La nueva generación de la música colombiana se ha transformado. Por lo menos así lo demuestra La Caimana, con una propuesta sonora versátil y rumbera, pone en demostración que la estructura musical en el país ha evolucionado.
La banda compuesta por Gary Velazques (voz), Eva Peroni (bajo) y Brian Castro (guitarra, voz), nació en Medellín donde sus integrantes, provenientes de diferentes regiones de Colombia, crearon el género “Chancleteo”, un coctel de sonidos autóctonos fusionando patrones rítmicos de la música folklor con sonidos digitales.
Fotografía: Daisy Thokora
La definición de su sonido es la mezcla de la cumbia, la champeta, el dance hall, el levanta polvo del pacífico, influenciados por gran cantidad de cantadores que se pueden encontrar descendiendo de norte a sur por el río Magdalena, a eso, la suma de música electrónica que ayudan a encontrar una identidad sonora.
La Caimana no habla de situaciones políticas, ni se queja, ni es crítica social. La Caimana le canta a la mujer. Es un piropo hecho música. Es la mujer la que manda, y es ella la que manda en la rumba, lo que hace la intención de esta banda: música para gozar y farrear. Música sin pretensiones.
Con el lanzamiento de su primer sencillo, La Chapetera, la agrupación buscará ir ganando más adeptos en las diferentes redes sociales y llevar su sonido “reptiliano” a todos los rincones donde la gente quiera rumbear al ritmo del chancleteo.
La Caimana es producida por sus mismos integrantes, lo que hace que su música sea independiente y no depender ni comprometer el sonido a terceros. El no tener un sello disquero hace que cuenten con una autonomía sonora comprometida solamente con que la gente la pase bien en los lugares donde se presenten.
La banda espera seguir grabando más canciones en lo que resta del año e irlas lanzando como sencillos y no como un disco, sino que cada canción tenga su propia identidad sonora y visual.
Para más información de esta fiera, la pueden encontrar en sus diferentes redes sociales.
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