Roma ¿Arte o somnífero?

La pregunta en el título de este post obedece a varios comentarios de críticos y espectadores que han visto la película Roma del mexicano Alfonso Cuarón, la cual acaba de ser nominada a diez (10) categorías en la versión número 91 de los premios Oscar.

La mayoría de especialistas en cine la alaban por su estética, simbolismos y reconocimiento a las mujeres que ejercen labores domésticas. Muchos espectadores dicen que no pasa mayor cosa, que es lenta y que produce sueño ¿Quiénes tienen la razón?

 

La respuesta obviamente no es fácil ni maniquea. En primer lugar, porque es indudable el dominio del lenguaje cinematográfico y la visión para dirigir que demuestra Cuarón, (Oscar 2014 a mejor director por Gravity) quien en esta oportunidad no sólo dirige sino que también es el guionista, coproduce, coedita y está al frente de la dirección de fotografía. Es decir, su talento no está en duda.

En segundo lugar, la recreación histórica de lugares, acontecimientos y el arte en general es preciso y con referencias estéticas similares al del neorrealismo italiano de mitad del siglo XX (historias cotidianas en blanco y negro). Recordemos que la película transcurre en la colonia Roma de ciudad de México en los años 70 y quienes vivieron la época se sienten plenamente identificadas con ese aspecto.

Y en tercer lugar, porque es un gran riesgo artístico y empresarial el que tomaron Cuarón y la casa exhibidora Netflix, pues es probable que ninguna productora se hubiera arriesgado a hacer una película intimista en blanco y negro, donde los recuerdos, casi fidedignos del autor, sean la base del relato. Un producto audiovisual que no se ajusta a los cánones de la narrativa actual en cuanto a duración de las escenas, los puntos de giro, efectos especiales y el color.

Eso es de valorar.

 

Yalitza Aparicio, Cleo en Roma

 

Claro que no todo es belleza, hay una situación que detectamos al intentar resumir el argumento o de explicar de qué va la película: Algunos espectadores dicen que trata de… nada, varios comentaristas de cine coinciden en que habla de la simpleza de la vida sin ahondar sobre el drama. Comparto la sensación de que algo falta. Incluso en las reseñas comienzan diciendo: es la historia de una joven empleada doméstica que… y ahí se desvían para valorar la estética y el realismo de la adaptación.

Una historia por lo general se debe resumir en la intención de alguien por conseguir algo y los obstáculos que se le presentan en el camino. El conflicto constituye la esencia del drama. Incluso el escritor, guionista y profesor Ronald B. Tobías afirma que «escribir una historia sin mostrar una fuerza contraria significativa es escribir propaganda». No pienso que Roma vaya tan allá. Sin embargo, es evidente que si hay algo pendiente es en el conflicto.

El ritmo de las secuencias puede influir en esa percepción. Cuarón se toma su tiempo para mostrar el contexto en el cual se mueve Cleo, su relación con la casa, con los miembros de esa familia clase media, con su compañera, con un enamorado y finalmente con el acontecer social y político de la convulsionada ciudad de méxico en los años setenta del siglo XX.

 

 

 

Las entrevistas al director han sido fundamentales para darle sentido a Roma. Por ejemplo, el aclara porque se llama así, pues no se infiere o menciona en la película, comenta que es una autobiografía, algo que tampoco es evidente y precisa las motivaciones de la protagonista, otra de las grandes incógnitas. Buena parte de la crítica especializada ha hecho además el trabajo de reinterpretación y contextualización para que el gran público la comprenda, pero ¿Es obligatorio conocer lo que quiso decir el autor o saber la historia del cine para entender una película, o la obra debe defenderse sola?

El lenguaje del cine es complejo: está conformado por planos, movimientos, colores, encuadres, ángulos, sonidos o ausencia de ellos, dramaturgia, actuaciones, escenarios, ambientación, maquillaje, edición o montaje, iluminación, textos, guiones, símbolos, fotografía, entre otros, que por sí solos pueden llegar a tener un componente artístico autónomo y ser valorados, sin olvidar que como parte de un producto cinematográfico están para materializar una historia.

Considero que Roma deja dudas en el manejo de la estructura dramática, esto sumado al ritmo parsimonioso en varias secuencias hace entendible que le genere impaciencia a unos o que sea una invitación a dormir para otros. También pienso que es una obra notable en varios aspectos y que sin duda nos puso a reflexionar sobre el cine como arte, entretenimiento, industria y soporte cultural.

 

Los premios Oscar se llevarán a cabo el domingo 24 de febrero de 2019 a partir de las ocho de la noche.

 

 

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