al interior de su servicio de transporte, tanto municipal como intermunicipal, a raíz del disparatado momento captado por un pasajero, en el que se ve a un auxiliar pasando puesto por puesto para recoger los tiquetes mientras al fondo en los monitores se rueda muy campante una película pornográfica.
8:30 am. Nuevamente viajo en bus, esta vez de Bucaramanga a San Gil, un recorrido de dos horas y media. Mi mente empezó a rodar más rápido que el bus, el ayudante salió con un DVD. Regresé de mi desdoblamiento y fijé la mirada en el monitor, la película es Ted del irreverente Seth McFarlland, en la que el popular osito de peluche cobra vida y crece sicológicamente hasta convertirse en un, buena vida, fumador de opio y mujeriego, clasificada, según había leído, para mayores de 18 años . La señora corpulenta que va a mi lado le dice emocionada a su hijo de 6 años que mira por la ventana: “Empezó la película”, él fija sus ojos y sonríe al ver al osito.