Capítulo 13: Fiestas imprevistas e hijos de por vida

¡Dios mío! esta semana es el bautizo de la hija de la sobrina de mi tía política, y yo no sé qué ponerme. Ya saqué la boa fucsia, lavé con Bretaña las botas de gamuza aguamarina y empecé a quitarle las bolitas de naftalina a todos los vestidos del armario, porque el conjuntico champañita que me pensaba poner se lo presté a una amiga mía, muy querida ella muy chismosa, y el nieto se lo vomitó y lo dañó, no sé si es que están alimentando a ese culicagado con ácido de batería o qué.

La cosa es que todo este fiestorro me cogió de sorpresa, como yo estaba tan enfermita, indispuesta de la tripita, maluquita del desagüe, no pensé que me fuera a mejorar, pero mi mamá, en un ataque de lucidez, se acordó de una bebida con linaza y santo remedio.

Me enteré que el muchachito suspendió dos material y está entrando lo más de tarde a la casa con una gallada de tipos, me va a tocar volver a espiar a este muchachito. Él ya está jecho, en edad de merecer como la Camilita, pero a mí me toca cuidarlos hasta que los pueda sacar de la casa sin que  me demanden por loca o me toque pagarles el apartamento.

Comentarios

1 comentario

    • mao rodriguez el 18 septiembre, 2012 a las 9:26
    • Responder

    Puedes señor Ian, por favor con la esta historia, todavia «toy aqui aplastao», esperando lo que no keo en venir» el capitulo 14 y mas.

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