Siempre me han gustado las películas post apocalípticas, donde a los pocos humanos que sobreviven a alguna hecatombe les toca un mundo, árido, caótico y salvaje. No sé exactamente por qué me atraen, debe haber algo de morbo en imaginar cómo sería la cotidianidad, sin que exista un orden social, sin tecnología, sin recursos naturales, ni sistemas de gobierno.
Pero la última película de este género que vi no era post sino apocalíptica, es decir sobre el fin del mundo. Se llama Presagio (Knowing) 2009, dirigida por Alex Proyas en donde el Sol es el determinante del fin de la humanidad. La vi en TV nacional por lo que hay que tomarla con reservas, aunque curiosamente me motivó a pensar si la algarabía por las interpretaciones del calendario Maya tenía algo de asidero.
El 21 de diciembre de 2012 está publicitado como el día en que se acabará el mundo como lo conocemos, basados en una supuesta predicción del calendario Maya.
La cuestión es que, John Koestler, interpretado por Nicolas Cage descubre a través de una secuencia numérica entregada a su hijo que allí están marcadas catástrofes pasadas y por venir, incluida la cantidad de víctimas en cada una de ellas, como las 2973 en el atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York 9/11/01/2973. Koestler intenta ayudar para que las tragedias vaticinadas no sucedan, pero no solo no puede sino que descubre que la última no tiene el número de los que morirán.
Siguiendo las pistas que dejó antes de morir la persona que escribió el papel, encuentra que no hay una cifra para la tragedia final sino una palabra: TODOS, es decir en esa fecha no morirán 80 o 200 o 1000 sino todos! John, que es astrofísico, ata cabos con la actividad inusual en las tormentas solares y el ´presagio´ se hace creible.
Como acostumbro a ver al cine parecido a un oráculo o como dice una amiga, de creer que sus temas me hablan para cambiar mi vida, quedé un poco influenciado. Después de todo, si el Sol dejara de arder nos congelaríamos en la más horrible penumbra y si se sobrecarga quedaríamos rostizados!
Decidí revisar en Google y en You Tube sobre la actividad solar y oh sorpresa, este año el ´astro rey´ ha emitido varias llamaradas que llegaron a la tierra en forma de radiación electromagnética y aunque no se manifestaron como fuego sino como ondas, estas podrían afectar dramáticamente los sistemas eléctricos si tuvieran una mayor potencia.
A esas alturas estaba a punto de buscar un refugio bajo tierra como los de ¨Vivos¨ o uno más barato como los ¨Preppers¨, incluso consideré, aunque de manera remota, unirme a la secta del señor portorriqueño que dice ser la reencarnación del mismísimo Jesús ,pero no lo pude encontrar pues según sus seguidores está en proceso de transformación, entonces volví la mirada a las culturas ancestrales, a las que tenían al Sol como un Dios, es decir a los antiguos egipcios, que lo llamaban Ra, a nuestros Muiscas, con Xue y a los griegos, con Helios.
Y fue en la mitología Griega donde encontré una respuesta para entender lo que pasa con el Sol y si en realidad podría acabarnos. Cuenta el relato mítico que el hijo de Helios, Faetón, tomó el carruaje de caballos alados con el que su padre, el dios solar, hacía su recorrido diario por la tierra y empezó a manejarlo sin la pericia y responsabilidad necesaria, a veces lo acercaba demasiado a Gea, la Tierra, produciendo calentamiento global con sequías y a veces lo alejaba oscureciendo y produciendo fríos extremos, hasta que la gente angustiada invocó a Zeus para que interviniera.
El máximo Dios del Olimpo, al ver ese carruaje desbocado le mandó su poderoso rayo haciendo que Faetón cayera y Helios volvió a tomar las riendas de su carruaje solar regresando el orden cósmico. Este mito me divierte y tranquiliza, no me mete miedo como otros, además, según cálculos científicos el Sol se apagará dentro de unos 5.000 millones de años, aproximadamente.
De todas maneras, si quieren pasar estas vacaciones alimentando la angustia existencial, pueden escoger entre la inverosímil, El fin de los tiempos, Shyamalan 2008, que tienen que ver con la reacción del medio ambiente, Dr. Strangelove, Kubrick 1964, que de manera divertida nos muestra como desatar una guerra nuclear, ´12 monos´, Guilliam 1995 y El origen del planeta de los Simios, Wayatt 2011, que atribuyen el desastre a experimentos biológicos, Titán AE, Bluth 1999 y ´9´, Acker 2009, de dibujos animados, Armagedon, Bay 1998, e Impacto profundo, Leder 1998, en donde estrellan contra nosotros fragmentos de cuerpos celestes, incluyendo en esa categoría, pero a una escala mayor, a Melancholia, Lars Von Trier 2012, que los hará sentir tan vacíos como cuando acabamos una relación.
Si no queda claro que va a haber en el planeta una transformación, espero superable, vean la pirotécnica ´2012´, Emmerich 2009, que combina el temible diluvio bíblico con el supuesto aumento de las partículas de neutrinos en la Tierra por causa de la radiación solar… así es, ¡nuevamente el Sol!
2 comentarios
El sol no se apagará, sino se consumirá, que es muy diferente. Y ese proceso tomará muchísimos años, e inclusive hay expertos que están seguros de que ya nos encontramos en el pleno zenit de la vida de nuestro gran astro. De ahora en adelante el sol se irá consumiendo en un proceso tan lento que los seres vivientes en nuestro planeta tierra ni se darán cuenta, independientemente de los avances que se hagan en el monitoreo de ese gran fenómeno. No se darán cuenta porque a medida de que el sol pierda calor y se vaya expandiendo en volumen, como se tiene previsto, los cambios en las condiciones de vida en la tierra serán tan drásticos, que podríamos decir que la humanidad alcanzará a transformarse tan innumerable veces, que a la larga se perderán las cuentas, los conceptos, las estadísticas, las religiones, las expectativas, y las mismas ciencias. En resumen, el intelecto de los que sigan sobreviviendo cambiará tantas veces que a la larga el fenómeno dejará de serlo, convertido en un modus vivendi u operandi, en una vida bajo condiciones tan diferentes que perfectamente tendrán lugar y continuidad en otros universos.
A lo que quiero llegar es que eso del “fin del mundo” y aquello de lo “apocalíptico” sólo es parte de la cosmética de la que algunos artesanos se valen en nuestros días para subyugar al ente coetáneo. Todo es un juego con lo absurdo. Todo es una forma de distracción. Y aparentemente todo es válido. Dentro de cien años no se estará ablando del calendario azteca, sino posiblemente de las bromas de los productores de espectáculos, entre ellos uno que llamaban cine, pregonando algo tan imposible como es el fin de un mundo.
Magnífico artículo, bien documentado, con bellas imágenes, y muy divertido. Mario Mantilla sabe de cine, sabe escribir, es generoso compartiendo con nosotros el gran arte que domina, y que se diga, que también sabe poner el anzuelo.
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Don Luis Eduardo, sus comentarios son muy valiosos, gracias y aunque no se ´pescar´ seguiré poniendo el ´anzuelo´ de la mejor manera posible.