¿Cuántos Rambos, cuántos Escobar? A propósito del ´Patrón del mal´, parte II

¿Cuántas historias sobre la guerra de Vietnam ha hecho Hollywood, cuántos desaparecidos siguen ´apareciendo´ en las películas argentinas, cuántos tiroteos vimos con los mariachis mejicanos contados por ellos mismos, cuántas películas sobre los nazis están haciendo los alemanes, cuántas sobre la pelea con los irlandeses han realizado los ingleses, cuántas sobre la revolución francesa son de ese país, cuántos indios y vaqueros se enfrentaron en el lejano oeste, los chinos sobre su revolución cultural o los italianos con su época de emperadores, cuántas han hecho?

Muchas, muchas películas se nutren de las ´venas abiertas´ en la historia de cada país, intentando exorcizar esos fantasmas por medio de un lenguaje visual y sonoro, por supuesto, con el filtro del escritor, la casa productora y el director.  En el caso estadounidense y su intervención en Vietnam encontramos gran cantidad que son puro entretenimiento al estilo Rambo, Ted Koctcheff  1982, pero un par de ellas son reflexivas como, Platoon, Oliver Stone 1986, y Nacidos para matar, Stanley Kubrick, 1987.

 

 

Un punto de discusión con esto de las series de televisión o películas colombianas que manejan temas relacionados con narcotráfico o históricas es que saturan a algunos espectadores y que además no son totalmente fieles a los hechos.

Ya he tenido esa charla en ocasiones anteriores por cuestiones de trabajo y mi posición es que no se deben censurar las obras por su temática antes de verlas, lo que hay que fortalecer es la capacidad del espectador para valorar las que le aportan algo y las que no.

Por ejemplo, Sumas y restas, Victor Gaviria 2005, tocó por primera vez las consecuencias de ser laxo con dineros ilegales en la clase media antioqueña, La pasión de Gabriel, Luis Alberto Restrepo 2009, lo que implicó para un sacerdote poco convencional, asumir una posición ética en un lugar donde todos los poderes violentos no lo son, esas obras hay que verlas sin prejuicios, disfrutarlas como espectáculo y preguntarnos, entre otras cosas, que hubiéramos hecho en el lugar del protagonista.

Si aplicáramos un tipo de descalificación automática a películas colombianas por el hecho de tratar en su contexto situaciones de violencia, nos hubiéramos perdido, recientemente, Los colores de la Montaña de Carlos César Arbeláez , 2011 y Pequeñas voces de Oscar Andrade y Jairo Carrillo 2011, dos largometrajes de alto nivel artístico que nos cuentan historias de amistad enmarcadas en el conflicto armado nacional pero desde la mirada de los niños, una óptica que no se había explorado.

 

 

Claro está que tanto las películas como la serie ´Escobar, el patrón del mal´ hay que verlas como lo que son, “ficción basada en hechos reales”, una postura dramática de lo que el libretista o el creador de la obra considera que debe contar sobre hechos históricos o noticiosos que afectaron al país.

«El cine ni reemplaza la historia como disciplina ni la complementa. El cine es colindante con la historia, al igual que otras formas de relacionarnos con el pasado como, por ejemplo, la memoria o la tradición oral». (Rosenstone, 1997)

Aún, si fuera un documental tampoco es la ´verdad revelada´, sino un punto de vista, por eso insisto en que el televidente debe estar informado, leer periódicos, libros, charlar sobre esos temas y con argumentos valorar lo que ve, diferente a juzgar como lo hacen ciertos autodenominados críticos que se quedan enredados en la forma y sentencian con palabras vacías como: ´bueno o malo´ el producto, porque le gusta o no tal o cual interpretación,  porque el personaje real se ponía el saco de tal manera, o si la voz es igual o no al real, o si los créditos les parecen feos y no van al fondo de las historias.

Con ese tipo de temas que se ven en las pantallas grandes y chicas, podría asegurar que los que vivimos esos momentos hacemos mentalmente nuestra propia novela, hecha de sensaciones y  los que no, el ideal es que al menos recuerden que lo que hay que cambiar es la realidad, no la ficción.

 

Próximo artículo:

La Bruja de Blair en el documental de Langlois

 

 

 

Mario Mantilla Barajas
Comunicador Social – Realizador Audiovisual
Twitter:  @mareoman88   /   mariomantilla88.blogspot.com
Grupo facebook, Control TV – Defensoría del Televidente TRO

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